En El Radical hemos invitado a las cuatro listas que participarán, el próximo martes 29 de octubre, en la elección de las y los representantes de profesoras al Consejo Directivo de …
En El Radical hemos invitado a las cuatro listas que participarán, el próximo martes 29 de octubre, en la elección de las y los representantes de profesoras al Consejo Directivo de …
En El Radical hemos invitado a las cuatro listas que participarán, el próximo martes 29 de octubre, en la elección de las y los representantes de profesoras al Consejo Directivo de …
La estructura del ente jurídico se confunde con la de la Universidad, por eso su diseño no puede quedarse tan sólo en la del ente, sino que debe darle el máximo alcance a lo que es la razón de ser de la Institución.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
La estructura del ente jurídico se confunde con la de la Universidad, por eso su diseño no puede quedarse tan sólo en la del ente, sino que debe darle el máximo alcance a lo que es la razón de ser de la Institución.
Mi participación en ella como estudiante, directivo y profesor me permiten hacer algunas aportaciones para lograr, entre otros propósitos, la retrasada modernización del marco estatutario centenario, que ha tolerado un manejo personalizado y unos vacíos de poder que se llenan de manera improvisada, diluyendo las responsabilidades.
Algunos de los aspectos propuestos son:
El estamento político
Es el nivel básico de la comunidad externadista y lo constituye el conjunto de alumnos y de profesores, los que a través de sus respectivos Consejos manifiestan sus inquietudes y propuestas. El Consejo de Estudiantes los representa y son los primeros beneficiarios de la Fundación, por lo que deben ser cuidadosos en la escogencia de sus representantes ante el Consejo directivo de la Universidad, de manera de que los designados sean independientes y busquen tan solo la defensa de la misma y de sus representados.
El Consejo de Profesores, por su parte, representa a la totalidad de los docentes en sus diversas modalidades de trabajo. Son la fuerza vital de la actividad académica. Por fortuna, hace menos de un año, y a pesar de la indiferencia institucional, un grupo de docentes se dio a la tarea de su implementación, habiendo aprobado ya dentro del marco de su soberanía y de los estatutos de la institución su reglamento. Por encima de intereses pasajeros, a los maestros les corresponde tener conciencia de su responsabilidad con la Institución, con la juventud y con el futuro del país. Este Consejo debe acertar en la elección de sus representantes ante el Consejo Directivo de la Universidad, al que deben llegar personas independientes, transparentes y respetables.
El Gobierno de la Universidad
Radica en cabeza del Rector y del Consejo Directivo. En él se toman las máximas decisiones como es el nombramiento del Rector y de su remplazo transitorio o definitivo, y además debería decidir todo lo que tiene que ver con el patrimonio, la imagen y el futuro de la Universidad. Para mantener su independencia debe estar integrado por docentes que, aparte de su labor formativa, no ocupen ni sean candidatos en el futuro a cargo alguno.
La Representación Legal de la Universidad
Corresponde al Rector y como tal representa al ente jurídico, pero su cargo tiene un alcance mayor, puesto que no solamente lo exalta, sino que sus condiciones personales deben impregnar a la institución de respeto y admiración.
El designado no solamente debe ser reconocido, respetado y tener una larga experiencia académica y profesional, sino que su conducta personal en lo público y en lo privado debe ser ejemplar. Eso mismo hace que quien ha de suplirlo de manera temporal o definitiva deba reunir las mismas exigencias y que el Consejo Directivo lo designe. Razón de más para que la representación legal del ente jurídico no pueda darse por delegación personal del Rector o en desarrollo de un poder general, lo que es contrario a la naturaleza jurídica de la Institución.
No se puede afirmar que como el Rector se reúne individualmente con Decanos y Directores de Departamento, eso es federalismo y democracia. Eso equivale a desconocer el sentido de estos conceptos. Una cosa es lo académico, que se trata con estas instancias, y otra cosa es el Gobierno de la Institución, el que debe ser tratado en el Consejo Directivo y no tan sólo con los allegados.
Se requiere, no solo la gran reforma estatutaria, sino un cambio en la manera como se ejerce el poder.
Es hora de semestralizar la carrera de derecho en el Externado
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Hay que admitirlo: el plan de estudios del pregrado del programa de Derecho del Externado requiere una importante renovación para que los egresados de nuestra querida Facultad mantengan el puesto de vanguardia que tradicionalmente han tenido.
Ese plan fue un acierto cuando lo diseñaron los maestros de hace varias generaciones, pero desde entonces el mundo ha cambiado de modo notable, y con él el ejercicio de la abogacía: en aquellos años no había Internet, ni bases electrónicas de datos, tampoco aulas virtuales; menos aún se consideraban la interdisciplinariedad, la flexibilidad de la oferta académica y la movilidad de estudiantes como elementos connaturales a la formación universitaria; además tampoco se planteaba un mundo globalizado en el que los abogados requieren de destrezas en asuntos internacionales, que muchas veces se desenvuelven, por cierto, en idiomas extranjeros.
Tenemos entonces que replantearnos los contenidos, los métodos y las estrategias pedagógicas de la formación que se imparte en nuestra Facultad. La semestralización de los estudios es una buena herramienta para ello, porque trae al menos los siguientes cinco beneficios:
Propicia una reflexión sobre el contenido de las asignaturas que conforman el plan de estudios actual, pues la semestralización no puede ser una simple división de las actuales en dos. Tendríamos la oportunidad de definir un núcleo básico, obligatorio, y abrir una oferta amplia para asignaturas especializadas electivas. En ese sentido, la semestralización acarrea el enriquecimiento de la oferta educativa.
Permite ofrecer asignaturas nuevas, que hoy todos echamos de menos, y eliminar repeticiones del plan actual, de las que también todos somos conscientes. Es decir, optimiza el trabajo académico.
Facilita la flexibilidad y la interdisciplinariedad, dado que las demás carreras de la Universidad son todas semestralizadas. Un estudiante de derecho podría tomar asignaturas en Economía o en Ciencias Sociales (por poner solo unos ejemplos). Incluso, la semestralización facilita pensar en la doble titulación.
Mitiga el impacto negativo de los fracasos académicos. Sin duda es menos traumático y costoso repetir una asignatura semestral, o incluso todo un semestre, que una materia anual o un año completo. En ese mismo orden de ideas, la semestralización facilita la suspensión o aplazamiento de materias, lo que permite mayor movilidad.
Compromete a la comunidad académica con una idea cuyo éxito tenemos que garantizar. En ese sentido, remoza el sentido de pertenencia y el protagonismo de los académicos en la Facultad.
No está de más recordar que ya hay algunos avances tímidos en esa dirección, que permiten perderle el miedo a un cambio de mayor envergadura, pues en verdad, aunque hoy en día la programación de la carrera es anual, hay algunas asignaturas semestrales y otras, de duración formalmente anual, pero que se imparten en módulos separados de duración menor a la semestral. Así mismo, dada la experiencia que tiene la Universidad con las otras carreras, no tendrían por qué presentarse obstáculos administrativos para ese cambio.
Eso sí, hay que concentrarse en que el diseño semestral no traiga consigo disminución del rigor académico. En ese sentido, habrá que desterrar el prejuicio, condimentado por la inercia de tantos años, de que un semestre es un período un tanto banal.
Debido a que estamos viviendo la revolución 4.0, la cual se refiere a la revolución digital para el desarrollo del entorno laboral, es allí donde las universidades deben guiar sus enseñanzas a los futuros profesionales que requiere el país.
Transformación digital para los abogados: el papel de las facultades de Derecho
Por: Sandra Ortiz.
Profesora de la Universidad Externado de Colombia.
En los últimos años se ha gestado importantes cambios en todos los sectores económicos, producto de las transformaciones introducidas por la digitalización en los procesos productivos, que han traído consigo la revisión de las habilidades y aptitudes que se deben tener para afrontar esta nueva revolución a la que se la denominado la Cuarta Revolución 4.0.
Se ha evidenciado, que el sistema educativo colombiano no está formando profesionales capaces de asumir e incorporar estos cambios, atendiendo a que se están formando colombianos con un alto conocimiento teórico, pero con escasa experiencia en el mundo real, aspecto de vital importancia para el país que se encuentra inmerso en este proceso de cambio, donde se requiere de mano de obra competitiva, y que entienda y comprenda los nuevos desafíos del entorno digital y puedan evidenciar las falencias que no pueden ser suplidas por la tecnología, al final las máquinas son creaciones humanas y nunca podrán superar al humano.
En el ámbito del Derecho, ha llegado el momento de revisar los pensum de estas facultades y de incorporar como ejes estructurales conocimientos de otras disciplinas académicas tales como: Administración de Empresas, Economía y Contabilidad, entre otras, a las cuales se les había considerado como especialidades que complementarían la formación básica del abogado, desconociendo que los nuevos negocios requieren que este profesional no solo pueda interpretar y aplicar al sistema normativo que regula las relaciones jurídicas que versan sobre una determinada problemática, sino recurrir a elementos de otras disciplinas y pueda identificar y generar juicios de valor respecto de los demás elementos derivados del contrato, como pueden ser los costos de transacción derivados de la relación jurídica, los análisis de costos beneficio, que no solo son aplicables a la expedición de normas, sino que se encuentran inmersos en cualquier relación jurídica y que le permitirá al jurista conocer a sus clientes y la naturaleza de los negocios, no es en vano que los despachos se unieran a la transformación digital.
Lo anterior, nos lleva a pensar que una facultad de Derecho debe tener un pensum con unos ejes transversales a toda la carrera, es decir contar con materias medulares, como lo pueden ser Obligaciones, Negocio Jurídico y Contratos, Derecho Administrativo, Derecho Constitucional, Derecho Internacional Público y Privado, a modo de ejemplo, así como de un nuevo modelo de evaluación basado en casos, de cursos de escritura y oratoria, y en lo posible de tener un doble título en Economía, Finanzas o Administración.
Adicionalmente, se suma a este listado de materias, conocimientos en informática, en habilidades gerenciales, en toma de decisiones, en competitividad y pensamiento estratégico, como materias obligatorias y un conjunto amplio de electivas, lo que le permitirán dimensionar los nuevos elementos que complementarán su formación y que le permitirán participar en competencias internacionales y sobre todo en proyectos de investigación y de esta manera desarrollar habilidades de escritura y de oralidad.
La transformación digital ha llegado y cualquier abogado independiente de la facultad de Derecho donde sea egresado debe sumarse a este proceso, depende de éstas incorporar nuevos elementos que les permitan diferenciar a sus estudiantes y comprender que no solo se están formando funcionarios públicos, sino asesores de empresas, litigantes y futuros árbitros que requieren tener sólidos conocimientos en jurídicos, multilingües y con conocimientos transversales en otras disciplinas.
Todo lo anterior, sin dejar de lado que una de las principales responsabilidades que tienen las facultades de Derecho y las universidades, es la de formar profesionales íntegros y con criterio, en un país que demanda colombianos con valores.
Debido a que estamos viviendo la revolución 4.0, la cual se refiere a la revolución digital para el desarrollo del entorno laboral, es allí donde las universidades deben guiar sus enseñanzas a los futuros profesionales que requiere el país.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Democratizar es fácil, siempre que quien esté interesado en hacerlo tenga claro que para ello basta solamente el propósito de crear canales seguros de expresión donde convivan todas las tendencias ideológicas.
Eso es lo que buena parte de la comunidad externadista espera del Externado, más ahora que ya la Universidad no se reduce solamente a la facultad de derecho, sino a otras disciplinas todas igualmente pujantes. El Rector, Juan Carlos Henao, califica su labor como “continuismo ascendente”, expresión sin duda sugestiva.
Nadie, por supuesto, está interesado en desconocer lo logrado no solo en la rectoría del doctor Fernando Hinestrosa con el apoyo de docentes y estudiantes, sino también en la de su padre, el maestro Ricardo Hinestrosa Daza, y las de los inolvidables Diego Mendoza Pérez y Nicolás Pinzón Warlosten, pero los tiempos que corren no aconsejan manejar ninguna administración universitaria como un albaceazgo.
Cabe preguntarse si dentro del propósito de democratizar, el mejor camino es el cuestionario enviado a los docentes para que lo respondan dentro del trámite de satisfacer las exigencias para la acreditación de la facultad de derecho, y si además garantiza a los profesores e investigadores que absuelvan el interrogatorio que su permanencia o estabilidad laboral no correrá riesgos de pronunciarse sobre aspectos que no coincidan con los planes de las directivas de la Universidad.
En el aludido cuestionario se preguntan, por ejemplo, entre otras cosas si el encuestado conoce “el Régimen Profesoral de la Universidad” o el “Reglamento Interno de Trabajo de la Universidad”, que en honor a la verdad hoy nadie conoce. Igualmente se indaga si en opinión de quien responde, la Universidad cumple con “los siguientes principios y valores expresados en su Misión” de “El espíritu liberal y el ideal de libertad”, “La concepción humanística”, “La filosofía pluralista”, “La tolerancia dentro de la heterogeneidad”, “El respeto por la diversidad”, “El respeto por los Derechos Fundamentales”, puntos neurálgicos que deberían haber sido planteados en otro escenario, en el que quien responda tenga la seguridad que lo puede hacer sin que se conozca su identidad, cosa que en el caso de la acreditación no se garantiza. Si un docente o investigador responde que no hay tolerancia dentro de la heterogeneidad, ni respeto por la diversidad, nada asegura que tales posturas quedarán en el anonimato, ni que se generen represalias. Lo mismo puede ocurrir con las preguntas encaminadas a establecer si “Los criterios y mecanismos para la selección, vinculación y permanencia delos profesores son transparentes”, o si “La elección de representantes de los profesores a los órganos directivos es imparcial” o si “La ubicación, permanencia y promoción en la carrera profesoral son coherentes con el Estatuto Profesoral”, o si “La evaluación del desempeño profesoral se aplica con transparencia y rigurosidad” o si “ El régimen disciplinario se aplica con rigurosidad” o si “Los méritos académicos y profesionales inciden en la remuneración”. No se necesitan grandes esfuerzos para averiguar que quien quisiera responder francamente estos interrogantes sin ahorrase problemas, no lo hará si teme que sus posturas pueden trascender y ser conocidas por sus superiores. Mediante este procedimiento de indagación, es probable que la Universidad obtenga unas magníficas encuestas que la dejen tranquila sobre su democratización, pero que no convenza al resto de la comunidad.
Tampoco se democratiza una Universidad reviviendo calculadamente una Asociación de sus exalumnos que irrumpe calculadamente en el panorama no propiamente para pedir democratización, sino como bastión de aplauso y como mecanismo para silenciar a todo aquel que no piense igual.
El Radical envió en días pasados unas preguntas a la Doctora Martha Hinestrosa, sobre aspectos propios de su función como Secretaria General, con el propósito de que a través de esa entrevista pudiera conocerse su opinión acerca de temas fundamentales y trascendentales para la institución.
Persiste el silencio en las directivas de la Universidad Externado
Por considerarlo de interés para la comunidad Externadista, El Radical envió en días pasados unas preguntas a la Doctora Martha Hinestrosa, sobre aspectos propios de su función como Secretaria General, con el propósito de que a través de esa entrevista pudiera conocerse su opinión acerca de temas fundamentales y trascendentales para la institución.
Con tal fin, El Radical remitió a la Doctora Hinestrosa un cuestionario breve y sencillo, con la esperanza de que fuese respondido en una semana, lo cual no fue posible porque la Secretaria General, en una nota remitida ocho días después, en vez de contestar las preguntas, optó por excusarse aduciendo que el único vocero de la Universidad es el Rector, Doctor Juan Carlos Henao, quien, como ya se informó en la pasada edición, tampoco se interesó por contestar los interrogantes planteados desde esta tribuna.
Las preguntas a la doctora Hinestrosa, que tampoco se preocupó por responder el Rector Henao, fueron las siguientes:
1. ¿Cuáles son los criterios o factores determinantes para designar a quien haya de ejercer la Secretaría General de la Universidad Externado de Colombia?
2. ¿Defina cuáles son sus responsabilidades administrativas en la Universidad?
3. ¿Defina cuáles son sus responsabilidades en las decisiones docentes o académicas?
4. ¿Cuáles son las razones que la han llevado a oponerse a que se renueve el actual Consejo Directivo de la Universidad, no obstante que lleva 23 años de haberse nombrado?
5. ¿Cuál es la razón para que el Consejo Directivo niegue a uno de sus miembros el derecho de acceder a tener copia de las actas de ese organismo?
6. ¿Explique por qué razón los representantes de la Universidad Externado de Colombia en la junta directiva del Grupo Bolívar siempre han sido miembros de la familia Hinestrosa?
7. ¿Cuántos miembros de las familias Hinestrosa o Rey son en la actualidad funcionarios o contratistas de la Universidad Externado de Colombia?
8. ¿Por qué la actual administración no ha rendido cuentas de su gestión ni ha permitido que se inicien los trabajos de la auditoria que fuera aprobada en el Consejo Directivo?
9. ¿Cuáles el procedimiento sancionatorio o el que se sigue para separar de su cargo a un funcionario de la Universidad, por causa diferente de su renuncia voluntaria?
10. ¿Cuáles el papel que desempeña o ha desempeñado durante el ejercicio de su cargo el doctor José Gregorio Pachón?
Postura de El Radical
El Radical deplora que el Rector y la Secretaria General se nieguen a responder aspectos respecto de los cuales la comunidad exige su pronunciamiento. El silencio de ambos no contribuye a la transparencia ni a la democratización de una Universidad que no rinde cuentas de su gestión, que no responde interrogantes legítimos y respetuosos, que le incomoda la crítica o la opinión disidente y que además propicia la estigmatización o persecución de quienes no andan aplaudiendo su “reinado”. No es ese el Externado del pasado ni puede serlo el del futuro.
El Radical continuará indagando sobre lo que considere pertinente e informando a todos los externadistas la realidad de lo que viene ocurriendo en la Casa de Estudios. !Post tenebras spero lucem!
Por primera vez en la historia de la institución, sus maestros decidieron darle vida al cuerpo profesoral que, a pesar de estar consagrado en el artículo 14 de los estatutos de la Universidad, nunca se había integrado. Eso significa que las próximas elecciones de profesores al Consejo Directivo de la Universidad van a tener que advertir la reglamentación adoptada por los mismos docentes.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Después de extenuantes asambleas, los profesores de las distintas facultades del Externado aprobaron el Reglamento de ese organismo. No se trató de una decisión menor, sino de muy alto contenido para la vigencia de la Universidad.
El cuerpo de docentes, más que instancia burocrática, es punto de encuentro de discusiones y decisiones profesorales, que tiene por encargo, entre otros aspectos, elegir a sus voceros en el Consejo Directivo de la Universidad, el cual debe renovarse cuanto antes, para restaurar el actual donde están sentados los mismos miembros hace 23 años. Si bien son respetables las voces de quienes todavía ponderan al Consejo Directivo de hoy, éste ya no representa la población profesoral del Externado, y, en cambio, es indiscutible protagonista de las dificultades que se han suscitado en el presente año lectivo.
Que después de tantos años los docentes del Externado hayan decidido voluntariamente realizar estas reuniones para adoptar su propio Reglamento, confirma que la llama de la democratización se prendió para no apagarse. Por primera vez en la historia de la institución, sus maestros decidieron darle vida al cuerpo profesoral que, a pesar de estar consagrado en el artículo 14 de los estatutos de la Universidad, nunca antes se había integrado.
Las asambleas profesorales no siempre fueron tranquilas, porque los docentes parecieron ubicarse en dos bandos. Uno, amigo de impulsar el reglamento profesoral de manera libre y autónoma; y el otro, notoriamente reacio a que este cuerpo se constituyera. No en vano las primeras deliberaciones estuvieron acosadas por la insistente propuesta de algunos docentes de verificar el quórum, consabida estrategia parlamentaria a la que sin embargo no sucumbieron estas asambleas, que finalmente pudieron decidir.
Aunque en los varios encuentros de los profesores no hubo espacio ni oportunidad para debatir aspectos tan neurálgicos como la necesidad de democratizar la Universidad y de exigir cuentas a la actual administración -no obstante que uno que otro docente sí lo intentara-, este primer esfuerzo ha mostrado que el rumbo del Externado del futuro no se detendrá. Aunque las directivas no han expresado su frontal oposición a la tarea profesoral de reglamentar este organismo, tampoco la han apoyado categóricamente.
Las señales recibidas durante todo el proceso que significó la convocatoria y realización de las asambleas de profesores, dejaron en evidencia que existe cierta resistencia de algunos docentes a la adopción de un reglamento. Era natural que algunos consideraran legítimo dejar las cosas como están o no meter a la Universidad en ese “embeleco de la democratización”, como lo pretenden algunos docentes, definitivamente contrarios a los vientos pluralistas y renovadores que, por fortuna, empezaron a soplar en el campus del Externado.
Hoy ya el Cuerpo de Profesores es un organismo vigente que cuenta con un Reglamento que fue aprobado en esas deliberaciones. Eso significa que las próximas elecciones de profesores al Consejo Directivo de la Universidad, van a tener que advertir la reglamentación adoptada por los mismos docentes, por primera vez en la historia de la Casa de Estudios.
Por esa razón, desde estas páginas abogamos porque el Consejo Directivo termine con urgencia de diligenciar el reglamento que le fuera remitido para que “sea dictado”, que no para su aprobación, pues lo único que no puede sucederle al Externado es que su proceso de democratización iniciado con paso firme con la conformación del cuerpo profesoral se trunque por cuenta de un rigorismo burocrático.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
En 1998 el Externado renovó su Consejo Directivo, en desarrollo de un proceso que permitió entonces la representación de las facultades de derecho, finanzas, economía y ciencias sociales, mediante la consecuente incorporación de destacados profesores, con tradición y reconocimiento en la comunidad académica.
Atendida por el Consejo la designación del nuevo Rector en el 2012 y habida cuenta del escaso conocimiento que de la administración de la Universidad manifestó quien fue llamado entonces a orientar su destino, el protagonismo del Consejo Directivo, era esperado, y además necesario, precisamente por el reto que planteaba la sucesión en dicho cargo, por las condiciones únicas e irrepetibles del antecesor.
Sin embargo, magro resulta el balance de la gestión del Consejo durante estos últimos siete años, pues con la destacada excepción de un número dual de sus miembros, quienes desde un comienzo buscaron impulsar las reformas que la Universidad requería ante el advenimiento de una nueva y decisiva etapa, la mayoría optó por subordinarse a las disposiciones rectorales autónomas, de suerte que el cuerpo superior de dirección universitaria, no sólo se marginó de participar activamente en tareas trascendentales, tales como la formulación y discusión de un plan estratégico para la Universidad, el estudio de nuevos planes educativos acordes con la evolución del país, el nombramiento de Decano para la facultad de Derecho, sino también de ejercer la función de vigilancia que estatutariamente le corresponde, tanto en materia de rendición periódica de cuentas, exigible a cualquier gestor de patrimonios ajenos, como frente a aquella relacionada con la asunción de compromisos por parte de la Universidad, vinculados a objetivos del gobierno de turno, que por loables que parecieran, requerían del aval del órgano directivo, precisamente por la función consultiva que estatutariamente este último está llamado a desempeñar.
El Consejo, mayoritariamente, confirmó también su rol secundario cuando olvidó adoptar su propio reglamento, uno que le habría permitido fijar un cronograma de reuniones periódicas y con propósito específico, que lo habría librado además del capricho de la agenda rectoral, que finalmente lo llevó a encuentros aislados, difusos y nada eficientes.
Para abundar en argumentos que permiten apreciar el progresivo aminoramiento que ha padecido el Consejo Directivo, basta con mencionar que en los últimos días se ha conocido la contratación de un ilustre ex Rector de una Universidad colombiana, a quien supuestamente se le ha encargado trazar los lineamientos de una nueva gobernanza para el Externado.
Absoluto desconcierto genera esta decisión unipersonal, pues la coyuntura actual de nuestra Casa de Estudios habría sugerido escuchar, primero, las reflexiones de los miembros del Consejo, y luego las de otros externadistas conocedores de la realidad institucional, para construir entre todos el futuro de la Universidad, antes de haber acudido a una consultoría del todo externa, probablemente de cuantioso valor, cuya primera ejecutoria tendrá que ser la de conocer -y muy a fondo- nuestra estirpe, esencia y talante.
Expuesto lo anterior, cabe preguntarse entonces: ¿Cuál será el balance de gestión que el Consejo Directivo presentará a la comunidad externadista al haber cumplido 20 años desde su elección?
Es un término creado por el Dr. Hinestrosa, el cual se refiere a aquella actividad en la que nos vemos envueltos y somos libres de obrar, basados en la ética. Es, sin lugar a duda, una de las mayores virtudes que tiene y destacan a la universidad, sin embargo, no deja de ser una retroalimentación para que no se pierda el talante y siga siendo el ejemplo la mejor forma de enseñarla.
El maestro Fernando Hinestrosa confiaba en que dos características estarían inmersas por siempre en el ADN de la Universidad: un alto sentido de la ética y lo que el denominaba el Talante Externadista.
La primera de las apuestas es dura. La Universidad recibe hombres hechos y derechos, con valores definidos en sus hogares y perfilados ya en buena medida por su formación en el colegio. No obstante, corresponde al cuerpo profesoral educar con el ejemplo. Cuánto daño han causado a nuestra comunidad los egresados y dolorosamente también algunos docentes, que han extraviado el camino y ratificado la sentencia de la sabiduría popular que señala que “el que cree que la plata lo es todo, termina haciendo de todo por la plata”.
No le tocó al Dr. Hinestrosa ser testigo de los escándalos recientes que han tocado las fibras de la comunidad externadista. Por fortuna esas ovejas negras –me refiero a los que ya aceptaron sus culpas ante sus jueces naturales y no a lo que mantienen a salvo su presunción de inocencia– no son todo el rebaño y siguen siendo más los externadistas que con su actuar pulcro en el ejercicio profesional, así como en el desempeño juicioso de responsabilidades públicas, le dan lustre a nuestra centenaria casa de estudios.
La segunda de las características que el Dr. Fernando se ufanaba de encontrar en todo Externadista era lo que denominó el Talante Externadista. Empezando mi ejercicio de litigante por allá en el 2003 y luego de diez años de servicio público, me vi involucrado en una polémica con un ex Ministro de Estado y ex Alcalde Bogotá. El cruce epistolar se hizo público y el Dr. Hinestrosa me invitó un café en la Rectoría, pues quería conocer detalles de la ácida disputa. Oída mi versión, me dijo con su inconfundible voz “Estrada, no estoy muy de acuerdo con usted en el fondo del asunto, pero su forma de proceder fue la correcta y honra el Talante Externadista”.
No cometí la torpeza de pedirle una definición, pues entendí que para él no era otra cosa que actuar conforme el dictado de las convicciones, con libertad, sin temor, sin guardar silencio frente a lo que no nos parecía correcto.
Hoy una de las paredes del bloque A por el que forzosamente se desplaza la mayoría de los estudiantes destaca el pensamiento de quien orientó nuestras naves por más de cuarenta años. Allí se lee “Su Universidad, nuestro Externado, nació como una afirmación valerosa, altiva de libertad, tolerancia, respeto mutuo, teniendo como valor supremo la ética radical. En este credo democrático se formaron nuestros mayores, nos formamos nosotros y usted se formará. Ética de la convicción y no del temor, y menos del oportunismo”.
Por eso me resulta inexplicable, por decir lo menos, que ante la crisis que ha vivido nuestra Universidad en este 2018, de la que sin duda saldrá fortalecida, el Talante Externadista de muchos de los profesores esté brillando por su ausencia.
¿A qué horas el proceder de algunos está signado por el temor y por el oportunismo? Me irrita oír de colegas y amigos la frase “yo no estoy de acuerdo con eso, pero para qué meterse en líos” o “a mí me han tratado muy bien y yo no pateo a lonchera” No. Esos no son los valores con lo que nos formaron. Si queremos honrar la memoria del Dr. Hinestrosa y que sus dictados no sean solo letra muerta que adorne paredes y sirva para citar en discursos, nos corresponde recuperar el Talante Externadista y ello comporta no guardar silencio frente a lo que creemos que está mal.
Hacer crítica constructiva y respetuosa, deliberar, debatir sin miedo, aportar para la construcción de un Externado cada vez más grande. Y a nuestras directivas le es imperativo garantizar que el Talante Externadista no se convierta en un defecto de algunos, sino que siga siendo una virtud de todos. Solo así podremos seguir formando hombres libres como lo venimos habiendo desde hace ciento treinta y dos años.