Nada les gusta y ni tampoco lo permiten
EL RADICAL conoció los resultados de una auditoria que se acaba de hacer al Externado, pero que el Rector, al parecer, no quiere que se difundan.
Nada les gusta y ni tampoco lo permiten
EL RADICAL conoció los resultados de una auditoria que se acaba de hacer al Externado, pero que el Rector, al parecer, no quiere que se difundan.
El camino de ocultar información por el que las directivas han puesto a transitar a la Universidad, la ha convertido en un centro oscuro donde no valen las razones.
En esta edición son varios los artículos que denuncian con razones poderosas esta creciente situación de ocultamiento, como si el presente y futuro del Externado fuese solamente de interés para la familia Hinestrosa y del Doctor Juan Carlos Henao, quien cada día se comporta más como albacea que como Rector.
En ese ambiente de no compartir información y de no permitir el examen crítico, están perdidos en los anaqueles rectorales los esfuerzos de asesores y consejeros que han propuesto diferentes salidas y soluciones, ninguna de las cuales ha sido adoptada. En efecto, EL RADICAL ha conocido de una importante asesoría prestada a la Universidad por profesionales competentes, que arrojó importantes recomendaciones y sugerencias, ninguna de las cuales ha merecido atención. Veámoslo.
Se sabe que a las directivas se les propuso ampliar el Consejo Directivo a 12 miembros, para darles entrada a 3 personas ajenas a la Universidad y los otros 9 distribuirlos entre profesores y estudiantes. Esta propuesta, sana encaminada a airear la excluyente administración del Externado, no ha merecido ni siquiera debate.
También recibió la Universidad la propuesta de crear dos Comités, uno de Planificación y otro Administrativo, dependiente del Consejo Directivo e integrados por 2 o 3 miembros del mismo, que se ocupen de los temas de planeación y lo administrativo. Es urgente para una universidad que ya cuenta con miles de estudiantes que haya un organismo encargado de la planeación, como el mayor antídoto contra la improvisación y el abuso. Y es menester que lo administrativo deje de manejarse con el ‘parroquialismo’ que aún sigue primando hasta en las decisiones más triviales. Pero no, las directivas sienten que crear estos Comités es desprenderse del poder que en sus manos están ejerciendo sin norte y con muchas arbitrariedades.
También se ha negado la cúpula de la Universidad a acoger otro consejo no menos importante y útil, como la propuesta de crear un Consejo especial que se encargue de los temas académicos de todas las facultades y no que se decidan con el exclusivo criterio de un decano, lo cual contribuye al deterioro del pluralismo, como ya ocurre lamentablemente en la Facultad de Derecho. Una sola voz para regular lo estrictamente académico es malo desde todo punto de vista y eso que es tan claro y sencillo no hay manera de que la Universidad lo entienda, porque por encima de todo lo que pretenden las directivas es conservar para sí el poder, los altos salarios y las prebendas que se derivan de sus oficios.
Y en ese cúmulo de propuestas miradas con desdén y desconfianza, Henao y los suyos ni siquiera le prestaron atención a otro consejo de del mismo asesor al que se viene haciendo referencia, consistente en ponerle término a los períodos de los decanos y definir un procedimiento de participación en su designación. La idea no gustó. Así lo evidencia el hecho de que la última decana designada, la de Derecho, fue nombrada a dedo en atención a que su único mérito ha sido la de ser cercana amiga del Rector y en los últimos tiempos aplaudidora a rabiar de sus decisiones y mensajera de censura, como cuando propuso en una asamblea de profesores sancionar a aquellos que comentaran en los medios la crisis de la Universidad o contribuyera a la filtración de noticias inconvenientes.
Ese mismo asesor de la Universidad les metió en el costal de las quimeras a las directivas, resolver la preocupación porque los estudiantes de la Facultad de Derecho tardan 7 años en graduarse, eso sin contar con el impresionante índice del 67% de deserción de los alumnos. Datos tan graves como estos, solamente pueden indicar que no hay parámetros seguros de admisión y a eso también se muestra indolente la rectoría y el arrogante grupúsculo que la secunda.
La caída en los niveles de ingresos este último semestre parece haber sorprendido a las directivas, pero apenas eso, pues no hay examen del problema ni menos la construcción de una solución tranquilizadora, como también sabe EL RADICAL que ha sido materia de consejo por el importante asesor que fue contratado para tal fin.
La misma desolación se advierte en el complejo universo de los profesores, doctores e investigadores, pues no se presta atención al reparo de querer hacer de cuanto doctor regresa un profesor, sin contar con experiencia ni conocimientos suficientes para desenvolverse en las aulas de pregrado, que es en últimas donde se construyen los imbatibles prestigios universitarios. A la Universidad se le ha hecho ver la necesidad de que es preciso distinguir las experticias de cada quien y fortalecer la investigación, que en honor a la verdad, al menos en la Facultad de derecho sigue siendo menor.
En esa misma dirección los asesores contratados por la Universidad le han mostrado que es preciso abrir sus relaciones con otros centros académicos en los Estados Unidos, en vez de volcarse a incrementar los lazos con universidades francesas e italianas, sin duda muy importantes. El mundo científico, y eso incluye el Derecho, mira hacia los Estados Unidos y es preciso sintonizarse en esa dirección antes de quedar completamente aislado.
Finalmente, también la Universidad ha sido advertida de que es necesario que las becas se concedan por un tiempo limitado que no exceda de 4 años, tiempo más que suficiente para adelantar los estudios, trabajar en una tesis y doctorarse. Esa no es la experiencia en el Externado, donde las becas se conceden en consideración a factores ajenos a los méritos y además por muchos años. Esa no es una política segura y transparente de contribuir a la formación de los becarios, sino una holgada forma de vivir plácidamente en el exterior a costillas del Externado.
A todas estas: ¿Para cuándo, señor Rector, la comunidad externadista conocerá los informes rendidos por tan encumbrados asesores? ¿O eso también está bajo reserva?
Post scriptum: Al cierre de esta edición por fin se recibe una buena nueva no propiamente por los esfuerzos de las directivas sino por el empeño del Cuerpo de Profesores. La buena noticia consiste en que por fin se logró la formalización del Consejo de Profesores en la reunión del martes 24 de septiembre, pese a todos los intentos por impedirlo y, lo más destacado, el reconocimiento por el propio Consejo de su facultad de convocar a elecciones del Directivo, en caso de que el llamado al Rector para ello no sea atendido antes de último día de noviembre.