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A diferencia del Externado, se puede observar, realizando una revisión de los programas ofertados por las distintas instituciones en Colombia, que están haciendo grandes esfuerzos por ofrecer carreras de formación relacionadas con analítica de datos, big data, inteligencia artificial, blockchain, entre otros; pareciera una batalla de quien está a la vanguardia de nuevos conceptos y programas.
¿Qué tan lejos estamos de la Universidad del futuro?
Por: Sandra Ortiz.
Profesora de la Universidad Externado de Colombia.
En mayo se celebró en Salamanca (España), el encuentro: “Universidad, Sociedad y Futuro”, donde se reflexionó sobre la Universidad del Siglo XXI y particularmente la Universidad del Futuro, en el marco del VIII centenario de fundación de esta institución.
El evento académico giró en torno a los efectos de la revolución tecnológica, de cómo las universidades observan estos fenómenos y cual es la respuesta que desde la educación puede darse a las permanentes transformaciones en los mercados y en la forma como los individuos se relacionan, no solo con sus congéneres y con su entorno social, producto de los desarrollos de las tecnologías disruptivas y sus aplicaciones.
Sandra Ortiz, profesora de la Universidad Externado de Colombia.
De las reflexiones y conclusiones del mencionado encuentro, surgen diversas preguntas sobre el futuro de la educación y del papel de las universidades en Colombia, interrogantes como: ¿El modelo actual de formación y estructura de estas instituciones puede dar respuesta a los retos de la revolución digital? ¿Se puede hablar de universidades para el tercer milenio? o ¿Cómo evitar que se aumente la brecha digital, en una sociedad tan desigual como la colombiana?
El cambio requiere persistencia y modificación de la cultura organizacional, es una revisión de los atributos y fortalezas que se tienen, para que de esta manera se puedan generar transformaciones. La respuesta evidente es que las universidades deben pensar diferente, para ser la Universidad del Futuro y para ser más competitivas en el contexto mundial.
Se puede observar, realizando una revisión de los programas ofertados por las distintas instituciones en Colombia, que están haciendo grandes esfuerzos por ofrecer carreras de formación relacionadas con analítica de datos, big data, inteligencia artificial, blockchain, entre otros; pareciera una batalla de quien está a la vanguardia de nuevos conceptos y programas.
Primero es necesario comprender, antes de iniciar esta carrera por la conquista de nuevos mercados, qué es la digitalización, la transformación y la innovación y cómo la Universidad debe adecuarse al alumno y no éste a ella y a su modelo tradicional.
Lo anterior, determinará qué aspectos deben ser modificados en un corto, mediano y largo plazo. Esto implica, en primera medida, un proceso arduo de adecuación de la estructura de cada Universidad colombiana y de cómo pueden generarse alianzas con otras instituciones para generar un diálogo armónico respecto a los desafíos provenientes de esta revolución, de un nuevo proceso de formación de los docentes, de una transformación en la forma en que se dictan los contenidos y de cómo se accede a ellos, donde la educación virtual juega un papel trascendental en este proceso de evolución del sistema educativo, convirtiéndose en la piedra angular para la disminución de la brecha digital.
Es momento de analizar en cuánto ha contribuido las universidades en cerrar esa brecha con contenidos digitales para la población que no tiene la capacidad de desplazarse a las ciudades para iniciar su proceso de formación y de qué programas se requieren para apalancar nuevos procesos de emprendimiento.
La innovación no tiene que ver con la tecnología, es esa capacidad que tiene cada organización de reinventarse, de aprovechar su capital humano, de ser creativos, de revisar lo que ha hecho y hacerlo de otra manera, incorporando nuevos elementos.
La educación siempre será el mejor instrumento para la consolidación de una mejor sociedad. Por lo tanto, es necesario efectuar una revisión del modelo actual de las universidades colombianas, contrastarlo con el mercado y de esta manera articular una estrategia qué de respuesta a la digitalización de la educación, del futuro de la investigación y de cuál es el aporte y papel de estas instituciones en la sociedad compuesta con individuos cuyo entorno ha cambiado radicalmente y su manera de interactuar con el mundo a través de una pantalla.
Le corresponde a estas instituciones, en su proceso, formar ciudadanos que puedan dar respuesta a las diversas problemáticas sociales que van más allá de la formulación de algoritmos y de cómo estos son interpretados por las máquinas.
Es claro que son más los desafíos y muchos los interrogantes donde las alma mater juegan un papel de vital importancia, es allí donde se construirá la Universidad del Futuro.
Tal como se indicó en la Declaración de Salamanca: “Es una prioridad que los líderes educativos no solo conozcan sino que lideren esta revolución, anticipando cambios de paradigma en función de las nuevas realidades imperantes”.
Debido a que estamos viviendo la revolución 4.0, la cual se refiere a la revolución digital para el desarrollo del entorno laboral, es allí donde las universidades deben guiar sus enseñanzas a los futuros profesionales que requiere el país.
Transformación digital para los abogados: el papel de las facultades de Derecho
Por: Sandra Ortiz.
Profesora de la Universidad Externado de Colombia.
En los últimos años se ha gestado importantes cambios en todos los sectores económicos, producto de las transformaciones introducidas por la digitalización en los procesos productivos, que han traído consigo la revisión de las habilidades y aptitudes que se deben tener para afrontar esta nueva revolución a la que se la denominado la Cuarta Revolución 4.0.
Sandra Ortiz, profesora de la Universidad Externado de Colombia.
Se ha evidenciado, que el sistema educativo colombiano no está formando profesionales capaces de asumir e incorporar estos cambios, atendiendo a que se están formando colombianos con un alto conocimiento teórico, pero con escasa experiencia en el mundo real, aspecto de vital importancia para el país que se encuentra inmerso en este proceso de cambio, donde se requiere de mano de obra competitiva, y que entienda y comprenda los nuevos desafíos del entorno digital y puedan evidenciar las falencias que no pueden ser suplidas por la tecnología, al final las máquinas son creaciones humanas y nunca podrán superar al humano.
En el ámbito del Derecho, ha llegado el momento de revisar los pensum de estas facultades y de incorporar como ejes estructurales conocimientos de otras disciplinas académicas tales como: Administración de Empresas, Economía y Contabilidad, entre otras, a las cuales se les había considerado como especialidades que complementarían la formación básica del abogado, desconociendo que los nuevos negocios requieren que este profesional no solo pueda interpretar y aplicar al sistema normativo que regula las relaciones jurídicas que versan sobre una determinada problemática, sino recurrir a elementos de otras disciplinas y pueda identificar y generar juicios de valor respecto de los demás elementos derivados del contrato, como pueden ser los costos de transacción derivados de la relación jurídica, los análisis de costos beneficio, que no solo son aplicables a la expedición de normas, sino que se encuentran inmersos en cualquier relación jurídica y que le permitirá al jurista conocer a sus clientes y la naturaleza de los negocios, no es en vano que los despachos se unieran a la transformación digital.
Lo anterior, nos lleva a pensar que una facultad de Derecho debe tener un pensum con unos ejes transversales a toda la carrera, es decir contar con materias medulares, como lo pueden ser Obligaciones, Negocio Jurídico y Contratos, Derecho Administrativo, Derecho Constitucional, Derecho Internacional Público y Privado, a modo de ejemplo, así como de un nuevo modelo de evaluación basado en casos, de cursos de escritura y oratoria, y en lo posible de tener un doble título en Economía, Finanzas o Administración.
Adicionalmente, se suma a este listado de materias, conocimientos en informática, en habilidades gerenciales, en toma de decisiones, en competitividad y pensamiento estratégico, como materias obligatorias y un conjunto amplio de electivas, lo que le permitirán dimensionar los nuevos elementos que complementarán su formación y que le permitirán participar en competencias internacionales y sobre todo en proyectos de investigación y de esta manera desarrollar habilidades de escritura y de oralidad.
La transformación digital ha llegado y cualquier abogado independiente de la facultad de Derecho donde sea egresado debe sumarse a este proceso, depende de éstas incorporar nuevos elementos que les permitan diferenciar a sus estudiantes y comprender que no solo se están formando funcionarios públicos, sino asesores de empresas, litigantes y futuros árbitros que requieren tener sólidos conocimientos en jurídicos, multilingües y con conocimientos transversales en otras disciplinas.
Todo lo anterior, sin dejar de lado que una de las principales responsabilidades que tienen las facultades de Derecho y las universidades, es la de formar profesionales íntegros y con criterio, en un país que demanda colombianos con valores.