Mitos y leyendas en el Externado
Alrededor de la imagen del Doctor Fernando Hinestrosa giran muchas historias, especialmente en su época de docencia y que comprometen anécdotas con varios estudiantes.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Desde mis ya lejanas épocas de primíparo he disfrutado con las historias que dan cuenta de sucesos supuestamente ocurridos en los salones y pasillos de nuestro Externado. Con el paso del tiempo pude corroborar algunos y desmentir otros.
Como suele suceder con las historias transmitidas vía oral –en la época en las que ocurrieron los hechos los celulares con cámara eran ciencia ficción y no hay registros, como ocurre hoy–, muchas de ellas tienen distintas versiones, otras desfiguraciones protuberantes en relación con lo que narran quienes afirman haber estado presentes, pero ninguna deja de ser divertida.
De modo que para darles a mis lectores un merecido recreo y volver en la próxima edición de EL RADICAL a ocuparme de los graves sucesos que siguen teniendo crispados los ánimos en nuestra comunidad, voy a compartir un par de leyendas de las que, al parecer, fue protagonista el Doctor Fernando Hinestrosa, con la esperanza de que alguien las confirme o las desmienta.
Tal vez una de las más populares historias del Externado da cuenta de la celebración de un examen oral de Obligaciones, cátedra por muchos años regentada por el Doctor Fernando. Cuenta la leyenda que la prueba se llevó a cabo en el teatro y que el maestro fijó con claridad las reglas de la evaluación en forma previa, como corresponde: “una pregunta, una respuesta. Uno o Cinco”. Luego se dirigió a uno de los alumnos y le dijo “¿Cuál es su nombre?” y el estudiante se puso de pie y dijo “Richard Tovar Cárdenas” y se sentó de nuevo. El Doctor Hinestrosa lo increpó: “¿Por qué se sienta, no va presentar el examen?” y el alumno respondió “Usted fue claro Doctor, una pregunta una respuesta. Ya preguntó y ya le respondí en forma correcta”. Dice la historia que el evaluador validó el ingenio del estudiante y le puso un cinco. ¿Mito o realidad?
También he oído mil veces la historia de un examen final de Derecho Romano II, que también regentó por años el Doctor Hinestrosa. Según los narradores el examen se llevaba a cabo en la rectoría en grupos de a tres estudiantes. Para la época de los hechos era admitida una sola evaluación al año cuya nota correspondía al cien por ciento de la nota de la materia. Cuenta la leyenda que en uno de los grupos estaba un estudiante de la Costa Caribe, famoso por su don de la palabra y su disposición para no asistir a clase. El Doctor Fernando, sin los apremios de la tutela y los otros males que hoy dejan casi inerme al evaluador, hizo una sola pregunta: “¿Señale y explique la definición de obligación de Justiniano?”. Dicen que el evaluado se despachó tremendo discurso que no correspondía con lo preguntado, pero que a oídos de cualquier incauto se sostenía. El maestro, en la mitad de la exposición le dijo “tres” y el costeño dejo ver su sonrisa. Tres en un cien por ciento de Romano II con Hinestrosa legitimaba una buena juma. Luego el maestro completó la frase “tres veces lo vi en clase, con razón no sabe qué le estoy preguntando. Tiene uno”. ¿Mito o realidad?
Verdades o simples leyendas urbanas, sin duda dan cuenta de otras épocas que añoramos y que esperamos regresen pronto, porque las historias de lo que ocurre hoy en nuestro Externado más que hilaridad producen miedo.
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