Mi vaina con el Externado
Ramiro Bejarano no abandona el barco y se queda luchando en la Universidad Externado de Colombia, a pesar de la persecución y el hostigamiento de las directivas de la institución en su contra.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Un numeroso y representativo grupo de estudiantes de la Facultad de Derecho ante la decisión del profesor emérito, Ramiro Bejarano Guzmán, de no seguir anunciándose como docente del Externado, le enviaron una carta que fue respondida.
En 134 años de historia del Externado esta es la primera carta que estudiantes preocupados por la eventual renuncia de un profesor hacen pública su opinión contraria a esa decisión y formulan críticas a la actual situación de la Universidad.
Por la importancia de ambas comunicaciones se divulgan ahora, porque permiten despejar equívocos. Para proteger a quienes suscribieron tal comunicación se omite publicar sus nombres, pues los estudiantes, con razón, temen represalias.
Se copia textualmente la carta y la respuesta que se envió al respecto.
Bogotá, viernes 17 de julio de 2020
Profesor
RAMIRO BEJARANO GUZMÁN
Director del Departamento de Derecho Procesal
Universidad Externado de Colombia
Ciudad
Respetado profesor, de la manera más cordial nos dirigimos a usted por medio de la presente para expresarle un sentimiento que compartimos como estudiantes del Externado de Colombia.
Por un lado, queremos manifestarle la inconmensurable admiración que le tenemos por cuanto ha sido el reflejo de lo que es ser un verdadero externadista, que no se deja vencer ante las adversidades, que conserva el pundonor y la gallardía y, ante todo, lucha por los valores de nuestros fundadores. Esos valores que el 15 de febrero de 1886 motivaron a Nicolás Pinzón Warlosten y a sus circundantes a fundar un “Externado”, como respuesta al absolutismo y a la supresión de la libertad de enseñanza impuestos por La Regeneración. Este dato, que tan bien recordamos y que nos caracteriza de entre el piélago de historias de las universidades del país, no es una frase de cajón ni tampoco una mera referencia histórica, es algo que llevamos ya en las entrañas.
El Externado desde aquel glorioso 15 de febrero ha sido, en palabras del maestro Fernando Hinestrosa, “refugio de la libertad de pensamiento, forja de ciudadanos, templo de rectitud y fortaleza de carácter” (Discurso “In memoriam de los profesores
inmolados en el Palacio de Justicia”, Bogotá, 9 de noviembre de 1985). Esas palabras, dichas por el más ilustre de los hijos del Externado, sintetizan la razón por
la cual elegimos estudiar en esta casa de estudios y no en otra. Una casa que en distintos momentos nos abrió sus puertas y nos acogió con una calurosa bienvenida,
un segundo hogar al que llamamos “Universidad” y un verdadero centro de crecimiento personal de donde algún día obtendremos el tan anhelado título de “abogados”.
Estamos convencidos de que nuestra Universidad seguirá siendo un bastión importante de la ciencia jurídica y, en general, de las ciencias sociales, no solamente
en Colombia, sino también en Latinoamérica y el mundo. Es precisamente por eso y porque nos preocupa su futuro, que hemos decidido escribirle en esta ocasión.
Somos un nutrido grupo de estudiantes de distintos años de la carrera de Derecho que, al margen de las discusiones que puedan existir actualmente entre profesores, velamos por lo que serán los años venideros de nuestro Externado. Consideramos que tanto profesores como alumnos, todos, somos y seremos externadistas hasta el final de nuestros días, que decirlo públicamente debe ser un motivo de orgullo y no de desprestigio, que ser externadistas más que un rubro para complementar una
hoja de vida, es un legítimo estilo de vida.
Por esta razón, recordando los principios del derecho que nos ha enseñado Ulpiano (D.1.1.10), “honeste vivere, naeminem laedere et jus sum cuique tribuere” (Vivir honestamente, no dañar al otro y dar a cada quien lo que le corresponde), reconocemos y le hacemos saber, con total seguridad, que es usted un excelente maestro del cual nos enorgullecemos y al cual le debemos valiosas enseñanzas, que apreciamos infinitamente su presencia en la Universidad, que le invitamos a seguir combatiendo por la libertad que nos caracteriza, por dejar el nombre del Externado en lo más alto y, por no desfallecer a pesar de lo nocivas y complejas que sean las circunstancias.
En los últimos lustros, hemos perdido profesores de magníficas cualidades, como el Doctor Yesid Reyes Alvarado o el Doctor Carlos Bernal Pulido, por no nombrar más ilustres abogados que, al día de hoy, se suman a las filas de externadistas que ya no nos enriquecen con su sabiduría. Esta es una realidad que no desconocemos
y que nos duele profundamente. De ahí que, no queramos seguir perdiendo personas que inspiran a enaltecerse por ser pupilos del templo de la libertad.
Nuestra Universidad es respetada y admirada en demasía, gracias a los abundantes logros de sus hijos, por lo que se ha construido a lo largo de años, porque son los profesores y la calidad de sus estudiantes que la mantienen en la cima del éxito, una cima de la cual no queremos caer jamás y que nos comprometemos resguardar.
Es un real motivo de satisfacción personal decir sin temor que nuestra casa de estudios es la mejor y que, sin duda alguna, seguirá siéndolo. No en vano estamos
aquí, no en vano hemos perseverado y seguiremos haciéndolo.
El Externado está más vivo que nunca. Nuestros principios fundacionales siguen intactos. Perder algunas batallas no es perder la guerra. Juntos tenemos el deber de seguir luchando por ser los mejores, por no flaquear, por avanzar a pesar de los
obstáculos y por volver a tener tiempos de gloria, si es que ya los hemos olvidado.
Solo así, el día que hayamos superado los nefastos momentos por los que atraviesa
el Externado, podremos decir a viva voz: post tenebras spero lucem, et lux in tenebris lucet.
Mi respuesta a la comunicación
Bogotá, 19 de julio de 2020
Señores Estudiantes
Universidad Externado de Colombia Facultad de Derecho.
Ciudad
Apreciados estudiantes,
Me declaro conmovido ante la inmensa generosidad plasmada en la espontánea comunicación que me hicieron llegar el pasado 17 de julio, en la que hacen importantes reflexiones sobre la necesidad de que nuestro Externado sobreviva por el bien del país y en la que formulan consideradas referencias a mi humilde condición de profesor de la Universidad.
Los que vivimos no son días de tranquilidad para el centenario Externado, porque su futuro se ve amenazado por la intolerancia que jamás debió presentarse en la Universidad que nuestros ancestros radicales sembraron luego de la batalla de la Humareda en 1885. Lo de hoy debe ser apenas un accidente menor en la historia de nuestra casa de estudios que, con templanza y fe en las libertades públicas y el respeto al derecho ajeno, debe solucionarse, para que la Universidad recobre el cauce del que jamás ha debido extraviarse.
Al igual que ustedes, tengo comprometida el alma con el pasado, el presente y el porvenir del Externado. Mi padre se hizo abogado en la vieja casona de la 16 con 24 y, con su ejemplo, empecé a querer para siempre esta Universidad. Mi hermana también se hizo abogada aquí. De manera que en mi caso soy externadista desde antes de pisar los otrora salones libertarios que hoy ustedes habitan con las ilusiones intactas.
Como a ustedes tampoco me es indiferente lo que pase en la Universidad, ni menos que docentes formados y aprestigiados desde nuestros salones tengan que migrar, menos por causa de la persecución que se ejerce sin cuartel contra quienes, como el suscrito, creemos que la primera condición de un buen externadista es no guardar silencio ante la arbitrariedad, el autoritarismo, ni la mediocridad. Esa postura enhiesta y transparente fue la que aprendimos aquí y la que lamentablemente pretenden marchitar abusando del poder.
No seré inferior a esa confianza de la que ustedes me hacen feliz depositario, ni a la de muchísimos estudiantes que durante 44 años he tenido la fortuna de conocer, y, por ello, he de decirles que mi decisión de suprimir de mis presentaciones públicas la vinculación al Externado obedece a un acto de decoro y transparencia. En efecto, conocidas mis públicas diferencias con la actual administración, considero un deber de coherencia personal no servirme del nombre de mi alma mater para presentarme en eventos académicos o de cualquier naturaleza, por lo menos mientras los actuales directivos sigan al frente de la Universidad. Eso, por supuesto, no implica, en modo alguno, que esté dispuesto a abandonar este barco que he contribuido a llevar a puerto seguro, porque, como ustedes lo avizoran, esta situación de incertidumbre y decaimiento de la Universidad no nos derrotará, porque es inmenso el amor por los estudiantes, el pasado y el futuro de este Externado, al que seguiré vinculado hasta que haya un soplo de vida en mi corazón. Pase lo que pase. No son palabras huecas sino un compromiso indeclinable al que jamás renunciaré.
En medio de los nubarrones de la tormenta que pudiera avecinarse, su amable carta me ha permitido tener la certeza de que al margen de que suceda y lo que haya de acontecer, nada ni nadie borrará de mi memoria los tantos años de felicidad que la vida me deparó como profesor del Externado. No hubo, ni lo habrá, honor superior al de ser Profesor Emérito del Externado. Cuando lleguen los días de la partida y ya
no se oiga mi voz en los pasillos y salones de nuestra Universidad, la añoranza de los años magníficos y alegres, primero como estudiante y luego como profesor, serán bálsamo seguro para apagar la pena inevitable por la despedida que seguramente será dolorosa.
En nombre de mi familia, que conmigo ha transitado todo este largo periplo de mi vida como docente externadista, y en el mío propio, les agradezco sinceramente que se hayan tomado la molestia de dirigirme tan grata comunicación, con la que he recobrado la fortaleza para seguir luchando, al igual que ustedes, por los mismos ideales que, por fortuna, compartiremos hasta siempre.
POST TENEBRAS SPERO LUCEM
De ustedes
RAMIRO BEJARANO GUZMÁN
c.c. Archivo.
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