• 2024-12-14
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Por un renacimiento de la Facultad de Finanzas

Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
En 1986, con ocasión del primer centenario de nuestra Casa de Estudios, se presentó a la comunidad estudiantil del país el más novedoso programa diseñado hasta entonces en el contexto de las llamadas ciencias sociales,  “Finanzas y Relaciones Internacionales”, cuya acogida fue inmediata y grandiosa, a juzgar por el alto número de aspirantes registrados para el primer semestre, y por los positivos comentarios que suscitó  su  estructura, metodología y contenido  en  los círculos académicos.
Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Su diseño culminó merced al trabajo mancomunado de destacados profesores de la facultades de Derecho, Economía y Administración, a la asesoría del prestigioso Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences  Po)  y al apoyo del Gobierno de Francia, auspicio internacional que permitió su pronta consolidación, y la vinculación al mismo de ilustres docentes nacionales y extranjeros, atraídos estos últimos por las oportunidades de vinculación al país que ofrecía una Universidad privada, todo lo cual determinó una alta demanda de cupos por parte del estudiantado colombiano, a pocos  años de su apertura. El propósito de crear un perfil profesional propio-diferente al del administrador, el abogado, el economista o el politólogo- fue ciertamente alcanzado y, lo más importante, su pronto reconocimiento por los sectores empresariales del país y por la propia administración pública fue notorio, de suerte que una nueva dimensión profesional apareció en el ámbito social, caracterizada por una sólida formación interdisciplinaria e indispensable en el contexto de los nuevos tiempos. Al conmemorar el décimo aniversario de la Facultad se llevó a cabo una división del programa, que buscó responder a recientes necesidades del país, habiéndose entonces introducido una oferta con mayor énfasis, ora Gobierno, ora en Relaciones Internacionales, pero preservando en cada una la esencia de la formación en Finanzas, acertada decisión que imprimió mayor rigor académico en tales áreas. La mejor muestra del éxito logrado fue la réplica del programa por parte de otros centros de educación superior,  sin que ninguno de ellos haya alcanzado el lustre del primigenio, el del Externado; empero, conquistada esta posición, no se surtió el tan vociferado “continuismo ascendente”, sino que de manera inexplicable la directiva de la Universidad optó, desde hace algunos años, por restar dinamismo a este programa, mediante la imposición de restricciones administrativas, la generación de interferencias por parte de distintas áreas de otras facultades, el marchitamiento de las políticas de internacionalización, y el desestimulo a las iniciativas sobre  foros y convenios,  todo lo cual ha obrado en desmedro del afianzamiento del programa, y consecuentemente precipitado su declive, al extremo que el número de aspirantes, que antaño superaba los registrados para Derecho, hoy muestra un descenso verdaderamente inquietante, unido ello a la pérdida de liderazgo de la Facultad como centro de análisis de problemáticas nacionales e internacionales, espacio que ha sido evidentemente  ocupado por otras instituciones educativas. En adición a las problemáticas antes expuestas, ha de mencionarse que por el esquema federal que caracteriza nuestra Universidad, la gestión de la Facultad de Finanzas no puede ajustarse forzosamente al modelo de otras, y menos asimilarse al que se aplica en Derecho. Los docentes son mucho más heterogéneos en su formación, precisamente por la propia naturaleza del  programa, y su origen más exógeno. Por estas razones, el anhelado estatuto profesoral tendrá que valorar estas circunstancias, para consignar disposiciones que estimulen la permanencia de los estos docentes, pero que a la vez permitan atraer a los que por sus sobresalientes calidades pueden participar en los procesos de necesaria renovación. Es hora entonces de impulsar un renacimiento de esta Facultad, de “soltar amarras” y recobrar la supremacía de un programa que debe volver a ser atractivo para las nuevas generaciones de estudiantes y referente académico por antonomasia, habida cuenta de su carácter  innovador,  su factura interdisciplinaria  y su vocación  internacional.

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