Volver al cauce
La consulta a la comunidad universitaria del Externado despeja el camino para la designación del próximo rector y le señala el rumbo a la Universidad.
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La consulta a la comunidad universitaria del Externado despeja el camino para la designación del próximo rector y le señala el rumbo a la Universidad.
Por fin, después del estancamiento de los últimos años, el Externado reivindica su liderazgo y acaba de darle un ejemplo al país sobre la participación de la comunidad universitaria en la gestión de sus asuntos. No se conocen antecedentes de un ejercicio democrático de tal alcance en ninguna otra universidad privada de Colombia.
La consulta de la semana pasada para la designación del rector ha sido un paso más en ese sentido, importantísimo, que le augura un buen futuro a la institución, pero al que no se habría llegado sin la persistencia y la organización de estudiantes y docentes que han asumido como propia a su Universidad. Decimos “propia”, en el sentido del compromiso “republicano” de la comunidad con el proyecto común de Universidad, y no en ese otro sentido, que tanto desvela a algunos, del manejo de los activos económicos del Externado, los cuales, nunca está de más repetirlo, no son el fin de la institución, sino unos medios que le permiten ejercer su autonomía universitaria en serio.
Este florecimiento democrático ha puesto una vez más en evidencia el carácter contestatario y libre del Externado. Nuestra universidad nació como un recio ejercicio de resistencia frente al autoritarismo gubernamental y a lo largo de su historia nunca se ha plegado a dictaduras ni a componendas: por igual ha rechazado los embates que desde afuera la han amenazado en varias ocasiones, así como el que ahora venía enquistándose en el gobierno de la institución. Los externadistas hemos fijado el rumbo de la Universidad para los próximos años, desatascándola de la crisis que causó una administración incapaz de entender las dinámicas académicas contemporáneas y sumida en un marasmo de vanidades personales que no han hecho más que entorpecer su desarrollo.
No causa extrañeza que desde fuera de la Universidad haya voces escandalizadas con la democracia universitaria del Externado, así como con la controversia pública y franca de nuestros desacuerdos. Los dogmáticos de siempre, que abundan en este país -y de los que también tenemos ejemplares en el Externado-, siempre verán con horror la democracia, la discusión franca y la controversia pública. Intentan descalificar y caricaturizar el hecho de que no nos comportemos como una confesión disciplinada y silenciosa: a todos ellos, los de afuera y los de adentro, les hemos señalado que en el Externado nos nutrimos y crecemos con el desacuerdo, sin pretensiones de unanimidad. Eso nos hace grandes y fuertes.
Es cierto que la coyuntura de la designación del rector ha captado la atención de varios medios de comunicación, cosa apenas obvia ya que se trataba, como bien se sabía, de una institución universitaria que es propietaria de una cuarta parte de un grupo financiero nacional, cuyo anterior rector es considerado casi un prócer nacional y en la que el actual no ha escatimado esfuerzos por ganar protagonismo en el foro público; a todo ello se agregaba que entre los candidatos había un reconocido colega que había sido magistrado de una alta Corte, Procurador General y Contralor General. Por lo demás, si es cierto que el Externado es la más pública de las universidades privadas del país, no debe suscitar desgarramiento de vestiduras que el debate interno del Externado se recoja por periodistas y analistas, a veces sin objetividad y con claro sesgo politizado.
Los externadistas sabemos distinguir entre la información veraz y la falaz, y tenemos suficiente discernimiento para saber lo que hay detrás de comentarios benévolos o malévolos en periódicos, noticieros o programas de opinión. Obligado resulta mencionar, eso sí, la incoherencia de las voces internas que se dolían por esa notoriedad pública cuando los comentarios no favorecían sus preferencias, pero celebraban o callaban ante los que se emitían en sentido contrario.
El Externado que viene surgiendo está liderado por una comunidad universitaria activa y exigente y por un consejo directivo renovado, cuyos miembros, mayoritariamente, dialogan sin temores con esa comunidad; la representación estudiantil ha sido ejemplar, así como la de los profesores del grupo “Diálogo Externadista”; a ese equipo se sumará próximamente el profesor Hernando Parra, a quien por una mayoría abrumadora hemos preferido como rector para los próximos años.
Su designación formal por parte del Consejo Directivo ha pasado a ser un simple asunto de trámite, ante el mensaje claro e incontrovertible de la comunidad universitaria. Si bien la consulta realizada tenía el anuncio de no ser vinculante, lo cierto es que con el contundente resultado en el que Hernando Parra consiguió, más del 82% del voto profesoral y del 65% del estudiantil, no elegirlo, más que un crimen, sería una insensatez y de paso un desafío a la moralidad pública, además de una ofensa irreparable a un Externado libre, enhiesto y decidido. El profesor Parra sumará así a sus excelsas calidades personales y a su conocimiento profundo de la Universidad, una legitimidad que le permitirá encauzar todos los anhelos de cambio y modernización por los que clama la comunidad universitaria.
Es importante mencionar el aprendizaje enorme que tuvimos todos, candidatos incluidos, en los debates y entrevistas en la competencia por la rectoría. Muchas personas conocíamos parcelas del devenir universitario, pero la visión panorámica que se pudo apreciar en estas semanas nos aleccionó sobre una comunidad muchísimo más rica y diversa de la que teníamos en mente, y así mismo, en algunos momentos nos causó estupefacción ante la denuncia de problemas que muchos -también aspirantes incluidos- no conocíamos ni imaginábamos. ¡Qué bueno que hayamos podido reencontrarnos en esos debates y saber lo que somos, lo que anhelamos, de lo que nos dolemos y hacia dónde queremos ir! Los profesores Maya, Lafont, Estrada y Parra intercambiaron argumentos, respondieron preguntas difíciles, aceptaron desafíos que no habían planeado y, con toda seguridad eso les hizo reflexionar, al igual que a quienes veíamos los debates desde la barrera, sobre los desafíos, retos y fortalezas de nuestro Externado. Nos sorprendió, también hay que decirlo, que ninguno de ellos, incluyendo los que sabíamos que pretendían cierto continuismo, resaltaran algún logro significativo de la actual administración, tema sobre lo cual será mejor profundizar en otra ocasión. En todo caso, creemos que de esta experiencia salimos ganando todos, aun los que después de la votación han manifestado con amargura que sus candidatos no fueron favorecidos por la comunidad.
Por supuesto en las páginas de El RADICAL estamos de plácemes con los resultados electorales de los profesores Parra y Estrada. Este periódico, al que en algún momento alguien señaló de estar integrado y leído solamente por “cuatro gatos”, en verdad está mucho más conectado con la comunidad universitaria que sus detractores. Al profesor Parra, desde ya, le auguramos éxitos en su gestión y lo abrazamos fraternalmente. Su arribo a la rectoría significará un nuevo aliento para esta casa de estudios ya vieja, pero a la vez tan joven. El Profesor Estrada, por su parte, ha sido la revelación de estas justas, con su mensaje claro, frentero y lúcido. Tenemos presente y futuro.
EL RADICAL ha tenido una voz vigorosa y firme en estos arduos tres años de debates y confrontaciones con la administración que termina, pero así como inició una cruzada para rescatar la Universidad, ahora, caído el telón de la contienda electoral, tiende la mano externadista a todos los miembros de la comunidad para reconstruir lo que estaba en peligro y retomar las horas perdidas.