Por Mauricio Velandia
La discusión sobre el avance de la inteligencia artificial (IA) recorre todos los pasillos del mundo. Tanto en Occidente como en Oriente, algunas personas solicitan una regulación que impida el desarrollo ilimitado de dicha herramienta por sus peligros. Dicen que ChatGPT es el remplazo de Google como buscador por internet o, inclusive, que la IA será el reemplazo del profesor universitario en las aulas. Suena futurista, pero al parecer ese escenario está cerca, muy cerca.
Teniendo en cuenta todo lo que ahora se dice de ChatGPT y en atención a los últimos resultados de nuestra Universidad en el ranking nacional, decidí bajar la aplicación de esta inteligencia artificial y preguntarle: “¿Qué hacer para que una universidad sea exitosa desde la óptica académica?”. Aquí el resultado:
Mucho de esto que señala el algoritmo se está haciendo. Pero los resultados no se están dando. Es necesario mejorar y eso significa invertir. Entonces, a motu proprio, decidí hacer un ejercicio libre de sumas y restas, y esta vez definir la posible liquidez anual del Externado por su participación en el Grupo Bolívar, y así saber con qué contamos. Le pregunté al buscador de Google acerca del valor al que ascienden las utilidades del Grupo Bolívar para el año 2021, del que somos accionistas. El resultado:
Si el monto de la utilidad anual de 2021 del Grupo Bolívar para repartir entre sus accionistas asciende a un (1) billón de pesos, se tiene que al 25% de participación del Externado en dicho Grupo le corresponde como utilidad una suma cercana a 250 mil millones de pesos anuales, sin tocar capital, es decir, solo en dividendos. Buena suma en liquidez anual si el dividendo es repartido.
No estoy diciendo que no se siga invirtiendo en tan rentable Grupo, ni que se vendan las acciones, lo que digo es que también se debe pensar en invertir parte de ese dinero que llega por dividendos, en mejorar nuestra actividad como centro educativo en todas las carreras e invertir en lo que recomienda la IA. No solo engordar al sector financiero nacional, sino al segmento educativo bajo la cabeza de nuestra Casa de estudio, que es el fin de la Fundación.
Qué tal si con ese dinero contratamos profesores o asesores extranjeros de primer nivel que actualmente trabajen en las diez (10) mejores universidades del mundo y los traemos cinco (5) años a que refuercen nuestra nómina, ojalá en compañía de los buenos docentes que tenemos hoy en todas las carreras. Es normal que esto ocurra en los equipos de trabajo mundiales ganadores, que teniendo buenos presupuestos contratan a los mejores dejando atrás complejos nacionalistas (Harvard, MIT, London School, Yale, NYU, Chicago, etc). De pronto, quién sabe, quedan nuestros estudiantes mejor preparados. Para ser como esas diez (10) universidades debemos comportarnos como esas diez (10) universidades. No hay otro camino. Es la ventaja y realidad de la imitación positiva del competidor que lleva a un mismo resultado bajo técnicas de mercado, de la cual hablan los libros de marketing (Seguimiento al líder). La educación es un mercado en competencia que requiere resultados operativos y académicos.
La revista The Economist señala en su edición anterior que pronto llegarán a las salas de redacción de los medios de información los “reporteros robots”, que se nutrirán de ChatGPT. Espero que algunos sean radicales, pero todo depende de la programación que se le introduzca al robot. Por analogía, una universidad también puede ser reprogramada para las necesidades del mundo contemporáneo. Todo depende de que el programador y el desarrollador lo decidan, y den el giro necesario al cambio con los recursos existentes. Sin miedo al éxito.
Por ahora, es indispensable saber si esas utilidades anuales del Grupo Bolívar se pueden repartir e invertir en educación, o si solo son para reinvertir en el Grupo Bolívar, con eso sabremos con qué contamos y con qué. Que sea una oportunidad para aclararlo.