De la corruptela en el Externado
¿No es corrupción que el Rector Henao valiéndose de su inmenso poder tratará de influir en la designación de un togado de alta corte, como Carlos Bernal Pulido? Eso solo tiene un nombre: se llama corrupción o clientelismo judicial, que es lo mismo.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Hace unos días, en la muy leída sección de comentarios de la vida política Alto Turmequé de El Espectador, salió un comentario que no fue indiferente al Externado, a su Rector y al otrora profesor estrella el magistrado de la Corte Constitucional Carlos Bernal Pulido. En efecto, el comentario bajo el título “Fuego amigo”, fue el siguiente:
“En el evento del lanzamiento del libro Disparos a la paz (Ediciones B), los autores, Juan Fernando Cristo y Guillermo Rivera, dijeron que el gobierno Santos tuvo tres errores garrafales durante el proceso con las Farc: convocar el plebiscito, ternar a Néstor Humberto Martínez para fiscal general y ternar para la Corte Constitucional a Carlos Bernal Pulido, quien resultó en una orilla ideológica muy distinta a la de su mentor y quien lo recomendó ante la Corte: Juan Carlos Henao, rector del Externado”.
Supuse que una noticia como está claramente adversa a la transparencia de una Universidad seria y alejada de la politiquería, iba a ser rectificada por alguno de los afectados. Vaya sorpresa, ya han pasado dos semanas y, que se sepa, nadie se ha atrevido a desmentirla. En principio llegué a pensar que se trataba de otro de esos chismes clásicos que deambulan por los pasillos del Externado, como aquel mal intencionado de que detrás de los reclamos legítimos de quienes venimos cuestionando a la actual administración, había un plan para tumbar a Juan Carlos Henao y nombrar a Eduardo Montealegre, versión falaz con la que desde el inicio de estas dificultades que ya completan un año, han pretendido descalificarnos y se han amparado para no rendir cuentas, no permitir la realización de una auditoría independiente ni la convocatoria a elecciones para sustituir al desprestigiado Consejo Directivo.
Pero volvamos al tema de esta columna. ¿Fue el Rector Henao quien recomendó a Carlos Bernal Pulido para que fuese candidatizado a la Corte Constitucional? Todo parece indicar que así fue. Y, entonces, es aquí donde cabe preguntarse si no es corrupción que un Rector de universidad utilice su inmenso poder para tratar de influir en la designación de un togado de alta corte. No puede ser excusa sostener que como otros lo hacen, es lícito hacerlo, porque eso es clientelismo judicial, que no es otra cosa que corrupción, así sea de cuello blanco y aun cuando haya sido ignorada en los cuatro inútiles mamotretos sobre la CORRUPCIÓN, de los que tanto pecho sacan las directivas.
Un Rector de un centro académico debe poner su prestigio personal y el de la institución a salvo de esas triquiñuelas y avatares de la burocracia. Una universidad no puede ser una bolsa de empleos, menos para tratar de acceder a las altas esferas de la justicia, justamente cuando una de sus facultades supuestamente es su nervio vital.
Pero el asunto no acaba allí. En efecto, recién posesionado el doctor Carlos Bernal Pulido como magistrado de la Corte Constitucional, con su voto en algún asunto mostró su distancia ideológica del proceso de paz. Cuando eso ocurrió los medios llamaron al rector Henao a pedirle explicación de cómo era posible que su pupilo hubiese salido con las que salió. Para sorpresa de todos desde el paraninfo del Externado, su rector dejó en los medios la sensación de que llamaría al orden a su “pupilo”, una vez llegara a su despacho. Mejor dicho, si alguna duda quedaba de quien había intervenido en su designación, con estas declaraciones quedaron despejadas y confirmados lo que antes eran rumores. Luego el propio doctor Bernal dejó en claro que había llegado a tan alta dignidad ocultando su verdadera ideología y sus alianzas impublicables. Es lo que da la tierra.
Y después de toda esa cadena de malhadados sucesos, un buen día supimos que el doctor Carlos Bernal Pulido se fue dando un portazo a la Universidad, sin que nos hayamos enterado de las razones. O Bernal no estuvo dispuesto a aceptar que se le rebajara el sueldo que no podía seguir devengando dada su condición de servidor público o alguien muy encumbrado en el Externado incurrió en el abuso o el delito de tratar de influir en un asunto que debía fallar el vacilante magistrado, o ambas cosas.
Eso tampoco lo ha aclarado el Externado, no obstante que EL RADICAL lo indagó en la pasada emisión la sección sobre preguntas y respuestas no dadas. Era necesario y aun lo sigue siendo, que las directivas del Externado aclararan un tema que de confirmarse pondrá en entredicho los valores y destino de la Universidad. Por lo pronto solo hemos visto al doctor Bernal Pulido desde su alta investidura promocionar otro centro académico, sin inmutarse. También debería dar alguna explicación sobre todo con la universidad que le prodigó apoyo de todo orden durante los muchos años de estudio que el otrora estudiante Bernal Pulido tuvo que invertir en muchas universidades extranjeras.
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