El paradigma anhelado
Los externadistas merecen una Universidad que se menaje de forma trasparente y democrática, pensando no en intereses personales sino institucionales.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
El paradigma de un centro educativo no puede quedar en el mejoramiento de la planta física y de sus sistemas, sino debe ubicarse de manera fundamental en la búsqueda de la excelencia en la formación impartida, de manera que a la comunidad se le entreguen profesionales fortalecidos, no sólo en el saber intelectual de cada quien, sino ciudadanos con sentido de la solidaridad y del respeto por los valores democráticos y de la transparencia, verdaderos pilares de la lucha contra la corrupción, los que más que enseñarlos se transmiten es con el ejemplo.
El Externado, como caso particular, llegó a tener un gran reconocimiento por la formación impartida a sus profesionales y por el comportamiento de los mismos en la vida social. En un comienzo, se destacó la jurídica dada su antigüedad y excelencia; luego, con las nuevas Facultades, de manera paulatina fue buscando su lugar en las demás áreas. Proceso que se dio dentro de una gran mística institucional.
Con el paso al siglo XXI, la sociedad del mercado irrumpió con nuevos paradigmas y con un mayor sometimiento a sus leyes, lo que ha apartado a la institución de los propios, ya que se piensa más en la figuración personal, en la consolidación del poder de hecho y en la competencia externa que en mejorar con relación a nosotros mismos y menos en el compromiso con la sociedad.
Perdimos no solamente la emblemática conducción del Magno Rector desaparecido, sino también siete años transcurridos sin avanzar para nada en la institucionalización, modernización y demás cambios requeridos. A los pedidos de democratización y transparencia, se respondió con una reelección sin debate alguno y con una cortada al deber de información como es el de no dejar ver el detalle de las cuentas de manera previa a su aprobación, y en su lugar se decidió que esto fuera a posteriori previa aprobación del mismo Consejo. Igual sucedió con la entrega de las actas a cada uno de los directivos, burlando el derecho a tenerlas completas por una simple mención de sus intervenciones, lo que hace que la comunidad externadista nunca se entere de lo que allí sucede, y en su lugar reciba versiones de manera verbal que no siempre habrán de coincidir con la verdad.
Después de varios años de estar planteando la necesidad de definir asuntos importantes dentro de los cuales se encuentra la reforma de estatutos, el del régimen profesoral y la elección del Nuevo Consejo Directivo, se menciona pero no se avanza. En lo que tiene que ver con el Gobierno de la Universidad el Consejo Directivo no siempre participa o está informado de las grandes decisiones que se toman para la institución. Olvidando que los Decanos son dependientes que cumplen funciones en el orden académico, las reuniones con ellos las toman como el desarrollo de un Gobierno federado, y ni siquiera en lo académico existe una permanente socialización de lo que se proyecta y de lo que se hace, lo que aumenta el desconocimiento del sucesivo acontecer por parte de la comunidad externadista.
Se percibe, entonces, una actitud dilatoria. No se puede seguir desinformando o afirmando que todo está hecho a la perfección o que ya se va a hacer porque ahora sí llegó el momento de los grandes cambios. Si ello es así procedamos de conformidad y avancemos en los mismos sin segundos intereses. Hagámoslo en forma trasparente y democrática, pensando no en intereses personales o de grupo sino en los de la Universidad y de la comunidad en general.
No es posible que lo construído por tantos años se desquebraje ante ilegales y desmerecidos intereses. En donde queda la tan alardeada tradición radical. Si gran parte de nuestra sociedad naufraga en el laberinto del abuso del poder, nuestra institución debe ser el modelo de todo lo contrario. Debemos buscar que ésta se convierta en la líder de un gran movimiento en pro de la pulcritud, la trasparencia y el decoro en la sociedad contemporánea. Acción que se debe iniciar buscando la aplicación de los valores democráticos y de transparencia en la organización del Consejo de Profesores que se inicia y en la anunciada elección del nuevo Consejo Directivo, de manera que para el primero se abra la participación de todo el cuerpo profesoral sin exclusión o condicionamiento alguno y para el segundo, se logre la elección de representantes con el interés y la capacidad de ser independientes, razón por la cual desde ya a los interesados los invitamos a deponer lo individual y particular en procura de lo general en institucional.
No olvidemos que la Fundación Externado de Colombia no tiene propietarios sino beneficiarios y que nuestro entendimiento la llevará a feliz término.
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