La caja menor y la conspiración
Resulta inquietante el tratamiento económico favorable que han recibido las doctoras Marta Hinestrosa y Adriana Zapata, ex secretaria general y ex decana de la Facultad de Derecho, respectivamente.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
En el pasado nos quedamos sin conocer la rendición de cuentas porque la anterior administración, presidida por Juan Carlos Henao, se negó rotundamente a ello. Hoy se nos habla de que el rector Hernando Parra Nieto encontró un déficit operacional gigantesco en la Universidad que alcanza la suma de $38.420 millones, y no se nos ha explicado cuál o cuáles son las causas de ese desastre, quiénes son los responsables del mismo, ni que hará el Externado para sancionar a quienes ejecutaron lo que debió obedecer a una administración desleal.
En eso consiste una rendición de cuentas, a la que tiene derecho la comunidad externadista en cualquier tiempo. El Externado es una fundación sin ánimo de lucro, puesta al servicio del más noble interés de contribuir a la educación superior de los colombianos, pero en estos tiempos parece no entenderse ese postulado que estamos obligados a honrar en memoria de Nicolás Pinzón Warlosten y Diego Mendoza Pérez.
¿Qué pudo haber pasado en los tiempos de la década pérdida de Juan Carlos Henao para que la Universidad, siempre próspera, terminara en semejante situación de alarma patrimonial? Que no nos vengan a decir que todo fue obra de la pandemia, cuando ya se empiezan a perfilar varias decisiones administrativas que resultaron ruinosas y equivocadas. Eso es lo que debe saberse ahora, ya que en el inmediato pasado el autoritarismo que entonces reinaba se resistió a respetar ese derecho inalienable de todos los externadistas a estar cabalmente enterados.
Hoy necesitamos saber si han tenido incidencia en la mala situación económica los numerosos contratos que en épocas de Henao se suscribieron con encopetados asesores que ningún servicio ni utilidad le han prestado a la Universidad, no obstante haber recibido religiosa y mensualmente importantes remuneraciones. ¿Quiénes son esos asesores, cuánto les han pagado? Y lo que es todavía más urgente ¿Siguen estando vinculados a la costosa e inútil nómina? De ser así ¿Qué tiene que pasar para que esos acomodados consultores renuncien y persistan en cargarle a la Universidad, que los acogió a cambio de nada, sus remuneraciones o para que sean despedidos de una vez por todas?
Lo otro que resulta inquietante es el tratamiento que algunos ex servidores del Externado le han dispensado para convertirlo casi que en una especie de su caja menor personal. Me refiero a las doctoras Marta Hinestrosa y Adriana Zapata, ex Secretaria General y ex decana de la Facultad de Derecho, de quienes hoy venimos a saber que gracias a sus exigencias negociales de las condiciones de su “retiro”, en realidad no han renunciado ni se han retirado de la Universidad. La primera, Hinestrosa, al parecer ha gozado de una licencia remunerada, mientras que la segunda, Zapata, si bien renunció a su desastrosa decanatura que tanto daño le causó a la Universidad, le fue creado un nuevo cargo para que no haga nada, pero donde se justifique un ingreso de cerca de $25.000.000 mensuales.
Todo indica que las doctoras Hinestrosa y Zapata aspiran a conseguir o definir mejores condiciones para sus pensiones de jubilación, en lo que les asiste el derecho, pero ¿Por qué tiene que ser el Externado el paganini de esas ambiciones?
Esa política benefactora no tenía presentación ni siquiera en épocas de bonanza, porque el Externado no es la plata de bolsillo de las aspiraciones salariales ni pensionales de nadie.
A todas estas ¿Cuáles han sido las nuevas condiciones laborales de quienes tuvieron que dejar sus cargos, como en el caso del ex rector Juan Carlos Henao, o del flamante ex asesor de la rectoría y hoy camuflado y permanente aspirante a decano de la Facultad de Derecho, Edgar Cortés? Esas son cosas que no pueden taparse con el manto del silencio porque son de interés colectivo y no solamente de cada uno de los interesados.
Y si el Externado no puede ser el apalancamiento para que algunos mejoren o sostengan sus ingresos y niveles de vida, tampoco puede ser el escenario para que unos conspiradores empeñados en responder con maniobras desleales la generosidad con la que han sido tratados por el rector Parra, anden ahora empeñados en agenciar candidaturas o promover nombres, usando el poder inamovible de algunos decanos obsecuentes con lo que quedó atrás, todo para amenazar e incomodar al actual rector. Entre otras cosas, siguen pelechando los decanos de la Facultad de Administración de Empresas y la de Comunicación, ¡Quién lo creyera! hoy habilitados como los más cercanos alfiles del nuevo rector, cuando antes lo hostigaron y le cerraron las puertas. ¡Vivir para ver!
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Y a la vieja usanza (como la “Decanatura cultural”) ahora se crea la dirección ejecutiva de la asociación de exalumos para otro “alfil” (o no se q pieza le cuadrará mejor) del Rey puesto.