La necesidad del diálogo y el reconocimiento del otro
Mientras los estudiantes de la Facultad de Derecho del Externado se crean mejor que los demás, la comunidad académica se seguirá viendo débil y fracturada.
La necesidad del diálogo y el reconocimiento del otro
Mientras los estudiantes de la Facultad de Derecho del Externado se crean mejor que los demás, la comunidad académica se seguirá viendo débil y fracturada.
Por: Camilo Carmona Castaño.
Estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Inicié en el Externado con la plena seguridad de que sería un lugar de innovación, creatividad y apoyo a la investigación, lo cual evidencié en mis días de estudio en la Facultad de Derecho.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo noté la existencia de otras facultades cuyos ánimos giraban en torno, no solo a brindar calidad en sus programas, sino a construirse de manera más sólida. Al compartir con personas pertenecientes a estas unidades académicas pude evidenciar grandes brechas entre los estudiantes de cada Facultad, dando lugar a desmesurados abismos y marcados hálitos de superioridad. Principalmente desde los estudiantes de Derecho, quienes en ocasiones incurrimos en el grave error de creer que somos los únicos en la Universidad y que no necesitamos de otra Facultad.
Tales creencias suscitan mayores diferencias entre el estudiantado y generan división en el mismo, lo que a su vez nos aparta de las vivencias de los demás, dejando una comunidad grande pero débil y fracturada.
Un espacio de libertad debe partir de un ambiente de igualdad y es necesario el trato de igual a igual no solo en la dupla estudiante-docente, tal como lo mencionó otro columnista, sino también entre los mismos estudiantes. Por lo anterior, debemos enfocarnos en la omisión al principio de ver al otro como igual, en su capacidad de pensar y razonar, pues una universidad excelente en ciencias humanas no puede dejar de lado su parte de humanidad, en donde vemos al otro como igual y aprendemos de él, donde nos reconocemos a nosotros mismos por medio del otro.
¿Cómo tener humanidad creyendo en carreras superiores? Se trata entonces de humanizar las humanidades, trabajo que implica una difícil labor, pero cuya necesidad se presenta a la vista para los científicos sociales. La razón de esta “superioridad”, creo yo, son los pocos espacios interdisciplinarios y las investigaciones aisladas que no permiten el crecimiento de los estudiantes y el reconocimiento de los otros como iguales.
En algunas oportunidades he podido escuchar a los estudiantes de Derecho mencionar que quienes no estudian esta carrera no tendrán futuro. Sin embargo, también he escuchado a los alumnos de otras facultades creyendo que los Derecho no tienen la capacidad de comprender los hitos históricos o las complejidades de algunos autores y su aplicación en la realidad. Así que, no es solo una cuestión que deba desarrollarse en la Facultad de Derecho sino que es trabajo de todo el cuerpo universitario, tanto estudiantes como docentes, pues no es posible seguir creyendo en la división ellos-nosotros para crecer como facultades, más bien debemos incentivar espacios de participación, lo cual no significa crear doble programa en Derecho, pero sí implica la reestructuración a espacios de convergencia.
Durante el tiempo que he estado en anticomaniacos, grupo cultural de la Universidad abierto a toda la comunidad, en el que se discuten y comprenden problemas de la actualidad por medio de la historia de la antigüedad, donde además pretendemos reconocer al otro como un igual y nos permitimos construir conocimiento de manera colectiva, creando visiones realmente interdisciplinarias, pues interactuamos no solo estudiantes de Derecho sino también de otros programas, desde ciencias sociales hasta finanzas, he podido apreciar que esa brecha entre los alumnos se puede cerrar por medio de la interacción, creando espacios en el que nuestra mente de juristas entienda que las ciencias humanas dependen entre sí, y que, en su esencia, no somos autónomos sino interdependientes.
Las materias electivas pueden ser una gran apuesta para una Facultad que está a punto de modificar su programa, pues la alta exigencia de la Universidad en Derecho nos han permitido ser punteros en la educación de juristas en el país, lo cual no debe cambiar, por ello reitero que las materias electivas nos permitirían continuar con la rigurosa academia brindando espacios de discusión interdisciplinaria. Soluciones sin afectaciones se pueden realizar, siempre y cuando exista el diálogo planteado por la nueva decana de la Facultad, Adriana Zapata Giraldo.
Post tenebras spero lucem, después de tanta divergencia que llegue la convergencia.