Aunque se quiera ocultar, en el Externado, sí existe el acoso laboral
EL RADICAL publica la carta enviada por una graduada y ex trabajadora de la universidad, que relata hechos de acoso laboral en el área de Compras y Proveeduría de la Dirección Administrativa.
Aunque se quiera ocultar, en el Externado, sí existe el acoso laboral
EL RADICAL publica la carta enviada por una graduada y ex trabajadora de la universidad, que relata hechos de acoso laboral en el área de Compras y Proveeduría de la Dirección Administrativa.
Por: Sonia Hamad.
Egresada de la Universidad Externado de Colombia.
Hace unos meses como Coordinadora de Compras realicé una denuncia en el comité de convivencia porque no aguanté más el maltrato constante de Giovanna Rico, jefe de Compras y Proveeduría de la Dirección Administrativa de la Universidad Externado de Colombia. Siguiendo la recomendación de las doctoras Paola Burgos y Paula Sánchez, de Recursos Humanos, tomé la decisión de hablar y de enfrentar el miedo que a muchos en la institución no les ha permitido quejarse, por el temor a terminar retirados o despedidos de sus cargos.
Fueron meses soportando los constantes maltratos de la señora Rico, aguatando sus gritos, soportando sus comentarios desagradables y mal intencionados respecto a mi forma de trabajar frente a mis compañeros, pero de nada sirvió mi valentía porque el Comité de Convivencia no tuvo en cuenta las pruebas presentadas y finalmente le terminaron dando la razón. En otras palabras, pasé de víctima a victimaria. Les supliqué que me trasladaran de área, pero no fue posible y la única opción que me dieron era que hablará con ella, lo cual ya había hecho en pasadas ocasiones sin que esto hubiera generado algún cambio, al contrario, continuó su maltrato y falta de respeto.
Apenas la señora Rico se enteró de mi denuncia, inició un proceso disciplinario en mi contra, en el cual informó sobre la modificación de una orden de compra después de haber sido firmada que elaboré, la cual pasó por varias personas incluyéndola a ella (yo me encontraba en vacaciones en el año 2019 y ella directamente la imprimió después de haber sido aprobada y se la entregó al proveedor), obteniendo testimonios de Jazmín Uribe, coordinadora de Activos; Adriana Viuche, analista de Compras, donde realizaron aseveraciones infundadas que significaron el segundo proceso de maltrato del que fui víctima.
Desde la Dirección Administrativa y la Dirección de Recursos Humanos procedieron a citarme a unos descargos realizados por Paula Sánchez, quien hizo caso omiso a mi defensa y desconoció mis argumentos con los cuales le reiteré en varias ocasiones que no había modificado dicha orden de compra; de hecho, no solo hizo caso omiso a mis palabras, sino que terminó manipulando los hechos y tratándome de forma no adecuada, por no decir que irrespetuosa.
Posteriormente, dicha funcionaria (Paula Sánchez) procedió a enviarme unas pruebas que consiguieron en la Dirección de Tecnología, con el proveedor y con otras personas que trabajaban en el área de Compras, pero nunca pudieron demostrar que yo había retirado un texto importante que contenía dicha orden y que sorpresivamente desapareció y después volvió a parecer en el sistema. Pese a esta denuncia infundada de parte de la señora Rico, finalmente se demostró que el proveedor si tenía la claridad de la contratación y los bienes le fueron entregados de acuerdo a la aprobación que había hecho el Rector, Juan Carlos Henao.
Luego de seis meses de haberse presentando este incomodo proceso y para el cual tuve que contratar una abogada con el fin de defenderme, el pasado 14 de septiembre las doctoras Paola Frías, directora de Recursos Humanos; y Ana Lucía Montoya, directora Administrativa, procedieron a citarme para informarme que efectivamente sí habían encontrado una causa justa para cancelar mi contrato de trabajo, adjuntando un documento de quince páginas que sospechosamente nunca tuvo en cuenta los oficios de defensa que remití oportunamente.
En conclusión, nunca existió una causal para que me hubieran despedido, las pruebas que encontraron fueron infundadas y no concluyentes, por lo menos no en mi contra; lastimosamente por haber denunciado a una jefe muy influyente dentro de la misma institución, terminé acusada injustamente y como bien resume este relato, separada sin justificación de la universidad.
Vale aclarar, sobre todo para tener en cuenta, que el maltrato y acoso laboral al que somete la Señora Rico a sus subalternos no es un caso aislado; varias personas del área de Compras han sido víctimas de sus malos tratos, pero por el miedo a que sean perseguidas y posteriormente despedidas, como fue mi caso, toman la decisión de no denunciar.
Debo aclarar que siempre actúe correctamente y mi conciencia hoy está tranquila, como lo manifesté en la pasada reunión que tuve con las doctoras Frías y Montoya.
Posdata: Publico esta denuncia en EL RADICAL para que los lectores no solo conozcan mi caso, sino para que mi testimonio sirva para motivar e incentivar a que más personas que este momento están siendo víctimas de maltrato laboral en la Universidad Externado de Colombia se atrevan a hablar. La dignidad y el respeto no se negocia con nadie y están por encima de todo.
Finalmente, confío en que el nuevo Consejo Directivo proceda a investigar este caso de acoso laboral, el cual ya fue denunciado formalmente ante el Ministerio de Trabajo y actualmente se encuentra en curso.