Sucesión extraña
Se están estrenando los nuevos representantes de los estudiantes ante el Consejo Directivo del Externado. ¿Serán figuras independientes o fichas del ajedrez, Rector?
Acaba de caer el telón de las elecciones convocadas por la cúpula de la Universidad para renovar la representación estudiantil en el Consejo Directivo. El resultado es sorprendente porque por primera vez ganaron como principales alumnos de las facultades de Comunicación y Finanzas Internacionales, relegando a un segundo plano como suplentes a los voceros de la muy poderosa Facultad de Derecho. No hay hasta ahora, por supuesto, veto alguno a los ungidos, pero es evidente que el sistema de elección amerita ajustes como comentarios francos.
En primer término, lo que debe ocurrir en el futuro es que la renovación estudiantil en ese Consejo no sea decidida por las directivas de la institución ni apoyada por algunas decanaturas, sino por los mismos alumnos. Es un derecho que también reclamamos los profesores, porque eso garantiza independencia.
En segundo lugar, no es un secreto para nadie que esta elección para renovar la presencia estudiantil en el envejecido y vitalicio Consejo Directivo, tuvo nombre propio: Juan Simón Vásquez. El aguerrido estudiante de la Facultad de Derecho, que acaba de concluir sus estudios y enfrenta la dura tarea de sustentar sus preparatorios ante profesores claramente hostiles, se ha convertido en una piedra en el zapato para la poderosa camarilla que gobierna. Sus publicitados derechos de petición al Rector, sumados a varias acciones de tutela donde la justicia le ha concedido la razón, tornaron inevitable que más temprano que tarde las directivas del Externado iban a excluirlo del Consejo Directivo -un comité de aplausos del Rector, con una sola honrosa excepción de uno de sus profesores-, donde se discute y decide lo que a él y a su guardia pretoriana le parece conveniente, siempre que no mueva las deterioradas y cuestionadas estructuras de la institución.
La excusa para convocar las elecciones de estudiantes desde el punto de vista formal parece impecable: se vencieron los dos años del período en el que los alumnos pueden hacer parte del Consejo y algunos de ellos ya tenían la condición de egresados. Sin embargo, ese racero no se ha tenido en cuenta para remover a los representantes de los profesores que ya llevan 23 años en sus puestos en ese Consejo que, lamentablemente, parece estar desintegrándose por muerte natural de varios de sus miembros, sucesos frente a los cuales, entre otras curiosidades, las directivas de la Universidad también hace notables distinciones según corresponda a sus intereses particulares y sus afectos personales. En efecto, fallecido Andrés Eloy Ordoñez, juicioso crítico del Rector, las directivas mantuvieron una postura casi silente y de notoria ausencia, que contrastó con los reiterados avisos mortuorios que patrocinó en varios diarios con ocasión del sensible desaparecimiento de la profesora Lucero Zamudio, bien cercana y defensora a ultranza de Henao y su entorno. Es lo que da la tierra.
La remoción de los representantes estudiantiles en el Externado no siempre ha obedecido a la misma exégesis con la que ahora fueron removidos quienes venían desempeñando esas labores. En efecto, en varias ocasiones vencidos los períodos de esos representantes e inclusive algunos de ellos convertidos casi que en prospectos profesorales, las directivas de la Universidad no tuvieron prisa para convocar elecciones por la sencilla razón de que a nadie incomodaban. Entonces no estaba entre ellos un estudiante contestatario como Juan Simón Vásquez, a quien se ha tratado de descalificar por su militancia en el partido Centro Democrático, como si el Externado no hubiese sido el centro universitario que se hizo respetable acogiendo estudiantes de todas las tendencias políticas en épocas de persecución política, como por ejemplo, el recordado Evaristo Sourdis, distinguido conservador que se formó como abogado en los otrora salones libertarios de esta casa de estudios.
La verdad es que han asumido los nuevos representantes estudiantiles en el Consejo Directivo a quien en esta edición El Radical les ha abierto estas páginas para que expresen libremente lo que piensen, qué se proponen hacer para contribuir a la reconciliación de la fracturada Universidad, y en especial, cómo fue que facultades claramente minoritarias consiguieron la audacia de obtener la supremacía en un Consejo que hasta hoy había estado en manos de los alumnos de derecho y si contaron o no con el apoyo de los Decanos de sus facultades. Los lectores juzgarán si esas nuevas figuras serán o no independientes, o fichas de un complejo y calculado ajedrez.
Por lo pronto hay que reconocer el papel que desempeñó con rectitud y templanza como miembro del Consejo Directivo el joven Juan Simón Vásquez, quien, duélale a quien le duela, honró la estirpe de un Externado que clama por libertad y pluralismo.
Comparte esto:
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Más
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
- Click to email a link to a friend (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Skype (Se abre en una ventana nueva)
Está claro que Henao y sus porristas, o serán titiriteros, pero manejan eso como una tienda familiar