En El Radical hemos invitado a las cuatro listas que participarán, el próximo martes 29 de octubre, en la elección de las y los representantes de profesoras al Consejo Directivo de …
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“Una unidad de cara al futuro”, es el sentido pedido que hacen los integrantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia a la decanatura, a cargo de la Doctora Adriana Zapata.
Valores externadistas y la reforma al pénsum: Una antinomia compleja
“Una unidad de cara al futuro”, es el sentido pedido que hacen los integrantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia a la decanatura, a cargo de la Doctora Adriana Zapata.
Por: Nicolás Fernández.
Estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Un tema ha terminado de inquietar a una gran parte de la comunidad externadista, la vista hacia una reforma del pénsum de la Facultad de Derecho es una realidad.
Como estudiante de primer año de este programa llegó a mí la gestión de una propuesta de tan importante índole a causa de ciertas voces que recorrían todo el campus en forma de un rumor común pero poco cercano de ser concebido, hasta el día en el que fue de conocimiento público aquel documento en el cual se le presentaba a la comunidad externadista los argumentos y cambios en los que habían consensuado la Decana de la Facultad, junto a un comité de profesores pertenecientes a diferentes departamentos sobre el futuro plan de estudios que empezaría a regir el programa.
Esta arriesgada propuesta logró perturbar a toda la Facultad de Derecho y aún más a mis compañeros “primerizos”. De aquel documento creador de conmoción se destacó la falta de participación estudiantil dentro de tal reforma, reafirmando así una concepción que durante mi poco tiempo dentro de la Universidad ha sido una constante, la idea de que esta institución es un alma mater pluralista, libre y democrática no es tan cierta como se creía.
El ADN externadista está presente desde antes del ingreso a esta comunidad. Entre los intereses más generalizados y puros para la aspiración de cualquier bachiller que desea entrar a esta casa de estudios es la reputación que posee la institución de estar construida con el objetivo de ser diferente al resto, con la libertad y democracia como talantes. Esta esencia es compartida valerosamente por el profesorado y estudiantado, día a día, a todos los recién llegados con las historias de como nuestro fundador Nicolás Pinzón Warlosten, en respuesta a la opresión a la enseñanza impuesta por la dictadura de la regeneración, fundo esta importante Universidad.
Como parte de nuestra esencia está también el debate, la participación y la socialización de ideas con una respetuosa escucha por parte de todos. La organización de un proyecto hecho en secreto de la comunidad externadista y sin la oportuna y efectiva participación por parte del estudiantado, como también de un sector del profesorado, solo hace pensar en un manejo desacertado por parte de las directivas.
Este afán desmedido por la consigna de materializar esta reforma ha hecho que no se tome de forma acertada este proyecto por parte de la comunidad. La velocidad no puede predominar sobre la eficacia. El éxito del proyecto de la reforma al pénsum está en que la decanatura escuche en forma de propuesta y no de comentario o de pregunta los aportes que han consignado los estudiantes, profesores y otros miembros de la comunidad, logrando así una reforma construida por todos.
La luz que reflejaba la Universidad Externado de Colombia sobre una enseñanza hacia la libertad y la pluralidad irá nublándose mientras sus directivas sigan tomando decisiones autoritarias como lo ha sido hasta ahora el proyecto de reforma al pénsum. No podemos dejar de trabajar para que en nuestra Universidad nunca deje de reflejar la luz que durante su historia ha servido de faro para la educación en Colombia.
Y aunque esa luz se atenúe y la incertidumbre del mañana para esta gran Universidad sea una constante, una cosa es clara, el espíritu cosechado durante los años nunca desaparecerá y siempre seguirá siendo este lugar, la casa de estudios de la libertad y pluralidad democrática.
El debate sobre el Nuevo Pénsum tiene que abrirse efectivamente, hay que recibir con buenos ojos las reformas propuestas, pero también abrir un debate cercano a las Directivas para todos los estudiantes; ¡basta de mediación!
Conservatismo y hermeticidad en el nuevo pénsum de Derecho
El debate sobre el Nuevo Pénsum tiene que abrirse efectivamente, hay que recibir con buenos ojos las reformas propuestas, pero también abrir un debate cercano a las Directivas para todos los estudiantes; ¡basta de mediación!
Por: Javier Andrés Pérez.
Estudiante de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Desde antes de comenzar nuestras vidas en el Externado, la palabra “libertad” estaba siempre presente en el discurso ideológico. No está de más, para muchos ese fue el valor que marcó nuestra afinidad con esta Casa de Estudios. Y es que, en la vida profesional, académica y política, escuchar a un externadista sin duda es escuchar el talante radical del liberalismo, al menos en buena parte de los casos. Empero, tampoco sobra el quejoso que siempre utiliza este rasgo definitorio de nuestra comunidad para criticar nuestras incongruencias, propias de cualquier grupo humano, un argumento que a veces tiene fuerza, pero que, en otras, solo obedece a la necesidad de justificar las penas particulares.
Este escrito no es otra apología a un Externado incongruente, ni tampoco suma a la perfección del mismo, pero sí hay que decir algo: muchos hemos enarbolado la bandera y portado camisetas de robusto verde y de la palabra libertad en mayúsculas, pero sin darnos cuenta que hemos tenido el pecho tallado, y bien tatuado, con gran azul conservador. En efecto, noto que muchos estudiantes y docentes se han dedicado a cuestionar entre otras cosas la modalidad semestral, pero, en verdad, así de corta queda esa oposición al no examinar con antelación el porqué de la modalidad anual. Mejor dicho, fundamentan lo uno desacreditando lo otro, reduciendo la opinión a un escaso “como me siento bien así, entonces todo está bien”. No sobra invitar a recibir el cambio con buenos ojos, a no temerle a perder las cátedras, la anualidad, ojo, y también a perder una que otra materia de Derecho Civil, rompiendo las cadenas que a los directivos los han llevado a sugerir —ojalá a verdadero título de sugerencia— esta o esta otra cosa.
En mi opinión, y me incluyo, hemos estado intentando conservar un presunto sello externadista. El Externado es corriente, ideología, el Externado es una visión del mundo, así que una cuestión tal como la semestralización, y otras, no le quitará, nunca, la identidad a la Facultad de Derecho del Externado. Entonces, es un despropósito negarse a actualizarnos, a trascender a un estadio inevitable, tan natural que casi que, si no vamos a él, él vendrá a nosotros. Y así está sucediendo, la pandemia de coronavirus, toda esta situación, nos ha forzado a reinventarnos, a innovar, y dicho sea de paso, eso nos ha demostrado muchas cosas, como que los docentes de Derecho pueden modificar su metodología de evaluación y enseñanza sin conculcar el aprendizaje de sus pupilos; pero también otras, como que la arbitrariedad reina sobre la empatía en una situación de emergencia y sobre las recomendaciones de la Rectoría a la hora de programar y efectuar un examen.
Lo cierto es que, volviendo al devenir y al conservatismo, tarde acatamos a reabrir el debate sobre la reforma del pénsum del programa de Derecho, y hoy en día llevamos a otras instancias lo que en los pasillos y en las aulas con algunos compañeros hemos discutido. Tarde porque estas circunstancias, al menos de parte de nuestra Administración, no tendremos espacios para debatir el particular, ni tampoco la misma cercanía para presionar que se abran. Veo con profunda tristeza que esos escenarios sean ofrecidos por nuestros Representantes, por EL RADICAL y algunos docentes. Sin desagradecerlo, al contrario, congratularlo, pero me pregunto, ¿dónde está el Rector y dónde está la Decana? ¡Por qué ver tan relevante conversación desde el escritorio, por qué pretender poner todo este debate sobre la mesa, pero sobre la mesa de sus casas! Reforman hacia dentro. No veo puertas abiertas de su parte. No obstante, y tristemente, es una coyuntura que hay que asumir, con buena frente y con seriedad. Como muchas otras, la pregunta que hay que hacerse es si acaso todo cambio que se proponga al pénsum so pretexto de aquello de reinventarse resulta de recibo. En mi opinión, no puede ser así.
La pandemia, la semestralización, y la arbitrariedad de una Administración hermética, están siendo usadas como un comodín para introducir cualquier cambio en una colcha de retazos o, en el mejor de los casos, para igualarnos estructuralmente a las demás facultades de Derecho. Hay que entender algo: el Externado no es como aquellas otras facultades que a buena hora han construido o rediseñado sus programas, ni puede pretender serlo con solo una reforma después de tantos años de mantener a capa y espada ese statu quo. En efecto, pese a que hay que recibir las nuevas reformas con buenos ojos, sin prejuicios, sin miedo, sin conservatismo, también tenemos que ser sensatos. Es que cambiar tan abruptamente toda forma en que hemos funcionado no generaría otra cosa que trabas y más trabas. En otras palabras, el cambio hay que aceptarlo, pero tampoco llevarlo a lo que para nuestra Casa de Estudios sería un extremo.
Me refiero más particularmente a que, hoy día, todos los problemas que como Facultad hemos llegado a tener desde el punto de vista académico y estructural se le han terminado endilgando al esquema de cátedras, al esquema de cien estudiantes por curso, a nuestros cuatro exámenes anuales, o más bien dos para nosotros los arriesgados. En lo personal, claro que he percibido falta de cercanía con el docente, poca o casi nula evaluación continuada y dificultad para evaluar otro tipo de competencias en el estudiante. Es claro que estos problemas están, desde luego, pero otra cosa es que esto sea causa de nuestra actual estructura. Hay que cambiarla, sí, pero que ello no comporte la erradicación de otros esquemas que sí que ofrecen sus pros, y con los que muchos estamos de acuerdo.
En la modalidad cátedra, por hablar de un ejemplo, he visto que algunos profesores, los prepotentes, son los que desde el inicio de los cursos han levantado una barrera para acercarse a sus pupilos, que han evaluado oralmente sin más competencia u oportunidad, y con arbitrariedad, o que incluso en estas circunstancias se negaron a cambiar el método de evaluación. Pese a ello, también he tenido profesores que han reemplazado nuestra evaluación tradicional por controles de lectura, por trabajos escritos, por quices, en virtud de su libertad de cátedra, ¿y por qué no hacerlo por una evaluación continua? Lo digo francamente: el docente que siempre ha sido un acomodado, un perezoso, para utilizar su libertad de cátedra en favor de la pedagogía, la dinámica, o para evaluar otras competencias en sus alumnos, será el mismo que a la hora de poner en práctica cuanto cambio se le ocurre a la Dirección lo hará de la manera menos correcta, menos pedagógica posible, porque eso a muchos sí que les ha caracterizado. Dudo, y dudo demasiado, que la semestralización resulte incompatible con el esquema de cátedra, o que las cátedras resulten incompatibles con la evaluación continua, menos cuando todo eso obedece al docente apartado o amañado a evaluar solo dos veces en el semestre, que se ha negado a hacerlo de otra forma.
El tema hay que decantarlo. La propuesta planteada por la Facultad requiere ser profunda y democráticamente analizada. El verdadero problema es la desproporcionada celeridad que le se quiere imprimir a un proceso que versa sobre un proyecto oscuro y ambiguo, que no recoge las sugerencias de docentes y estudiantes, y al carácter hermético que siempre ha caracterizado a las directivas. Y creo que en esto estriba aquel afán por poner en clave de innovación cualquier cambio ajustado a la propia opinión, sin mayor debate, sin cerciorarse de no achacar al statu quo todas nuestras falencias; y al margen de todo esto, que otra limitante será que no podrá ser tratado en nuestras aulas de clase.
Finalmente, por todo esto, he de colegir que lo único claro aquí es que hay un gran temor en que este proyecto sea discutido, aprobado y puesto en práctica en estas circunstancias, y con ciertas personas en el poder, que con total seguridad pienso que hay que remover. Me sumo a aquellos que opinan que, frente a todo lo relacionado con el nuevo plan de estudios, no ha habido ni propuestas académicas ni debates.
profesionales. Aquí todo es lo que opina quien tiene el poder. Recibimos con buenos ojos toda propuesta, pero ojo que también se espera que se reciban no solo las sugerencias de todos, sino que se abran verdaderos espacios de diálogo democrático para depositar los granitos de arena de cada uno de nosotros. En un debate tan importante, un presupuesto básico tiene que ser la inmediación entre las directivas y los docentes y estudiantes. Además, este debate, como anoté anteriormente, tiene que ser sensato y tiene también debe evitar circunscribir cualquier problema al statu quo. Se requiere de un análisis mucho más racional, sin pasiones y pensamientos individualizados, verdaderamente abierto a toda la comunidad, académico y técnico.
Esta propuesta no puede desconocer la importancia de la enseñanza de la formación en Derechos Humanos (DDHH), pieza fundamental en la preparación jurídica e integral de un buen abogado.
La apuesta por la reforma del Plan de Estudios de Derecho
Esta propuesta no puede desconocer la importancia de la enseñanza de la formación en Derechos Humanos (DDHH), pieza fundamental en la preparación jurídica e integral de un buen abogado.
Por: Alejandro Salamanca.
Estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
La educación moderna exige, más allá de una simple transmisión de información, el desarrollo de capacidades analíticas y reflexivas, pues bien decía Nicolás Pinzón Warlosten que “Un pueblo irreflexivo jamás será ni digno, ni independiente, ni soberano”; ahora bien, el derecho se asemeja a la educación en tal sentido, pues el abogado y el jurista del siglo XXI no es simplemente quien recita las leyes.
Nuestra Facultad de Derecho no es ajena a estas exigencias, pues consigo acarrea el deber histórico de formar a los abogados y juristas representantes del sentimiento de libertad, propio de nuestra casa de estudios, en la defensa de los derechos y las leyes de la patria y ser exponentes ante el mundo de la educación para la libertad con la que han sido formados. Ante semejante responsabilidad la decanatura de nuestra Facultad ha decidido emprender la menuda tarea de reformar el Plan de Estudios (PE) de la tradicional carrera de Derecho.
Aplaudo la aproximación que ha hecho la decanatura de la reforma al PE, sin embargo, noto que este carece de una formación en Derechos Humanos (DDHH).
Por eso es necesario entender que la educación en DDHH es una pieza fundamental en la formación jurídica integral de un abogado, en el desarrollo humanista de una persona, en el reconocimiento de valores democráticos dentro de un ciudadano y en promover la igualdad, la dignidad y el respeto por otros dentro de la sociedad; por tal motivo en este texto expondré la necesidad de abordar el estudio de los DDHH dentro del PE de la carrera Derecho
La enseñanza de DDHH como pieza fundamental en la formación jurídica integral de un abogado se aborda desde el fenómeno de la constitucionalización del Derecho: proceso innegable, inaplazable e ineludible. Es de pleno entendimiento en el mundo jurídico que la constitución como norma suprema del ordenamiento jurídico ha “desplazado” a la ley en su carácter material y formal. Las constituciones modernas, y sucesivas a la constitución norteamericana “The Bill of Rights”, han incluido en sí una carta de DDHH positivos en el ordenamiento jurídico que conocemos como derechos fundamentales (la parte dogmática de la Constitución) y que son la base de cualquier relación jurídica y abarcan transversalmente todas las áreas del derecho; tan es así que la escuela de formación jurídica Rodrigo Lara Bonilla la enseñanza de DDHH es el primer módulo del curso de formación de los jueces de la república.
Por otro lado, facultades de Derecho como la de la Universidad Nacional, El Rosario, La U. de Antioquia y La Sabana, incluyen en su PE la enseñanza de los DDHH a modo de una materia semestral con una importante carga de créditos académicos, mientras que en el Externado resalta su ausencia en el plan de reforma del PE.
La enseñanza de DDHH es necesaria dentro de las sociedades democráticas modernas, su objetivo es poner en plano de igualdad a todos sus titulares y permitir que el hombre, (raza humana), como ser social, en su ejercicio natural de establecerse en sociedad con otros, se funden sobre imperativos categóricos de grupo y mandatos de optimización de individuo representados en valores como la tolerancia, la solidaridad, la legalidad, el bien común, el pluralismo y demás. Estos principios y valores son además la base las democracias liberales modernas, como la colombiana; de igual forma, el Estado Social de Derecho (y la UEC) se fundan en principios básicos de respeto, libertad, e igualdad. Esta conjunción de valores (y de muchos otros) perfeccionan el estado de bienestar y de dignidad humana que permiten el cierre de brechas sociales y la consolidación de sociedades realmente desarrolladas en cualidad y calidad humana.
Sea dicho de paso, y a modo de conclusión, que en Colombia históricamente el conflicto armado y la criminalidad ha estigmatizado y perseguido a aquellos que se hacen llamar defensores de DDHH y se puede ver la educación en esta área como una reivindicación a aquellos quienes los cañones y las balas la voz apagaron. Además, considero que como institución la UEC está en el deber histórico de aportar a la paz y la democracia de Colombia inculcando los valores democráticos de los DDHH en su máxima amplitud, para así poder afirmar sin lugar a duda que en esta casa de estudios se da la educación para la libertad.
En virtud a lo anterior, señalo la importancia de desarrollar integralmente un programa de formación en DDHH, sin limitar este a un modulo de la Cátedra de Derecho Constitucional o a un seminario electivo, o intensificación u optativa sino darle la relevancia que las coyunturas modernas exigen y a la que el nuevo PE no puede ser ajeno.
Nuestra Universidad está enferma de autoritarismo. Las formas antidemocráticas del actual gobierno no resisten más y atravesamos una crisis muy profunda. Por fortuna parece que las cosas empiezan a cambiar.
Nuestra Universidad está enferma de autoritarismo. Las formas antidemocráticas del actual gobierno no resisten más y atravesamos una crisis muy profunda. Por fortuna parece que las cosas empiezan a cambiar.
Por: Felipe Castrillón.
Representante estudiantil ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Este escrito incluye algunas de mis palabras de bienvenida a los estudiantes de primer semestre de este año (20 de enero) y algunas ideas posteriores, que quizá no eran oportunas en esa ocasión.
Mucho ha cambiado en estos meses, principalmente por cuenta de la pandemia que padecemos y sus crisis aparejadas. Adicionalmente, siguen los problemas de antes, ahora intensificados y las soluciones parecen más difíciles. El confinamiento, única medida que ha resultado eficaz para combatir la pandemia, ha hecho más difícil la acción colectiva. Somos seres gregarios, necesitamos de los demás. La virtualidad es asfixiante y antinatural.
Dudé mucho si era acertado poner por escrito estas reflexiones. Pensaba que era limitado hablar de los problemas de nuestra universidad, habida cuenta de lo que pasa a escala planetaria. Hace apenas unos meses hubo masivas protestas en muchos países, no solo en nuestro continente, en las que tuvo una gran participación el movimiento feminista. Y las protestas contra el racismo sacuden a Estados Unidos. El asesinato de George Floyd fue la gota que derramó el vaso.
En todo ese malestar hay distintas motivaciones, pero tienen un denominador común: la gente excluida quiere ser escuchada y atendida. Por ello se enfrenta a las barreras que inactivan la ciudadanía: la desigualdad, el clasismo, el machismo, el racismo… Puesto que esas barreras también se manifiestan en nuestra universidad, decidí redactar algunas reflexiones que pueden ser un pequeño aporte a los justos reclamos para cambiar las cosas, a pequeña y gran escala.
Mis palabras de bienvenida van en cursiva.
Buenos días.
Me gustaría iniciar por felicitarlos, la mayoría inicia hoy su carrera universitaria. Se trata de un momento importante de la vida; escoger carrera y universidad es un asunto muy difícil, o al menos para mí lo fue. Ustedes ya lo hicieron, han elegido al Externado: una universidad reconocida nacional e internacionalmente y exigente académicamente.
El Externado no se reduce a su reconocimiento. Es también una ideología, un talante, una forma de ser. Los principios de nuestros fundadores, que los estudiantes nos esforzamos por mantener, son el respeto al otro, la tolerancia, el amor a la libertad y al principio de igualdad, el espíritu republicano, la honradez, etc.[1]
Los principios que mencioné no son simples palabras, no son un eslogan ni una estrategia de ventas. Es necesario un esfuerzo constante para que esos valores se vivan realmente. El rector ha dicho que el Externado es el faro democrático del país, y que es la universidad más pública de las privadas, pero una cosa son las palabras y otra las acciones, lo que hacemos realmente. Las instituciones no perduran y se mantienen sin el esfuerzo constante de las personas que forman parte de ellas. Los personajes radicales que fundaron esta universidad hace años que no están, pero estamos nosotros para mantener en alto sus banderas.
No se debe acudir a eufemismos, la verdad se debe decir tal como es, por incómoda que sea, pues solo si sabemos lo que sucede realmente, las buenas ideas y el trabajo abnegado de todos, podrán remediar y enderezar la situación.
Nuestra universidad sufre una crisis muy profunda, una realidad evidente para cualquier observador honesto intelectualmente. Hay gran malestar entre estudiantes, profesores, funcionarios, exalumnos y familias. Por ello es noticia casi permanente, por hechos lamentables y vergonzosos. Un día nos enteramos que un profesor adopta reglas irracionales para presentar exámenes, en el entorno virtual que se ha vuelto obligatorio para todos (los estudiantes y especialmente los profesores, que han hecho grandes esfuerzos para superar las dificultades) y otro día se difunde el escándalo de un director de recursos humanos que renunció de forma oculta por acoso sexual, en abuso de su cargo, en vez de obrar conforme a la ley como se enseña en toda escuela de derecho respetable.
Pero no solo a través de los medios de comunicación se ventilan nuestras vergüenzas, también en las redes sociales: #ExternadoCensura, #ExternadoDignoEs, #PasaenelExternado, etc. Medios que han encontrado los externadistas, principalmente estudiantes, para mostrar su inconformismo.
La comunidad externadista también ha presentado sus reclamos en cartas abiertas, como la del grupo de profesores llamado Externadistas Libertarios[2], o en columnas de opinión en medios no institucionales, como El Radical[3].
La crisis también es clara para los profesores que, pese a no tener un estatuto docente, y a que sus contratos se renuevan año a año, sin garantía de continuidad, se han manifestado y protestado. Gracias a ellos, los nuevos estudiantes Llegan en un momento importante en la historia de la universidad, este semestre, gracias al esfuerzo constante de nuestros profesores, apoyados por nosotros los estudiantes, se realizará la primera renovación en 23 años de los representantes profesorales al Consejo Directivo. Los profesores, con su impulso y organización, nos enseñan democracia y hacen gala de los valores externadistas.
Hasta ahora solo he mencionado los signos de una crisis profunda, pero poco se ha dicho de cómo llegamos a ella. Las razones de la crisis no se han discutido de manera abierta. Esbozo algunas ideas acerca de esas razones.
Una crisis tan grave no es culpa de una sola persona, ni de unas cuantas. Sería torpe e injusto atribuir la responsabilidad total al actual rector. Para usar una metáfora: Henao toca mal una mala partitura. Eso no niega que a veces atina con alguna nota, pero así la tocara totalmente bien, la partitura seguiría siendo mala.
En efecto, el rector ha avanzado en el área de internacionalización e informática, pero su gestión se ha limitado a administrar la crisis y ocultarla con eufemismos. Cuando no la niega inescrupulosamente, como cuando dijo que los críticos solo eran diez gatos, pero que tenían libertad para hacer críticas porque no los iba a despedir[4] (un argumento impensable en una universidad que nació en defensa de la libertad de expresión); o cuando pagó pauta en la revista Semana[5] para vender la transición a las clases virtuales como un éxito.
En mi opinión, la crisis del Externado es una crisis de su régimen, es decir del sistema jerárquico que rige a la universidad. La manera de gobernar la universidad desde hace décadas es sumamente autoritaria, y contraría gravemente sus valores fundacionales.
El autoritarismo consiste en la interferencia arbitraria de una persona en la vida de otras. En un régimen no autoritario puede existir interferencia, pero no puede ser arbitraria. El conflicto existe en cualquier comunidad, como la universidad; y la interferencia justificada (conforme a la razón y la ley) no es autoritarismo. En cambio, el autoritarismo rompe el principio de igualdad, uno de los principios que llevó a fundar el Externado, porque es una imposición caprichosa del que puede, que obliga a pedir permiso a los que no pueden.
Para probar que el régimen del Externado es autoritario y que no concuerda con la ley (con sus normas estatutarias) basta mencionar algunos de los numerosos ejemplos:
Según los estatutos, los miembros del Consejo Directivo tienen un periodo de dos años. Pero solo se renuevan los representantes estudiantiles, pues los representantes de los profesores fueron elegidos en 1998 (!ya hace más de 20 años!), y no rinden cuentas de sus decisiones. Siguen en el cargo porque el estatuto prevé que si no se celebran elecciones continúan ejerciéndolo. Esa situación, nada razonable, es una interferencia arbitraria en la expresión comunitaria y política de los profesores, que les niega su derecho de representación. Henao ha dicho varias veces que hay razones históricas para no celebrar elecciones durante 21 años, incluidos sus ya casi 9 años de rectoría. Es evidente que son razones de conveniencia y, por tanto, autoritarias e inaceptables en una comunidad democrática.
Así como la composición del Consejo no es democrática, su funcionamiento tampoco lo es. No es democrático que el rector niegue la entrada a un representante de los profesores por razones de conveniencia[6]. Ni que rompa la tradición de que los representantes estudiantiles suplentes asistan con derecho a voz, que se ha respetado en rectorías anteriores, para evitar la presencia de los dos suplentes actuales, elegidos conforme a los estatutos. Esta es otra muestra de autoritarismo, porque no da razones para cambiar esa tradición, e interfiere en forma arbitraria en los derechos políticos de los estudiantes, que no tendrían cuatro voces en el Consejo sino dos.
Las actas y demás documentos del Consejo Directivo tienen carácter privado; solo se expide copia integral por requerimiento judicial, lo que obliga a sus miembros a exigir judicialmente el acceso a las actas. Esto también es autoritario, porque el secreto de las deliberaciones niega a los representados el derecho a conocer cómo se gobierna la universidad, y es una interferencia arbitraria porque no está sujeta a más razones que la conveniencia del rector.
Los estatutos de la universidad conservan ciertas formas republicanas del Externado original, principalmente que la composición del Consejo Directivo -máximo y único órgano de decisión de la universidad- consiste de profesores y estudiantes elegidos por sus pares. Sin embargo, como ya es sólo una pequeña caparazón para la camarilla que gobierna, han consultado a unos expertos en gobierno corporativo para modificar su composición añadiendo miembros externos, y tomar otras medidas desconocidas. Las conclusiones del informe se mantienen en reserva, y así la comunidad universitaria no conoce ni puede discutir el futuro que se planea. Esto es medida es autoritaria pues interfiere en la acción colectiva de la comunidad.
La falta de un estatuto docente lleva a que no se garantice la estabilidad de los profesores, de modo que es posible no renovar sus contratos cada año de manera arbitraria, es decir, sin causa justa.
El nombramiento de decanos es potestad exclusiva del rector. Los profesores y estudiantes de la facultad respectiva no participan en su designación. En una universidad supuestamente federal, este procedimiento es una interferencia arbitraria en la vida académica y administrativa de las unidades académicas, pues los decanos no son responsables ni siquiera ante los consejos de facultad, cuyo carácter es exclusivamente consultivo. No es una expresión de federalismo, sino de feudalismo, porque el decano es rey y señor de su facultad. Aunque no todos los decanos actúan de esa manera, pero puede actuar como señores porque las normas lo permiten.
Ni los decanos ni los directores de departamento tienen un periodo de mandato establecido, y es usual que duren varias décadas en su cargo, impidiendo de hecho la posibilidad de que sus profesores y estudiantes influyan en la orientación de cada facultad.
No hay planes de gobierno universitario, es decir, no hay una hoja de ruta que se pueda conocer, discutir, mejorar, aprobar o rechazar. El rector dice que estos procedimientos son innecesarios porque considera que son inventos marxistas, desconociendo falazmente que son la base de toda democracia.
Para que se revise un examen en la Facultad de Derecho es necesario enviar una solicitud a un comité, cuya composición no es conocida, y que nunca expresa las razones para admitir o negar el trámite de una revisión.
El acoso sexual de un jefe de recursos humanos a las empleadas de la universidad es, como otras formas de machismo, un acto autoritario porque interfiere de manera arbitraria en la vida de las víctimas, además de ser sancionado por el código penal colombiano.
La lista de ejemplos es muy larga y basta mencionar los anteriores para demostrar que el régimen monárquico y absoluto de gobierno ha impuesto un orden antidemocrático y ha llevado a la apatía por la discusión pública entre estudiantes y profesores, que encuentran una gran discordancia entre los principios que llevaron a fundar el Externado y lo que hoy se hace realmente en la universidad. Después de una rectoría de casi 50 años, muchos han interiorizado unos valores contrarios, y otros han adoptado un doble estándar: la democracia política en el país y la antidemocracia en la universidad.
Hasta ahora he descrito el régimen interno del Externado, pero no he mencionado porqué entró en crisis. Quizá el cambio de rector hizo patentes las contradicciones entre el ideario original y la práctica política. El cambio de una monarquía absoluta pero ilustrada a un delfinato pone en cuestión algunos intereses y despierta algunas mentes.
La llegada de nuevas generaciones de profesores, más comprometidos, la decadencia de la universidad o la simple desaparición de los ideales republicanos y democráticos de los fundadores han resquebrajado el orden interno del Externado. Hoy, sus gobernantes no tienen atado y bien atado el poder. Es de justicia poética que nuestro lema –Post tenebras spero lucem– recobre su sentido original.
En mi campaña como aspirante a la representación estudiantil pasaba por los salones exponiendo mis ideas. La principal era que debemos volver a los valores fundacionales de la universidad, que debemos recuperar la República que nos arrebataron. En un salón, un profesor interrumpió mi exposición y la calificó de falacia, porque según él, una universidad no es una república.
Una universidad es una comunidad de personas pensantes, comprometida en un proyecto común, el de formar a los nuevos ciudadanos, que debe hacer aportes al conocimiento y al progreso de la población. El contraste de ideas y de opciones alternativas amplía las fronteras del conocimiento y solo es posible en un ambiente de igualdad. De lo contrario, la disparidad de las ideas y las opciones no se resolvería en beneficio de la verdad sino del poder.
Una universidad imparte conocimientos, pero no solo instruye para ejercer una profesión. También es un medio para ampliar y ejercer la libertad; de modo que debe inculcar valor civil, enseñar ética y fomentar la solidaridad[7]. En ese sentido, es la institución más republicana que existe. La universidad es república porque es cosa (res) de todos (publica).
Aun si se piensa que la universidad no es intrínsecamente republicana, el Externado sí lo es por sus orígenes históricos[8]. Se fundó en 1886, en oposición a la dictadura conservadora conocida de la Regeneración. Fue creada por un grupo de radicales, expulsados de otras universidades por los conservadores triunfantes en la guerra civil de 1884-1885. Los fundadores, los abuelos radicales aún se los recuerda, se empeñaron en brindar una educación moderna, librepensadora, al servicio del país, comprometida con el federalismo derrotado en la guerra, y democrática; como lo demuestra el hecho de que a comienzos del siglo pasado fue la primera universidad del país en vincular a los estudiantes al gobierno universitario, muchos años antes de que la ley lo ordenara. Incluso su nombre fue una expresión revolucionaria: Externado, en oposición a internado. Es indudable que la intención de los abuelos radicales era crear una República.
Si queremos, y muchos sí queremos, recuperar la República que se nos ha arrebatado, debemos saber qué es el republicanismo, esa tradición milenaria de la filosofía política que defendían los abuelos radicales. Por ello esbozaré algunas ideas tentativas, que me ha suscitado la lectura de varios escritos, entre ellos los del filósofo catalán, fallecido hace poco, Antoni Domènech, uno de los principales estudiosos del republicanismo en lenguas romances[9]. A quien invito a leer.
Puesto que somos seres corpóreos y gregarios, debemos interactuar entre nosotros para existir biológicamente. Y debido al desarrollo específico de nuestro cerebro, debemos interactuar entre nosotros para existir intelectualmente. Solo compartiendo con nuestros semejantes podemos reconocernos a nosotros mismos y existir individualmente.
Las relaciones con otros y con nosotros mismos, en la familia y fuera de ella, son políticas, es decir atravesadas por relaciones de poder. De ahí que para ser libres no debemos ser esclavizados por nuestros vicios, sino gobernarnos a nosotros mismos con base en la razón; y no ser interferidos arbitrariamente por otros, es decir, ser sujetos de derecho propio. Puesto que somos materialmente independientes, no tenemos que pedir permiso a otros para existir. Esa es la libertad republicana, una libertad material porque tiene los medios para hacer real la posibilidad de elegir.
A la hora de elegir, no nos comportamos considerando únicamente el beneficio propio, sino que, gracias a la razón, y a la existencia de otros motivos, podemos preferir el bien ajeno o colectivo. Por ello es posible la existencia de la República, porque no somos siempre egoístas. Para participar en la discusión pública, dentro de una república, es necesario ser libre.
Para el republicanismo democrático, esa libertad debe extenderse a toda la especie humana, pues siendo naturalmente iguales, capaces de razón, solo diferimos en los medios materiales. Propone, entonces, redistribuir los medios materiales para conseguir libertad externa, e instrucción gratuita para cultivar la razón y tener libertad interna.
El republicanismo también implica que no puede haber gran desigualdad, pues, cuando provoca enormes diferencias graves entre lo que los ciudadanos pueden hacer, niega la libertad de los que tienen menos, y ponen en riesgo a la República, al disputarle la capacidad de definir el bien público[10]. Por esa razón, los Estados de Bienestar dejaron algunas cosas por fuera del mercado, como la sanidad, la educación y la justicia.
El Externado tuvo un origen republicano democrático. Nació en la pobreza y fue refugio de profesores purgados, que no cobraban. Ofrecía una educación abierta y sin discriminaciones. Se cobraba una matrícula porque no había otro medio para financiar los gastos del colegio, no para limitar el acceso al estudio. Desde su fundación, en su ideario figuraba el sentimiento patrio y la confianza en la perfectibilidad de las instituciones humanas. Buscaba contribuir al país en su totalidad, incluidos los desposeídos, que antes y ahora son tan numerosos. Y confiar en la perfectibilidad de la sociedad, que como sabemos pasa por extender la libertad republicana a los que no la tienen.
Una vez constatado que el Externado fue en su origen una especie de república democrática, porque así lo quisieron los abuelos radicales, cabe preguntar qué podemos hacer hoy para recuperar esa república. El régimen está en crisis y no podemos cejar en el empeño. Solo la organización y la movilización de la comunidad nos permitirán recuperar nuestros derechos conculcados. Además, es necesario tener generosidad y altura de miras. En el Externado caben todos los que aman la república. No se debe excluir a nadie, porque en la república democrática que queremos se debe extender la libertad y, por tanto, la ciudadanía a todos lo que quieran. Y debemos ser cuidadosos. La república, cuando se restaure, deberá dotarse de los medios institucionales para que no vuelva a ser sometida y arrebatada, para que se preserve. Muchas generaciones de externadistas pasarán, y la República se mantendrá si luchan por ella.
Quizá una de las razones por la que perdimos la República fue la de ser dueña de un inmenso patrimonio. El Externado es la universidad más acaudalada del país[11], es la principal accionista de uno de los mayores grupos empresariales del país– el grupo Bolívar– con intereses en las finanzas, los seguros y la construcción. Debido a ello, el orden lógico según el cual el dinero es un medio y no un fin en sí mismo se invirtió indebidamente. Debemos superar la confusión entre fines y medios, y entender que algunos medios pervierten los fines. Si el dinero es un medio para cumplir nuestros fines misionales, y se retorna al principio republicano de que es la comunidad exernadista la que determina el bien común, podremos usar responsablemente, con el verdadero significado de la palabra austeridad –el de sobriedad– tanta riqueza. Y hacer realidad la concepción de la educación como un derecho.
Incluso el artículo 1 de nuestra Constitución Política dice: Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.
El Externado es una república, esto es una cosa pública, es el proyecto común de profesores, estudiantes y administrativos. Por eso, a diferencia de otras universidades no tiene dueño, y así haya gente que la pretenda, no lograran dominarla porque el sentimiento republicano hace parte de la esencia externadista. Ustedes que hoy llegan se convierten en ciudadanos de la República externadista, como tales tendrán derechos y obligaciones, no se pueden desentender, porque lo que es de todos a todos nos debe importar.
Al igual que el Externado, Colombia es una república, que no porque se encuentre secuestrada por un pequeño grupo de poderosos, en contubernio con poderes extranjeros, debe ser abandonada por sus ciudadanos. La ciudadanía activa generalizada, en otras palabras, la participación de todos, sin importar nuestras condiciones económicas y de otra índole, en la discusión pública de los asuntos de nuestro país, es la verdadera democracia, que es mucho más que votar cada cuatro años.
También en ese aspecto llegan en un momento importante para la historia de nuestro país, como todos saben el semestre pasado, millones de colombianos protestamos en el marco del Paro Nacional, con reivindicaciones como la defensa de las pensiones y el empleo, el cumplimiento de los acuerdos, el rescate del sector agropecuario, la protección del medioambiente, entre otros. Como es evidente, se tratan de reclamaciones justas, que son necesarias para que haya democracia real en Colombia, pues esta solo es posible cuando se extiende cierto nivel de bienestar material a todos, con hambre no hay tiempo para pensar en política.
Protestamos porque estamos indignados, y es que hay muchas razones para estarlo, les doy algunos ejemplos, según cifras del observatorio fiscal de la Universidad Javeriana, el 30% de los hogares en Colombia tiene ingresos combinados de menos de un salario mínimo, el siguiente 60% de los hogares gana entre un salario mínimo y 4 millones de pesos, para que un hogar esté en el 2% de más altos ingresos basta con ganar 10 millones y para estar en el 1% basta con 14.
Esta triste realidad no la digo por deprimirlos, menos hoy que es un día especial, la digo para que la sepamos, pero también para que no nos conformemos, no se trata del país y la universidad que nos tocó vivir, se trata del país y la universidad que vamos a cambiar. Queremos estudiar para cambiar la sociedad, ese es nuestro deber como exernadistas.
Muchas gracias por habernos elegido. ¡Bienvenidos al Externado!
[1] Palabras del doctor Fernando Hinestrosa por Honoris Causa. Disponible en: https://n9.cl/qfih
[6] Cfr. Las duras críticas de profesores del Externado a gestión del rector Henao. Disponible en: https://bit.ly/2Y4ojki
[7] Solo los buenos profesores pueden cambiar la vida de un estudiante. Nuccio Ordine. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=e9ijRqnU_7Q
[8] Cfr. Misión e historia de la Universidad. Disponible en: https://www.uexternado.edu.co/la-universidad/historia/
[9] Por ejemplo, Individuo, comunidad y ciudadanía. En Retos pendientes en ética y política. ed. José Rubio-Carracedo, José M Rosales y Manuel Toscano. Suplemento 5 (2000) de Contrastes. Revista interdisciplinar de Filosofía. [ISSN: 1136-9922], pp. 27-42. Disponible en: https://n9.cl/l5vu
[10] La concepción histórica de la libertad republicana para entender el mundo actual. Y una propuesta inmediata. Daniel Raventós. Sin Permiso. Disponible en: shorturl.at/uBINR
[11] Las universidades más ricas de Colombia. El Espectador. Disponible en: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/las-universidades-mas-ricas-de-colombia-articulo-889785
El Consejo Directivo por fin da en el punto, y hay que reconocer las buenas intenciones, pero nos quedamos cortos y la incertidumbre se vuelve a poner sobre la mesa.
Externado Libre ¡y Libre de limitaciones! Buena cara aquí, pero continuismo allá
El Consejo Directivo por fin da en el punto, y hay que reconocer las buenas intenciones, pero nos quedamos cortos y la incertidumbre se vuelve a poner sobre la mesa.
Por: Javier Andrés Pérez.
Estudiante de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Parafraseo las palabras del Rector, sobre la decisión “colegiada” del pasado 5 de mayo: nuestro ideario es pluralista y democrático, y busca otorgar educación a sectores no favorecidos económicamente. Dijo también, y con toda razón, “somos y seguiremos siendo la Universidad más pública de las privadas”.
Hace unos días discutía con una colega —estudiante de Derecho de otra Universidad— y le explicaba qué significa para mí ser un verdadero externadista. Con total seguridad, le decía: “el externadista es libre, y eso le hace crítico; es trabajador, y más cierto no podría ser para quienes estudiamos Derecho en esta Casa; pero más importante aún, es solidario, y es que esto no podría ser distinto conociendo nuestro pasado: que hemos sufrido junto con muchos la injusticia desde la Regeneración, que hemos sufrido el conflicto armado, y que hemos sido discriminados, incluso adentro, por pensar diferente —y tantas otras dificultades humanas que son propias de cualquier institución.
Sin embargo, pese a los obstáculos, y hablo con la propiedad producto de las experiencias de un joven estudiante que se ha litigado orgullosamente su permanencia en esta Casa de Estudios, el Externado sigue siendo un faro de libertad, y lo es porque, fuera de una u otra manzana podrida, nuestras Instituciones funcionan, ¡y sí que funcionan cuando un externadista defiende sus derechos y enarbola la bandera descrita por Nuestra Constitución!
Estas palabras, y otras, son las que me enamoraron en un primer momento. A nuestra Universidad la ha caracterizado, y por esto somos envidia para muchas otras a día de hoy, que somos, en verdad, un Externado humano. Y fueron estas mismas palabras las que llevaron a ponderar, según el Rector, la “solidaridad y acceso a la educación de un lado, con la estabilidad financiera de nuestra universidad del otro”. En este sentido se dispuso, entre otras cosas, (i) un descuento del 15% al Calendario B, siempre que la situación de vulnerabilidad sea sumariamente acreditada, y (ii) un descuento del 5% para quienes paguen de contado y que es acumulable con el anterior.
Surgen muchas inquietudes. Por un lado, qué tan sumario resulta el procedimiento de petición de descuento cuando a nuestro honorable Consejo Directivo lo que sí le ha caracterizado es la excesiva rigurosidad probatoria y argumentativa para justificar merecimientos, la misma que ha dado cuenta de la insensibilidad, respecto de las vicisitudes psicológicas que padecen nuestros estudiantes, para la acreditación de la cuarta causal de revisión; peor aún, hablando desde la experiencia personal, que la actitud de varios docentes sobre el asunto resulta siendo un reflejo de aquel gran defecto.
Es bastante inverosímil que, de la noche a la mañana, toda la psiquis del Consejo haya cambiado. Otro cuestionamiento es qué concepto de alivio económico maneja el Consejo Directivo al disponer un descuento únicamente del 15%.
Con todo respeto, pero al menos a mi juicio, esta suerte de alivio de una parte es irrisorio en porcentaje, y de otro, desconocedor de la situación que viven muchos colombianos actualmente, pues no pretende cubrir a la totalidad de la población estudiantil: todos somos afectados, aunque no en igual proporción. Un lector podría controvertir lo primero al sostener que el descuento del 15% es posible que se le acumule el 5%. Me pregunto: ¿qué proporción de estudiantes de la primera situación podrá ser capaz de gozar de la segunda? ¿Quién tenga dificultades económicas podría llegar a pagar de contado? Esto da idea del análisis abiertamente abstracto y superficial de los debates que se llevaron a cabo dentro del Consejo.
Por otro lado, ¿qué vamos a hacer con los estudiantes, de calendario A y B, que siguen pagando su año académico a día de hoy? Esto me deja un sinsabor que se concreta en lo siguiente: ¿cuál es la verdadera razón que llevó al Consejo a decidir de esta manera, o más precisamente, qué interés terminó pesando más? ¿Nos están cosificando como si entre nosotros existieran zonas grises?
Si lo que queremos es ponderar el acceso a la educación, reconocer a la población vulnerable, procurar la solidaridad y tener un Externado Libre, libre de limitaciones, ¿por qué ignorar tan tajantemente al resto de la población estudiantil, los de Calendario A y B que hoy siguen pagando sus matrículas? Aliviemos el hoy, además de pensar en el mañana, ¿o estamos ante un interés oculto de diferenciación para la aplicación de descuentos? Honestamente, pareciera que para estos casos haya primado la estabilidad financiera, trato sin lugar a dudas desigual.
Nuestro Consejo se queda corto, a pesar de sus buenas intenciones. Sin duda, podemos hacer mucho más, sobre lo que ya se hizo y lo que no se tuvo en cuenta.
Directivos, por favor, no olviden que en esta situación todos somos vulnerables, que las clases no se están dictando de manera presencial a pesar de cualquier contingencia, que la solidaridad hoy vale más que cualquier estabilidad financiera —y más tratándose de Nuestra Universidad— y que otro principio a ponderar es sencillamente: la igualdad.
De lo dicho creo que es posible extraer: (1) el Consejo lanzó sus cartas, sí, pero el debate sigue abierto, y es hora de que aquellos que se encuentran en estas otras situaciones no contempladas lancen las suyas: pensemos en el Ahora; (2) hay que poner la lupa en la implementación de las decisiones ya adoptadas para que no se trate otra vez de la excesiva rigurosidad que ha caracterizado al Consejo. Todo lo anterior porque (3) es hora de que nos unamos y saquemos adelante propuestas que busquen la mayor cobertura de alivio posible, porque es hora de que nuestro Externado vuelva a demostrar, como apunté más arriba, que somos solidarios, que estamos libres de limitaciones argumentativas y políticas, y con razón, que somos la envidia de muchas otras Universidades, porque somos desde luego, un Externado Humano. Finalmente, (4) que esto no sea otra demostración de que continuamos con el mismo Consejo Directivo, uno que no pretende ceder, aun ante estas dificultades, aunque Hoy demuestre una cara distinta para una parte de la población.
Sin rumbo y sin foco, así se proyecta la Universidad mientras cada día pierde más terreno en términos de calidad académica.
Por: Juan Simón Vásquez.
Ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
La Universidad Externado es un claustro académico moderno en comparación con los de su talla a nivel nacional, situación que ratifica sus 133 años de fundación. En perjuicio de lo anterior, se ha caracterizado por avanzar a paso de tortuga bajo la administración actual.
El siglo XXI ha descansado bajo el ímpetu de la tecnología, y a su ritmo, se han ido modernizando las diferentes instituciones de la sociedad y el Estado, empero, no podemos dejar a un lado que la academia ha jugado un rol determinante en el avance tecnológico y le corresponde un mayor protagonismo en este camino.
Ahora bien, mientras tales circunstancias tienen lugar en las universidades, el país y el mundo, la Universidad Externado –bajo la actual administración– además de solo funcionar con una situación financiera que no se proyecta positiva a futuro, ha tenido logros vanguardistas sin precedentes –sin duda alguna–, como designar un decano a la Facultad de Derecho y tornar perpetuo un debate sobre el necesario reemplazo del actual Consejo Directivo. Naturalmente debates que la ciencia académica superó, si algún día discutió.
Este punto es objeto de atención porque toda institución debe proyectarse al futuro y no solo subsistir en el presente, preguntas tan básicas como: ¿Hacia dónde va la academia? ¿Hay que abrir más facultades? ¿Qué facultades? ¿Debe mirarse hacia las ingenierías? ¿Ciencias de la salud? ¿El método de enseñanza está actualizado?
Desconozco las respuestas que a la democracia universitaria le merezca esas preguntas, no obstante, es un debate que debe tener lugar en el sentido que fuere con miras a la proyección institucional que es natural a cualquier ente que pretenda perdurar en el tiempo. Como quiera que los tiempos cambian, con ello las personas ergo las instituciones. De hecho, en tiempos modernos, quien no está a la vanguardia está en otrora.
Un claro resultado de los debates arcaicos que la Universidad afronta es la disminución en la calidad, evidenciada en la valoración nacional e internacional y la ausencia de capacidad para captar el interés de nuevos estudiantes. Agrupación de factores que denota la incompetencia de la administración actual encabezada por el Consejo Directivo y el Rector, y desde luego, la omnipotente Secretaria General.
En cuanto a la valoración a nivel nacional –que no es otra cosa que cómo nos ven en Colombia–, El Ranking U-Sapiens que evalúa el nivel de investigación universitaria, nos otorgó un prestigioso vigésimo primer lugar. De manera que concluye acertada la protesta, en materia de investigación, de algunos docentes. Sin perjuicio de la calificación oficial mediante las Pruebas Saber PRO en el cual ocupamos el sexto lugar.
En cuanto a la valoración a nivel internacional el Ranking QS, el mismo que infla con helio al Rector, y que en 2017 nos ubicó en el lugar 401 (3er lugar nacional), en 2018 en el 401 (3er lugar nacional), en el 2019 407 (3er lugar nacional) y en el 2020 nos descendió al lugar 480 (4º lugar nacional) siendo superados por la Universidad Javeriana y denota un descenso a nivel internacional de 73 puestos.
Respecto al impacto positivo de la Universidad en aspirantes, se ha evidenciado la baja en el número de matriculados, incluso por debajo de la media universitaria, hecho que ha concluido en un déficit operacional que supera los $20 mil millones, situación exótica sin precedente en el acaudalado Externado.
Mientras lo anterior tiene lugar, el Consejo Directivo junto al Rector y la controlante Secretaria General, cumplirán dos años de pensar como sustituir a los celestiales integrantes del órgano directivo. Semejante exabrupto temporal, solo merece un homenaje a la incompetencia y mediocridad institucional, y están deprecando en los negativos resultados nacionales e internacionales.
La conclusión se las dejo a ustedes.
Adenda 1. Lamentable el mercadeo institucional de la oficina de comunicaciones al no participar en la edición de la Revista Semana correspondiente a infraestructura universitaria, con dos lecturas: primero, no hay recursos para sufragar cualquier 30 millones que haya costado –reafirmando el déficit operacional–; y segundo, la ausencia de infraestructura universitaria de vanguardia.
Adenda 2. Me atormenta la intriga por conocer la suerte de la potentada Doctora Hinestrosa en Paloquemao, en condición de testigo, con ocasión del cartel de las faldas que perfectamente conoce.
Aunque se quiera desmentir estos presuntos hechos, lo cierto es que cada día se conocen más denuncias anónimas que comprometen la imagen de la Universidad. Pues como dice el dicho: “cuando el rio suena es porque piedra lleva”.
Más líos de faldas, acosos y abusos en el Externado
Aunque se quiera desmentir estos presuntos hechos, lo cierto es que cada día se conocen más denuncias anónimas que comprometen la imagen de la Universidad. Pues como dice el dicho: “cuando el rio suena es porque piedra lleva”.
Por: Juan Simón Vásquez.
Ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Continuando con el deplorable asunto del acoso sexual universitario, que de ninguna manera constituye un asunto menor, una línea más o una crítica destructiva, sino por el contrario, un contexto que demanda atención y medidas de acción por lo denigrante que resulta este hecho para la dignidad humana, he tomado la decisión de no callar y seguir denunciando.
En efecto, durante el paso por diferentes órganos directivos del Externado, fui advertido por diferentes estudiantes de presuntas situaciones de acoso perpetradas por docentes que, aprovechándose de sus posiciones académicas, buscaron de una u otra manera satisfacer sus lujuriosos deseos.
Más allá de las objeciones a estas conductas, la verdadera pregunta que surge es: ¿Qué medidas o buenas intenciones materializadas en acciones ha adoptado la dirección de la Universidad Externado para enfrentar y resolver este flagelo? La seguridad de estudiantes y trabajadores no se limita a la salvaguarda de la integridad patrimonial de estos, sino también a la integridad moral y física de todos.
El asunto torna vital importancia máxime cuando, en criterio del Rector Henao –como en alguna ocasión manifestó–, “las estudiantes le tienden ‘trampas’ a algunos profesores”. Independientemente a la posibilidad de certeza sobre el criterio de éste, su conclusión deriva de una investigación inexistente que deviene en conjeturas o excusas para justificar su inacción al respecto. Porque la verdad sea establecida, si alguna persona denuncia ser víctima de acoso sexual en la Universidad Externado, el asunto no será materia de investigación. En caso que la queja provenga de estudiantes, la denuncia la asume la dirección de Bienestar Universitario con una conclusión lamentable para el alumno(a) y es exponerse a que su victimario conozca las acusaciones en su contra. Por otra parte, si proviene de un trabajador (a), sería bueno saber que ha hecho la Jefe de Desarrollo de Personal con estos temas, como quiera que sus consejos de retirar las denuncias siempre serán de alarmante utilidad para las víctimas.
Como justo resulta, no podemos satanizar la inacción del Rector, pues esta eventualmente deviene estratégicamente inocente. Debe reconocérsele que ha expulsado a docentes por conductas como estas exclusivamente cuando ha sido constreñido por las víctimas o representantes de éstas, so pena de publicar los sustentos probatorios –consistentes en audios– que evidencian estas circunstancias. Debe anotarse que no ha sido su voluntad actuar así, sino el temor a perjudicar su imagen de rockstar frente a los estudiantes y medios de comunicación. Corolario de ello, ciertas renuncias intempestivas de docentes sin que medie razón conocida por la comunidad, pues en los últimos años han sido sacados algunos con absoluto misterio y las víctimas de estos se encuentran asiladas en otras universidades.
Por otra parte, estas líneas han tenido efectos interesantes, como múltiples acercamientos de funcionarios y ex funcionarios por diferentes medios, entre ellos el anonimato, como quiera que han expuesto que presuntamente el Rector y la Secretaria General encabezan bloques de persecución para quien hable en contra de sus oscuros intereses de continuar con la apropiación de la Universidad. Es el caso de una queja anónima que recibí recientemente y reza -textualmente-:
“Hola Juan.
Soy un (a) exfuncionario (a) de la U, que le duele lo que pasa con la institución. El Exterminio como llama Juan Carlos a la Universidad, no solo se convirtió en un fortin de ratas y personas que cambiaron la cultura organizacional de la Institución. Malas acciones y pésimos manejos, maltrato por parte de los jefes, abusos en muchos escenarios, trabajos de domingo a domingo, jefes que no respetan los domingos enviando correos y trabajos a sus subalternos y persecuciones permanentes. (…) Retórica de los poderosos que cada vez utilizan o son los que indican que tienen orden de sacar a el que ellos indiquen con el beneplácito de Juan Carlos. (…)”[1].
Adicionalmente, agrega delicadas denuncias contra tres funcionarios de alto rango de la Universidad (dos Decanos y un Director Administrativo).
Esto nos muestra que el abuso de poder en la Universidad existe y afecta a muchas personas que no son consentidas del régimen actual o que lo fueron, y que sin piedad fueron excluidos del favoritismo elitista que gobierna la Universidad Externado.
[1] El texto es fiel copia del original con ciertas precisiones con el único propósito de proteger a la fuente.
No hay mayor falacia que este ambiguo lema, que con el paso del tiempo se volvió la mayor contradicción en la Universidad.
Por: David Orlando Mesa.
Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
Un recuerdo importante de cuando apenas ingresaba a la Universidad fue la inauguración de los edificios H e I, pero más allá de una bien lograda obra arquitectónica, me llamó la atención el discurso del rector Henao y su lema de “espacios para la libertad”, que enarbolaba ese espíritu liberal del Externado. Para mí, la magnánima obra arquitectónica de los nuevos edificios, aunada a las palabras que revivían la lucha de la institución contra las injusticias conservadoras, suscitaba un discurso poderosísimo que llenaba el orgullo externadista.
Pero la desilusión se da un año después, cuando me fijé que las palabras a veces contradicen a las acciones con una situación bastante anecdótica que me permitiré traer a colación.
Antes que nada, quiero acotar que esto no es ningún “berrinche”, es una reflexión de lo mucho que se habla de “espacios para la libertad” y de lo poco que se practica. Para este segundo semestre, nuestro grupo fue reubicado a un salón bastante precario, lo cual no sólo coarta condiciones necesarias para el proceso de aprendizaje y la interacción docente-estudiante, sino que también cuenta con grandes problemas de sanidad y seguridad, pues el espacio es tan reducido que en caso de un siniestro no habría lugar a una adecuada evacuación y los virus se propagan con bastante facilidad y rapidez entre las personas, de hecho algunos de los catedráticos se pronunciaron expresando el respectivo malestar.
¿El argumento? Que un profesor (que, a propósito, no nos dictará clase hasta el segundo corte) tiene problemas de movilidad, situación que es de lo más comprensible, lo que parece irrazonable es que nos hayan trasladado a inicio de semestre y de forma permanente para una materia cuya intensidad horaria es de 3 horas por semana.
Los estudiantes no nos limitamos a manifestar el descontento, pasando de forma adecuada por el conducto regular, sino que propusimos soluciones, de manera que todas las partes llegáramos a un punto de bienestar aceptable, el proceso esclareció algo que nunca se nos quiso sostener de frente: el problema no eran los inconvenientes de movilidad de nuestro docente, eso sólo fue un pretexto, el verdadero inconveniente es que la planta física resultó incapaz para albergarnos de forma óptima, nos dimos cuenta de que nuestra antigua aula ya fue ocupada por otro grupo, que, como se nos revelaría, es más grande que nosotros, dicho de forma mucho más coloquial “no hubo cama para tanta gente” y alguien tenía que soportar dicha carga, en este caso fuimos nosotros.
Mi punto en esta anécdota es que todavía retumba, con fines comerciales, ese lema de “espacios para la libertad”, de lo que podemos decir que la libertad no sólo es un valor incorpóreo, sino que es un valor que también se refleja en las situaciones más cotidianas y físicas, un valor que, se supone, una universidad como la nuestra debería salvaguardar, pero como se evidenció en este caso, el Externado nos ató a un ambiente precario para la educación, nos encadenó en un espacio inseguro e insalubre, en fin, se nos sometió a seguir las decisiones arbitrarias y lesivas de la administración.
Recientemente se nos abrió un pequeño destello de esperanza para tener mejores condiciones, pero a la larga, no son más que promesas que aún están en el aire y buscan apaciguar el descontento.
Presuntos casos de acoso sexual en la Universidad no han salido a luz pública por el silencio de la administración actual. ¿A qué le temen los directivos?
Presuntos casos de acoso sexual en la Universidad no han salido a luz pública por el silencio de la administración actual. ¿A qué le temen los directivos?
Por: Juan Simón Vásquez.
Ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
En recientes noticias de la Universidad Externado de Colombia, aunque conocidas por muchos e incluso denunciadas y tildadas de calumnia por la administración actual, se conoció una red de acoso sexual laboral por parte de funcionarios cuyo prontuario no era ajeno a las directivas, por el contrario, tolerado por años en esa casa de estudios: El cartel de las faldas.
En efecto, fruto de la incapacidad de la administración actual para establecer un verdadero liderazgo y la necesidad de lograr adeptos en sus filas, ésta ha tolerado, por no decir que ha promovido con su silencio, una red desarticulada de acoso sexual a trabajadoras de la institución, hasta donde sabemos que solo involucra a funcionarias y como veremos más adelante, estudiantes.
No es casualidad ni sorpresa que, en diferentes dependencias de la Universidad, se observen este tipo de circunstancias a partir de las cuales una persona, con el propósito de proteger su estabilidad laboral o académica, deba apelar a acceder a pretensiones lujuriosas de jefes, e incluso docentes, pervertidos.
Hoy nos convoca una lamentable circunstancia que la persona afectada evidenció públicamente y conllevo a la renuncia del Director de Recursos Humanos, conocido entre los funcionarios como alias Jorge 50 -el 50, alude a la remuneración por servicios constreñidamente prestados- por presuntos actos de acoso sexual, empero estas líneas tienen por objeto hablar de lo que no se ha dicho hasta el momento, muy a pesar, de la estrategia de la administración actual por años, tendiente a mantener en silencio este secreto a gritos -entre los trabajadores-, y tildar de calumnioso a quien evidencia alguna de las tantas realidades que perturban la transparencia y buen andar del Externado, no gratis, la Universidad ha optado por comprar el silencio de las víctimas el que ha avaluado en 20 millones de pesos.
Según diferentes víctimas, la administración que lidera Henao habría tenido conocimiento de estas situaciones, e incluso escuchado los audios, que ha optado por desmentir en protección de personas cuya fidelidad requiere.
No obstante, corresponde ahondar en las circunstancias, en las cuales, las personas afectadas no han querido, o podido, evidenciar a la comunidad estas situaciones de acoso. No es una cuestión que genere novedad –como al comienzo establecimos-, como tampoco es una situación exclusiva de una persona o de una dependencia, pues existen múltiples quejosas que hoy viven esas circunstancias, porque la solución nunca es callar, por el contrario, resonar tan suerte que sus voces perturben al agresor en protección de sí mismos y de quienes los sucederán en la red de acosados.
Con la protesta que hoy convoca estas líneas, también hacemos un homenaje a las personas que, en el intento, han fenecido en la lucha, y que, de alguna u otra manera, han permitido institucionalizar en el tiempo el acoso sexual.
La verdadera pregunta es ¿Dónde están las medidas, o cuando menos, el interés de la administración actual en estas graves denuncias que han conocido y han optado por ocultar en perjuicio de la víctima y protección del victimario? Hemos sido advertidos por las propias víctimas, que estas conductas despiertan el escepticismo del Rector, jamás su interés. Situación muy oportuna para congraciarse con las personas que necesita para proteger su silla a la que, según él no está atornillado –pero no está dispuesto a tener destornilladores cerca-.
Los padres de familia de los estudiantes, los trabajadores y trabajadoras, los padres de estos, compañeros sentimentales, y en general, los miembros de la comunidad universitaria y sus seres queridos, demandan de la Universidad medidas contundentes y reales tendientes a construir un ambiente de tranquilidad y no la incertidumbre de un ambiente hostil donde prevalezca el acoso, no solo sexual, sino de ninguna naturaleza. Aspecto en el que la Directiva de la Universidad ha incurrido en mora, como en todos los aspectos que demandan la institucionalización de esa casa de estudios.
Juan Carlos y Martha deben ir a la tribuna pública a explicar cuántos casos de estos han conocido y “no ha sido con ellos”; y que compromete a los trabajadores. ¡Es hora de sindicalizarse!
El gabinete de fausto: historia de un pacto fallido con el Derecho
El temor incesante de salir del cómodo y gastado neoclasicismo, sin mirar hacia el futuro, tiene en el limbo a las facultades de Derecho.
Por: Óscar Carvajal.
Estudiante de cuarto año de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Mi escena favorita del Fausto es sin duda alguna, la conversación de Fausto con Mefistófeles. Fausto es un Doctor que con urgencia estudió filosofía, teología medicina y jurisprudencia, pero que lleva una vida inagotable de perro, y su visitante inesperado, es Mefistófeles (el diablo).
Este pequeño dialogo ocurre en el gabinete de estudio del profesor Fausto, rodeado de la polilla de los libros, la silla y el escritorio. Petrificado en el tiempo, por una capsula de algunos metros, que acartonan paredes y pensamientos.
En este lugar añejado, se presenta la posibilidad de un pacto con Mefisto, una ventana de escape. Mefisto le ofrece a Fausto, la posibilidad de sacudir la polilla, de sus ideas secas y su carácter cansado, por la aventura de la vida. La furiosa sensación, de que las ideas deben sacudirse con el tiempo, para que no se empocen y ‘’críen monstruos en la mente’’ como aconsejaba Blake. La vida como promesa, y la ciencia como felicidad en un mundo, donde la sangre y la carne, son personajes principales del pensamiento. Un pacto que viene a derrumbar siglos de ciencia filosófica y jurídica, ciencia de gabinete y pensamiento de salón, por un pensamiento, que levanta la polilla del código y del texto, y sale de él constantemente, como ir a una fuente de agua y volver, eso sí, con aire fresco. Con las ideas mojadas.
Fausto por supuesto, como buen romántico, decide apostar su alma por una idea. Decide saltar al abismo de lo desconocido, echar al traste el antiguo gabinete, por un estudio más cercano al sol y a los hombres. Fausto dio un arriesgado sí y movió a ruina, el enmohecido siglo XVlll, con su neo-clasicismo, y su gastada y nada vital, afiliación partidista a Grecia y Roma. No porque no fueran necesarios, sino porque eran pozos y no hoyos ni finales.
Lastimosamente, parece verse en las facultades de Derecho actuales, una negativa al pacto fáustico. Un temor incesante de salir del cómodo y gastado neoclasicismo, sin mirar hacia el futuro. El temor natural de pensar por sí mismos, sin ayuda de acudiente. De levantar el polvillo del escritorio, de salir de vez en vez, al pozo de las otras miradas. Un miedo de salir del código y tal vez, no saber regresar. Un miedo infecundo y paralizante para el pensamiento. Las ideas necesitan agua, y en ocasiones, de la nuestra, la más cercana.
Cuando inicié Derecho, me prometieron un pacto que nunca se cumplió. Un gran pacto que dé a luz, otra manera de estudiar el Derecho y de vivirlo en sociedad. Tenemos un pacto pendiente.
La ausencia de este documento pareciera ser la causa de la “renuncia” de muchos profesores, como la del reconocido Carlos Bernal.
Por: Juan Simón Vásquez.
Ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
No es novedoso para la comunidad universitaria decir adiós a los profesores, de hecho y con la ayuda del tiempo, se ha tornado común ver partir a docentes de excepcionales condiciones. En efecto, la Universidad Externado a lo largo del tiempo y bajo el yugo de sus diferentes rectores, se ha transformado en un jardín de bonsáis a partir del cual, nadie puede crecer más que la cabeza de la institución, el Rector.
De esta manera, puede notarse como su esquema docente, desde antaño, ha consistido en la existencia de un Rector que se torna patriarca de bonsáis y que cuenta con el apoyo de un conjunto o club de aduladores que lo sostienen en el poder y que lo llevan a la cúspide en busca de relevancia nacional bajo una supuesta legitimidad académica. Como respuesta a esta labor, este patriarca procede a distribuir en los diferentes espacios de la burocracia política y judicial a sus alfiles, quienes le deben fidelidad, o eso espera él.
Aspectos como el descrito, cobran vital importancia, especialmente cuando un bonsái pretende desafiar u opacar al patriarca del jardín, situación que no tiene mayor grado de complejidad en la actualidad.
Hoy nos convoca una duda visceral, como quiera que uno de los docentes más cercanos al Rector y al claustro universitario, como lo es Carlos Bernal Pulido, ha optado por abandonar las aulas de la institución. No es una renuncia cualquiera, ni mucho menos, aislada. Alguna diferencia tuvo que suscitar en la intolerante clase dirigente de la Universidad, pues no respaldarla es percibido como un acto de desobediencia. Bajo esta línea decenas de profesores han “renunciado” después de fuertes diferencias con el Rector de turno.
Independientemente a las razones que convocan la partida de Carlos Bernal, lo cierto es que la Universidad no es la misma a partir de la posesión de la Secretaria General. Esta destacada metamorfosis que ha sufrido la Casa de Estudios es promotora de intolerancia generalizada para quienes con nostalgia recuerdan una institución con visos de libertad.
Esa metamorfosis debe llevar a un estudio crítico de lo que se está haciendo mal. Esto implica mirar hacia adentro con una premisa de valoración objetiva de circunstancias, de suerte que el sesgo es el arma de autodestrucción más grande que existe. La administración actual no solo es sesgada, tampoco admite contrariedad y cuando pretende parecer objetiva requiere de conceptos de aduladores a sueldo.
La partida de Carlos Bernal no es una simple casualidad, hay que recordar que la administración de la Universidad espera de sus docentes lealtad como académicos, pero también como servidores públicos, pues debemos recordar que la silla del magistrado Bernal tuvo lugar con ocasión de acuerdos privados entre el Presidente Santos y Juan Carlos Henao, quien probablemente esperaba considerar al magistrado y docente como un alfil suyo en la Corte Constitucional.
Carlos Bernal abandona las aulas del Externado ¿Por qué? o ¿Por quién? Son interrogantes que despliegan todo tipo de dudas, pues la cercanía entre él y el Rector fue estrecha. Pero más importante aún es conocer ¿Qué profesores están pensando o han pensado en tomar la misma decisión? Pues como es vox populi hay muchos docentes inconformes con el sistema actual, que silenciosos esperan una oportunidad de abandonar las aulas del claustro.
Situaciones como la actual demandan urgente la implementación de un Estatuto Docente que sustituya el régimen clientelar existente en la Universidad. El Consejo Directivo, incapaz de actuar, continúa escribiendo un capítulo lamentable en los anales del Externado cuyo título será: Época de Penuria, pues su rol en la institución ha consistido en ocupar mesas principales en eventos y asientos preferenciales en entierros.
Mientras los estudiantes de la Facultad de Derecho del Externado se crean mejor que los demás, la comunidad académica se seguirá viendo débil y fracturada.
La necesidad del diálogo y el reconocimiento del otro
Mientras los estudiantes de la Facultad de Derecho del Externado se crean mejor que los demás, la comunidad académica se seguirá viendo débil y fracturada.
Por: Camilo Carmona Castaño.
Estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Inicié en el Externado con la plena seguridad de que sería un lugar de innovación, creatividad y apoyo a la investigación, lo cual evidencié en mis días de estudio en la Facultad de Derecho.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo noté la existencia de otras facultades cuyos ánimos giraban en torno, no solo a brindar calidad en sus programas, sino a construirse de manera más sólida. Al compartir con personas pertenecientes a estas unidades académicas pude evidenciar grandes brechas entre los estudiantes de cada Facultad, dando lugar a desmesurados abismos y marcados hálitos de superioridad. Principalmente desde los estudiantes de Derecho, quienes en ocasiones incurrimos en el grave error de creer que somos los únicos en la Universidad y que no necesitamos de otra Facultad.
Tales creencias suscitan mayores diferencias entre el estudiantado y generan división en el mismo, lo que a su vez nos aparta de las vivencias de los demás, dejando una comunidad grande pero débil y fracturada.
Un espacio de libertad debe partir de un ambiente de igualdad y es necesario el trato de igual a igual no solo en la dupla estudiante-docente, tal como lo mencionó otro columnista, sino también entre los mismos estudiantes. Por lo anterior, debemos enfocarnos en la omisión al principio de ver al otro como igual, en su capacidad de pensar y razonar, pues una universidad excelente en ciencias humanas no puede dejar de lado su parte de humanidad, en donde vemos al otro como igual y aprendemos de él, donde nos reconocemos a nosotros mismos por medio del otro.
¿Cómo tener humanidad creyendo en carreras superiores? Se trata entonces de humanizar las humanidades, trabajo que implica una difícil labor, pero cuya necesidad se presenta a la vista para los científicos sociales. La razón de esta “superioridad”, creo yo, son los pocos espacios interdisciplinarios y las investigaciones aisladas que no permiten el crecimiento de los estudiantes y el reconocimiento de los otros como iguales.
En algunas oportunidades he podido escuchar a los estudiantes de Derecho mencionar que quienes no estudian esta carrera no tendrán futuro. Sin embargo, también he escuchado a los alumnos de otras facultades creyendo que los Derecho no tienen la capacidad de comprender los hitos históricos o las complejidades de algunos autores y su aplicación en la realidad. Así que, no es solo una cuestión que deba desarrollarse en la Facultad de Derecho sino que es trabajo de todo el cuerpo universitario, tanto estudiantes como docentes, pues no es posible seguir creyendo en la división ellos-nosotros para crecer como facultades, más bien debemos incentivar espacios de participación, lo cual no significa crear doble programa en Derecho, pero sí implica la reestructuración a espacios de convergencia.
Durante el tiempo que he estado en anticomaniacos, grupo cultural de la Universidad abierto a toda la comunidad, en el que se discuten y comprenden problemas de la actualidad por medio de la historia de la antigüedad, donde además pretendemos reconocer al otro como un igual y nos permitimos construir conocimiento de manera colectiva, creando visiones realmente interdisciplinarias, pues interactuamos no solo estudiantes de Derecho sino también de otros programas, desde ciencias sociales hasta finanzas, he podido apreciar que esa brecha entre los alumnos se puede cerrar por medio de la interacción, creando espacios en el que nuestra mente de juristas entienda que las ciencias humanas dependen entre sí, y que, en su esencia, no somos autónomos sino interdependientes.
Las materias electivas pueden ser una gran apuesta para una Facultad que está a punto de modificar su programa, pues la alta exigencia de la Universidad en Derecho nos han permitido ser punteros en la educación de juristas en el país, lo cual no debe cambiar, por ello reitero que las materias electivas nos permitirían continuar con la rigurosa academia brindando espacios de discusión interdisciplinaria. Soluciones sin afectaciones se pueden realizar, siempre y cuando exista el diálogo planteado por la nueva decana de la Facultad, Adriana Zapata Giraldo.
Post tenebras spero lucem, después de tanta divergencia que llegue la convergencia.
Un fantasma deambula por los pasillos del Externado sin que, aparentemente, nadie note su posible injerencia en las cuentas y estados financieros de la Universidad.
Un fantasma deambula por los pasillos del Externado sin que, aparentemente, nadie note su posible injerencia en las cuentas y estados financieros de la Universidad.
Por: Juan Simón Vásquez.
Ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Cualquier persona que se considere realmente cercano a la Universidad Externado, en algún momento tuvo que toparse con un nombre que, tal vez aun hoy, sigue deambulando sus pasillos, o mejor, sus estados financieros y libros contables, se trata de: José Gregorio Pachón, alias: “Pachón”.
Tal vez, se trata del exfuncionario –aparentemente– más popular de la institución cuya cabeza fue solicitada por presuntos manejos controvertidos de recursos, y es que, ¿cómo olvidar al personaje que incursionó a la Universidad en el multimillonario y nefasto sistema SAP? Del cual, por cierto, parecería ser agente comercial pues utilizó a los funcionarios para que, junto a él, promocionaran el producto a la Universidad de La Sabana, seguramente no fue una labor social.
Resulta realmente interesante la actitud doble moralista de la administración Henao, pese a su desvinculación laboral, para aparentemente, al parecer, mantenerlo oculto como contratista e intermediario, y además Headhunter de la señora tenebrosa; pues más de un funcionario de rango medio se encuentra allí gracias al beneplácito del señor Pachón.
No es difícil percibir qué funcionarios fueron referidos por este personaje, a partir del método deductivo, hemos creado una fórmula para determinar qué directores de áreas administrativas, y en un caso, académicas, fueron ingresados por la alianza Pachón-Hinestrosa, y la respuesta es básica, todos cumplen con tres requisitos, a saber: (1) Ninguno tiene vínculo precedente con el Externado, (2) cercanía particular a la señora tenebrosa, y (3) ostentar un cargo medio, más o menos de dirección, porque eso sí, si no manejan presupuesto no tiene gracia; no siempre se cumplen las tres, valga recordar; pero, si hay dos condiciones en una misma persona, ya es indicio grave que sirve a intereses que no corresponden a la Universidad sino a la señora tenebrosa.
Esto también puede responder cuestiones como ¿Por qué hay Decanos que no son externadistas, teniendo todas las Facultades profesionales notorios? ¿Por qué hay directores de áreas de apoyo que tampoco son externadistas y contratan más que Colombia Compra Eficiente a un mismo contratista(s)? O también, ¿por qué cada vez es más reservada la información de contratos a terceros?
El tema es interesante, porque su nombre descompone a la administración actual, verbi gratia la señora tenebrosa, con quien aún ni siquiera sabemos, en grado de certeza, hasta dónde llega esa cercanía particular con potentado exfuncionario; en efecto, cada vez que por su nombre se indaga, se observan los nervios de quienes algo conocen; al final siempre evaden lo que tiene que ver con él.
Extraoficialmente, otros funcionarios sostienen que, posiblemente, el potentado señor Pachón continuaría detrás haciendo maniobras de forma esbirro, a favor de la administración actual. Quien se niega categóricamente a dar explicaciones o respuestas sobre la vinculación del señor Pachón, cuyos antecedentes yacen, cuando menos, de haber incursionado a la Universidad en gastos multimillonarios, ausentes de producto o servicio alguno, o productos defectuosos.
El sistema SAP, quizá el más obsoleto de la Universidad y el mercado, del cual, el señor Pachón parece comportarse como agente comercial, es protegido por la señora tenebrosa.
No sabemos si el señor Pachón se marchó de la Universidad, pero tampoco se tiene respuesta alguna sobre su relación económica con la misma, relaciones sentimentales con funcionarios, o tampoco sus parientes, ni siquiera certeza en su intermediación comercial para vincular personal y contratar servicios.
Esto no sería tema de duda si las cuentas de la Universidad fueran transparentes y al menos el Rector las conociera, pues él mismo ha manifestado desconocerlas porque queremos saber que hace el señor Pachón en la Universidad, o si en efecto, su desvinculación fue real.
Adenda. Lamentable la intención de la administración actual tendiente a excluir a los miembros suplentes del Consejo Directivo, es una medida contraria a los estatutos, ergo ilegal.
Entrevista a los representantes de los estudiantes en el Consejo Directivo
El Radical pasó al tablero a los cuatro jóvenes que actualmente representan los intereses de todos los alumnos externadistas.
Honrando su compromiso de permitir que en este medio puedan expresarse todas las opiniones de interés para la comunidad externadista, EL RADICAL invitó a los nuevos representantes de los estudiantes en el Consejo Directivo de la Universidad, María Gabriela Montoya, de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales; María Camila Ricaurte, de Comunicación Social y Periodismo; Cristian Serna y Felipe Castrillón, de Derecho, a una conversación franca encaminada a conocer quiénes son, cómo llegaron a esas dignidades, quién o quiénes los apoyaron, y qué se proponen hacer desde esta responsabilidad.
EL RADICAL no solo tuvo en cuenta la circunstancia de que por primera vez en la historia los dos renglones principales de los representantes en ese Consejo Directivo los hayan ganado mujeres, sino además que los voceros estudiantiles recientemente elegidos se incorporan a un Consejo Directivo que en lo que tiene que ver con los representantes de los profesores, es caduco y casi que vitalicio. Llega aire nuevo a un organismo desprestigiado, sin representación al menos en el estamento profesoral, y ese es un reto interesante.
A pesar del diálogo franco sostenido con los estudiantes, fue evidente que no han sido ajenos a la campaña de desinformación y desprestigio con la que las directivas de la Universidad han pretendido descalificar este esfuerzo periodístico, con la que de paso han intimidado de muy diversas maneras a profesores y estudiantes para que se abstengan de colaborar con EL RADICAL, porque quien escriba un simple artículo corre riesgos en su estabilidad laboral, en su desempeño académico o en la posibilidad de acceder a una de las jugosas becas que a dedo reparte la poderosa y desprestigiada cúpula del Externado.
Los estudiantes respondieron los interrogantes planteados y mostraron el aire fresco que aun los alienta, fundado en su propósito de integrar un bloque compacto al interior del Consejo Directivo. Ya se verá si no desfallecen o si el sistema los absorbe.
Por lo pronto EL RADICAL a continuación ofrece el interesante diálogo sostenido con estos jóvenes que ya han ganado notoriedad colectiva por cuenta de la responsabilidad que han asumido.
¿Qué espera hacer en el Consejo Directivo?
María Gabriela Montoya: Llegar al final del periodo cumpliendo al menos una cosa en específico, que es conformar en la Universidad un protocolo que tenga en cuenta la salud mental de los estudiantes, profesores y administrativos con el fin de que haya un mejor clima en el Externado frente a las diferentes situaciones y contingencias que pueden afectar a la comunidad y así reducir ese sentimiento colectivo de que la institución es un exterminio.
Cristian Serna: Mejorar el ambiente académico de la Universidad, es decir, que los graduados sean cada vez mejores. Es clave no solo mejorar el bienestar de la comunidad, sino también es importante hacer esfuerzos para crecer en resultados académicos. Los estudiantes deben formarse como externadistas, con un pensamiento liberal y además contar todos los conocimientos posibles, no solo en su área sino a nivel interdisciplinario, para que sean cada día mejores, más competitivos. Sumado a lo anterior, mi deseo también es contagiarlos de un férreo sentido de pertenencia hacía la institución.
Felipe Castrillón: Me presenté a las elecciones con un programa que se divide en cuatro ejes: uno, pensar en la educación como un derecho; dos, un compromiso con la democracia universitaria; tres, un compromiso con la excelencia académica; y cuatro, bienestar universitario.
María Camila Ricaurte: Interrogar, proponer, deliberar, discutir y cuando sea necesario puyar y exigir el avance y bienestar de la Universidad en beneficio de toda su comunidad, siempre velando por su buen funcionamiento.
¿Cómo fue su campaña para llegar a ser miembro del Consejo Directivo, quién lo apoyó, quien lo financió?
María Camila Ricaurte: Nos unimos cuatro personas: dos de Derecho; una de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales; y otra de Comunicación para tener diferentes miradas de la institución e inclusión de sus Facultades. Invertimos $20.000 en la campaña, cada uno aportó $5.000, en una publicación que pagamos en Facebook. Nos llamamos “Lazo Externadista” y a partir de ese momento hemos creado una gran unión. No desconocemos que tuvimos apoyo de nuestros Decanos. En mi caso, en la Facultad de Comunicación, hay un medio que se llama “Conexión Externado” en el que me ayudaron con un par de piezas. Aclaro, soy amiga de la Decana y de hecho fui representante del Consejo Directivo de mi Facultad durante aproximadamente un año y medio. Sin embargo quiero reiterar que, aun sin el apoyo de ésta, incluso si tuviera diferencias con ella o malos entendidos, también me hubiera lanzado a esta campaña. Nunca he visto que a algún estudiante se le niegue un tipo de apoyo por más diferencias que tenga con las directivas. Para concluir, logré para ser electa un total de 740 votos, de los cuales calculo que directos de mí Facultad no fueron más de 300.
María Gabriela Montoya: Durante la campaña en ningún momento hablé con mi Decano porque no lo consideré necesario. De hecho, fui desde primero hasta quinto semestre representante de mi cátedra; de quinto a octavo fui representante ante el Consejo Directivo de la Facultad. Aclaro, no pedí apoyo alguno en FIGRI, mucho menos algún tipo de lobby o recursos.
Cristian Segura: En ningún momento me reuní con algún directivo, desde que entré a la Universidad siempre he tenido una formación de pensamiento integral, adicional a mi carrera de Derecho, en el que me han interesado las ciencias sociales. Desde el inició he querido formarme como investigador, de hecho en segundo año ingresé al Instituto de Estudios Interdisciplinares y desde ahí he desarrollado todas mis expectativas y criterios. Hablando con la gente, con los representantes anteriores y conociendo la historia de la representación en el Externado fui forjando mi campaña. La cercanía con la gente, principalmente con los estudiantes, fue mi principal recurso y de ellos obtuve su voto de confianza.
Felipe Castrillón: Hice parte de una candidatura que se llamó “Ser Externado” que buscaba diferenciar lo que significa ser Externado y lo que no, una apuesta por volver a los valores fundacionales. Ser Externado es democracia universitaria, es libre pensamiento, acciones que en la práctica deben realizarse y notarse más. Desde la Organización Colombiana de Estudiantes intentamos para la campaña articular una plancha de al menos cuatro candidatos de diferentes Facultades, que terminó siendo dos de Derecho y una de FIGRI. Obtuve 683 votos. Nos financiamos con aportes propios y vendiendo galletas y boletas para diferentes actividades. Hice una campaña en la que pasaba por los salones llevando un plotter, entregando hojas con nuestras propuestas y facilitando volantes. Gasté algo así como $500 mil que se pagaron con aportes personales y como dije anteriormente, con la venta de galletas y boletas.
¿Creen que el Externado sigue siendo una Universidad libre y pluralista? ¿Esos postulados aún se cumplen?
María Gabriela Montoya: Si bien existe una estructura y una burocracia, es necesario que este tema se analice desde diferentes puntos de vista. Puedo decir no, simplemente porque no me dejan entrar con mi perro a clase; u otra persona puede ser sí, porque hay baños mixtos, lo cual denota una acción inclusiva que, incluso, otras universidades están tomando de ejemplo como la Universidad de los Andes. En conclusión, si percibo que hay garantías de libertad en la institución, personalmente desde que he tenido alguna iniciativa, por más pequeña o grande que sea, nunca he recibido una censura por parte de la administración. He organizado foros de temas sensibles como acoso sexual a los y las estudiantes o falta de recursos de los alumnos del programa Ser Pilo Paga, y jamás sentí algún tipo de censura.
Cristian Serna: Existen dos perspectivas. Una cosa es la fuente, que es como yo o cada persona percibe su libertad dentro del Externado y otra los medios. Al hablar de fuente, considero que la libertad nunca ha sido limitada, ejemplo de esto es nuestra representación como estudiantes ante el Consejo Directivo de la institución o que exista un periódico virtual de oposición clara al Rector como El Radical. Sin embargo, siento que los medios de pronunciamiento de la comunidad no son los más efectivos y definitivamente hay que trabajar por eso, precisamente es una de nuestras principales tareas. Pero esto no significa que se estén afectando de alguna manera las libertades.
Felipe Castrillón: El Externado tiene cosas muy valiosas como la revista de economía más reconocida del país, cuenta con la única Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural acorde a su sentimiento patrio y además graduó a la primera mujer abogada de Colombia. Pero también prevalecen cosas que no son Externado, como el exceso en los periodos de representación de los estudiantes y profesores que llevan más de 20 años excedidos en su periodo; tampoco es ser Externado que haya existido una reelección no democrática del Rector el año pasado o que las políticas del Gobierno Nacional repercutan en la Universidad y eso explique que más de la mitad de los estudiantes estén endeudados con el Icetex o con alguna entidad financiera. En este tema de libertades se puede hacer aún mucho para que el Externado cumpla con sus valores fundacionales, aunque se conservan varias cosas importantes como su excelencia académica. Por último, este tipo de discusiones se deben dar internamente y no en los medios de comunicación.
María Camila Ricaurte: Hay grupos de minorías a los que el Externado les ha dado un reconocimiento, pero sin duda es importante ampliar los espacios del debate público para estos estudiantes y así darles una mayor participación. Si bien hay pluralismo, hay que trabajar para la ampliación de una mayor discusión de los temas que a ellos comprometen y les interesa.
¿Cómo se refleja la participación de esas minorías en las decisiones de la Universidad?
María Camila Ricaurte: Precisamente porque el debate público no es tan amplio, esas decisiones de la institución respecto a las minorías no son tan fuertes como uno quisiera, lo cual no quiere decir que no existan. En torno al periodo de Decanos, solo para dar un ejemplo, es claro que éste debe tener límites para que otros profesores, representados incluso por esas mismas minorías, puedan llegar a estos cargos. A eso le estamos apuntando nosotros como representantes. Reitero, si hay democracia pero es necesario ampliar el debate público sobre estos temas y para que las minorías tengan mayor representación y participación. Me refiero como minorías a negritudes, comunidad LGTBI e indígenas que no han tenido los suficientes espacios de discusión y deliberación.
¿Cómo Representantes de los Estudiantes ante el Consejo Directivo qué van a proponer para garantizar la participación democrática y representación de las minorías en la Universidad?
María Camila Ricaurte: El reglamento de profesores es a lo que más le estamos apuntando. Nos sentamos en la mesa con el Rector y le comentamos la importancia de convocar a elecciones de profesores, si bien en mayo él dijo que sería muy pronto porque todo el reglamento no está votado en la mesa directiva y hay que dar garantías para que los que quieran hacer una campaña la puedan desarrollar con tiempo, por lo menos con un mes como mínimo. Lo primero que nos comprometemos a hacer en la mesa directiva es a votar por este reglamento y que se convoquen para agosto las elecciones, que fue el compromiso que asumió el Doctor Henao.
Cristian Serna: Nos hemos estado nutriendo de varias informaciones a través de distintas reuniones con Decanos, estudiantes, diferentes comunidades y también con las minorías, entre otros. Esto ha permitido ampliar el panorama que nos marcará el rumbo a seguir. En este momento estamos apagando incendios de temas coyunturales, como el reglamento de profesores, y resolviendo cosas inmediatas que son necesarias. Luego, comenzaremos a plantear algunos proyectos de tipo académico, social y de otras áreas que iremos trabajando y explorando. También tenemos que reforzar la institucionalidad a través del reglamento estudiantil, precisamente ya estamos trabajando con el Consejo Estudiantil Universitario que es algo que tampoco se le ha dado importancia.
Felipe Castrillón: Estamos actuando como un equipo, en ese sentido las propuestas de ellos son mis propuestas. Creemos que toda reforma curricular, estatutaria, de nombramientos entre los directivos, tiene que ser aprobada a través de mecanismos democráticos. En el caso particular de la reforma de los estatus, pensamos que debe hacerse con amplio conocimiento de la comunidad universitaria.
¿Actualmente tienen alguna militancia política?
María Gabriela Montoya: No. Hay dos decisiones que son las más importantes para tener en cuenta en este sentido. Si se va a casar, sepa antes con quien lo hará; y si va a militar en algún partido político, analice primero en cuál será. En este momento de la vida no me convence ningún partido político. Para destacar de este grupo de compañeros, es que no todos pertenecen a la Facultad de Derecho y además que logramos que sean dos mujeres las titulares ante el Consejo Directivo, lo cual ratifica un cambio generacional que está despertando esa inquietud por parte de la comunidad, que responde a ese activismo político como tiene que ser. La idea acá no es que se cumpla una ley de cuotas de mujeres o de minorías, sino que sea un interés legítimo por la política.
María Camila Ricaurte: No tengo ningún tipo de militancia política. También quiero resaltar que nunca habíamos tenido una representante en la mesa directiva de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo, lo que también valida el cambio que quieren los estudiantes, porque además muchas personas de ciencias sociales le apuntaban a que existiera otra Facultad que pudiera representarlos, más allá de Derecho.
Cristian Serna: Es importante que uno milite en causa propia, no en ningún partido político. En mi estructura de pensamiento tengo ideales claros que hoy difícilmente representa alguna un partido político.
Felipe Castrillón: Efectivamente, en el Polo Democrático.
¿Qué opinan del proyecto del Rector que para las sesiones del Consejo Directivo asistan solamente los representantes titulares y no los suplentes?
María Gabriela Montoya: Esa pregunta es picante jajaja. Nosotros, los cuatro, tenemos la representación de alrededor de seis mil estudiantes en ese Consejo Directivo y la idea es que haya una representación amplia, incluso de aquellos que votaron, que no lo hicieron, de los estudiantes de posgrado, de maestría, doctorado, en fin. De aquí surge la importancia de que en cada sesión estemos los cuatro porque si solo entramos los principales solo van a ver “dos Facultades representadas” pero cuando entran los suplentes hay un mayor espectro. Quisiera obviamente que en Consejo existiera representación de los estudiantes de todas las Facultades, de las minorías, incluso de posgrado. Si bien los suplentes solo tienen voz, su opinión es muy importante porque retroalimenta el debate y permite aportar más ideas. Quiero aclarar que todos nosotros estamos en el Consejo representando también a la Universidad, no para estar en contra ella.
Cristian Serna, Felipe Castrillón y María Camila Ricaurte: Todos participamos del mismo criterio.
Antiguamente, algunos miembros de representantes de estudiantes en el Consejo Directivo llegaron a ser profesores, monitores, algunos tuvieron acceso a becas y gozaron de otros beneficios de la Universidad. ¿Se comprometen a que mientras sean representantes ante este consejo directivo no aceptarán estos u otros ofrecimientos?
María Gabriela Montoya: Los cuatro representantes hemos conseguido las cosas gracias al trabajo y al esfuerzo del día a día. Si bien dos de los miembros ante el Consejo Directivo son monitores, esto no lo consiguieron porque simplemente iban a ser parte de una plataforma política sino por los méritos académicos que demostraron. En ningún momento se han valido de su posición para llegar al Consejo Directivo. Ahora, quiero pensar que todas esas personas que se beneficiaron con ese tipo de cosas lo hicieron por mérito y si no fue así en su conciencia les pesará. Aclaro, actualmente existe un compromiso real y total por parte de nosotros en que no vamos a recibir ningún beneficio si previamente no hemos trabajo por ello.
María Camila Ricaurte: Soy monitora de apoyo académico desde cuarto semestre de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo. Pero quiero reiterar que en caso que me ofrezcan algún tipo de beneficios de los que se mencionan en la pregunta y otros, no estoy dispuesta a aceptarlos.
¿Qué han pensado sobre un mecanismo eficaz para que el Consejo Directivo al cual pertenecen rinda debidas cuentas?
María Gabriela Montoya: Por medio de los mecanismos existentes, no nos vamos a saltar ningún conducto regular porque respetamos la estructura y haremos la petición de solicitud de estados financieros y cuentas cuando haya lugar. No nos queremos imaginar otros escenarios donde tengamos que hacer esta solicitud por medio de recursos legales o incluso tener que mediatizar la universidad y el nombre del Externado. También es importante resaltar que no vamos a entrar peleando porque esa no es la forma de trabajar, creando conflictos que no son necesarios, pero la idea es que estos requerimientos se resuelvan por las vías formales y oficiales sin mayores contratiempos.
Felipe Castrillón: Es natural que los representantes rindan cuentas a los representados. En ese sentido, los cuatro después de cada reunión rendiremos informe al Consejo Estudiantil Universitario. Creemos también que los profesores, al igual que nosotros lo hemos hecho con nuestros representados, actuarán de igual manera.
María Camila Ricaurte: Aspiramos a que por lo menos en un periodo de tres meses, máximo cuatro, tengamos un nuevo Consejo con el que podamos empezar a trabajar desde cero, ajeno a este tipo de prácticas. Ahora, este órgano está enfocado en el reglamento.
Cristian Serna: Nos hemos referido al nuevo Consejo, entre otras, porque si este actual ya está de salida, los únicos actos que ha tenido son los que se han hecho para aprobar el reglamento de profesores y la forma cómo estos se van a elegir. De ahí en adelante ya no queda otra cosa más que trabajar con ellos.
Al mejor estilo de una serie épica, así se vive hoy la realidad de la Universidad Externado que se mueve entre la tiranía de su Rector y el poder oculto de Martha Hinestrosa.
Al mejor estilo de una serie épica, así se vive hoy la realidad de la Universidad Externado que se mueve entre la tiranía de su Rector y el poder oculto de Martha Hinestrosa.
Por: Juan Simón Vásquez.
Representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
El proceso electoral que ha tenido lugar en la Universidad de los Andes como quiera que se busca el reemplazo del actual Rector, nos recuerda la lamentable historia del Externado. Pese a que en la actualidad se ha limitado la discusión a la última elección, se ha dejado un lado la oscura elección que tuvo lugar en 2012.
Ciertamente, no hubo mucha diferencia entre la elección pasada y la que se realizó en 2012, de hecho, las fuerzas oscuras utilizaron la misma estrategia electoral en las dos ocasiones. Como todos podrán observar, la estrategia siempre es la misma, inventarse un monstruo que viene a destruir la Universidad y a su lado, crear un mesías, supuestamente enviado por Dios, es decir, Fernando Hinestrosa.
Ese año, el monstruo creado con el propósito de ocultar a los demás candidatos de excelentes condiciones fue el Dr. Bernal Cuéllar, de quien la señora tenebrosa creó la teoría del enviado del Grupo Aval para “destruir” la Universidad, luego de ello, la Familia Hinestrosa reveló su carta, el Dr. Henao como mesías del desaparecido doctor Fernando, en un momento donde se lamentaba su sentida partida. El hoy Rector, quien goza de excesiva popularidad derivada de su actitud zascandil. Esta técnica, aunada a llevar los nombres de estas personas a las urnas por los estudiantes (ocasión en que la democracia fue determinante y necesaria), quienes promovieron en conjunto a la señora tenebrosa, el nombre de su aspirante y después de la elección fueron estratégicamente contratados por la Universidad.
En 2018, un nuevo monstruo reviviría el nombre del Rector mesías, y esta ocasión, el monstruo fue el exfiscal Eduardo Montealegre, quien en esta ocasión vendría a destruir la Universidad a través de un derecho de petición letal. Entonces, una nueva organización de fuerzas tuvo lugar y los enemigos del pasado se volvieron los nuevos mejores amigos. Ahora el Dr. Bernal Cuéllar quien en ocasión precedente fue el supuesto contrincante monstruo enviado por Grupo Aval para destruir la institución, se tornó la voz de la razón, el nuevo mejor amigo del Rector en campaña y de la señora tenebrosa; y la democracia ahora era una feria indeseable para lograr el trono del monarca.
Una pregunta importante para determinar el futuro del Externado: ¿Quién será el monstruo y el mesías de la señora tenebrosa en 2021? Este interrogante es importante porque mientras no cambie la estrategia y los recursos del Grupo Bolívar sigan marcando la agenda del Externado, esta señora tenebrosa permanecerá en la oscuridad custodiando su creciente legado.
Mucho le queda al Externado por aprender de los menores, como puede ser, la Universidad de los Andes, y de los mayores, como la Universidad del Rosario, cuyos procesos de selección del Rector, están siendo y fueron, respectivamente, una feria democrática impecable. Comités nominadores y de búsqueda (en Harvard).
Importante resulta ser, como el discurso democrático es utilizado a conveniencia de las circunstancias, incluso por todos esos prohombres que se precian de demócratas, pero la democracia solo les sirve para democratizar la mermelada y no para someterse a sí mismos al sistema democrático. La democracia no es un valor al que pueda acudirse solo cuando se sabe que está a nuestro favor, la democracia es una forma de vida, un modelo de conducta de grandes seres humanos, y aunque tenga sus falencias, no ha sido inventado nada mejor.
Construir democracia es construir instituciones fuertes que perduren y se alejen de los personalismos propios de los sistemas monárquicos.
Adenda: Grandes cosas se vienen en materia de transparencia para la Universidad.
La Facultad de Derecho, como caso particular, se ha dedicado a contratar a más abogados, no profesores, que desconocen en lo más mínimo cómo dictar una clase.
La Facultad de Derecho, como caso particular, se ha dedicado a contratar a más abogados, no profesores, que desconocen en lo más mínimo cómo dictar una clase.
Por: Javier Andrés Pérez.
Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
Desde su nacimiento, una universidad educa con su personal docente y administrativo. Pero bajo esta tesis, ¿qué viene siendo el Externado?
Los profesores son la cara visible de una Universidad si los asumimos como el primer factor a tener en cuenta a la hora de elegir dónde se invertirán al menos cinco años de nuestras vidas.
Ellos son los responsables, no solo de educar en la materia que instruyen, sino también de permearnos de ética profesional y, claro, de preparar indirectamente a aquellos que los reemplazarán en el futuro.
Mencionaba en otro artículo un apreciado amigo que no podíamos asumir un Externado sin que la relación estudiante-docente se basara en la igualdad y el respeto. Pero más allá de eso, habría que decir que nuestra Universidad –al menos mi Facultad de Derecho, aunque ello no obste para extenderlo–, con el debido agradecimiento que le debo, se ha dedicado a contratar en una proporción considerable abogados, no profesores, y poco ha sido, quizá nulo, el esfuerzo por prepararlos en la docencia universitaria.
Por ello, en los cursos que nuestra Universidad ofrece nos hemos enfrentado a profesores que, tal vez por error, reducen sus clases al adoctrinamiento dentro de sus convicciones, reaccionando de tajo renuentemente a los planteamientos del estudiante, sin detenerse a examinar si existe o no razón en la contradicción. Adicionalmente, estudiantes que al manifestar sus dudas, solo reciben de ellos pésima interpretación y contestaciones inatinentes; y en el peor de los casos humillaciones. En suma, una parte para nada despreciable de nuestro profesorado carece de empatía, adolece del síndrome de la insensibilidad y, si lo que se pretende es educar, ello es inadmisible.
El personal administrativo, por su parte, comunica la institución con el público y, en este sentido, de alguna manera podría argüirse que sus virtudes y defectos, desde la respuesta de un oficio hasta la organización de un evento, representan las calidades propias de la Universidad. En este ámbito también se educa: nos muestra cómo piensa, cómo se debe actuar y el debido trato al agente ajeno.
En una ocasión, llegué a sostener la desfachatez administrativa de uno de los departamentos de la Facultad de Derecho por la cuestionable organización de un evento. Envié un derecho de petición para manifestar algunas quejas, una carta que compañeros y amigos juzgamos inofensiva, pacífica y que únicamente representaba las inquietudes de un estudiante que busca la grandeza de su Externado. Sin embargo, la respuesta fue no solo fue desproporcionada sino que además podría tildarse de grosera y descontextualizada: este abogado no era consciente de su posición. Estos funcionarios también educan y representan el sentir del Externado, luego responder de esta manera solo deja entrever indiferencia de esta casa de estudios con respecto de sus alumnos. Y, nuevamente, si lo que se pretende es educar, esto es inadmisible.
En un artículo pasado, uno de nuestros docentes anotaba que la deserción estudiantil se debía a la carencia de elementos académicos que cautivasen a los estudiantes y, desde luego, cuestiones como las verdaderas electivas son neurálgicas a la hora de determinar si una universidad universaliza el conocimiento. Empero, esta posición es a mi juicio ingenua y solo demuestra un análisis notablemente superficial del ambiente universitario. Aquello que sostenía más arriba son puntos mucho más decisivos pues exhiben abismal injerencia en la permanencia estudiantil.
Así las cosas, si lo que se busca es naturalmente educar y representar la universalización del conocimiento, es menester volatizar estos elementos: cerciorarse de que sus docentes estén capacitados para enseñar, que su personal administrativo sea respetuoso al menos de su comunidad y mejorar los programas encaminándose a una Universidad moderna.
Con esto pretendo resonar en aquellos que tienen la autoridad para cambiar las cosas ya que, como auténtico externa dista, quiero ver crecer mi casa de estudios y hacer lo que esté a mi alcance para lograrlo.
Presuntos casos de malos manejos y corrupción siguen manchando el buen nombre de la Universidad, mientras los directivos guardan silencio.
Por: Juan Simón Vásquez.
Representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Un evento que marcó la agenda del cuerpo directivo de la Universidad, auspiciado por el suscrito directivo. En efecto, más de 40 derechos de petición tuvo que resolver el Consejo Directivo, el Rector, y varios comités de ‘científicos’ ad hoc.
Durante el semestre pasado, un sinnúmero de personas entre los cuales se encuentran: docentes, estudiantes y funcionarios administrativos de diferentes rangos, y por diferentes medios –correo electrónico, WhatsApp, redes sociales e incluso, en persona–, movidos por la preocupación en el manejo de recursos de la institución, me contactaron para tomar un café, eso sí, a kilómetros del Externado y pidiendo reserva de sus identidades, apelaron a mí con el argumento que, de cualquier forma, generaba alguna confianza exteriorizarme algunos aspectos que les consta. Algunas de estas personas, incluso tenían documentos que constataban aspectos propios de malos manejos y de sus afirmaciones.
Ahora bien, recibida alguna información, en ocasiones alarmante, en otra solo confirmatoria, se hacía el correspondiente trámite de “consulta” a la Universidad para que esta tuviera la oportunidad de manifestarse sobre la información, tal vez, en todas las ocasiones, fueron evasivas sus respuestas, que dejaban muchos indicios que derivar de esa actitud secretista.
Podemos estar hablando de 40 derechos de petición aproximadamente, entonces: ¿De qué se tratan estos documentos? Una sola respuesta: TRANSPARENCIA. Con esto se pretendía saber si es cierto que la institución desembolsa dinero injustificado en las cuentas bancarias de representantes estudiantiles, contrata firmas que interceptan personas, sufraga conductores y/u otros gastos a la familia Hinestrosa, después de despedir a José Gregorio Pachón (por conductas corruptas) se mantuvo vinculado para continuar su comportamiento en favor de alguna familia, enajenó todos los bienes sin la aprobación del órgano directivo, algunos de sus funcionarios facturan a diario alarmantes sumas por concepto de transporte, hay profesores que sin dar una sola clase en un año perciben salarios de hasta nueve ceros.
También solicité copias de las actas del Consejo Directivo, los Estados Financieros –sobre los cuales me corresponde pronunciarme–, el presupuesto (que por cierto me corresponde expedir).
La respuesta de la Universidad, cuando menos no es ética, pues significa pedirle a alguien que apruebe algo sin leerlo respectivamente, también es estandarizada y evasiva como lo han manifestado los dos Jueces de la República que, en sede de tutela, han amparado las peticiones del suscrito.
Por otra parte, no es forma de responder a afirmaciones de propios funcionarios de la Universidad tendientes a sugerir corrupción interna, las insinuaciones de malos manejos se rechazan de plano, no con discursos huérfanos existencialistas en su contra, sino con transparencia.
Evidentemente, no se puede calificar de difamador a quien pregunta, pero mucho menos se puede calificar como tal, aun cuando se tiene escondida la información que sirve de soporte para las afirmaciones, es allí donde se observa un indebido ejercicio del poder. Por su parte, la comunidad en etapa de negación, bajo la idea de ‘solo se invierte en jardines’, se ha hecho ajena de revisar hechos que no tendría por qué presentarse, es deber de los externadistas de hoy, el Externado que dejamos a nuestros sucesores.
Como corolario y respuesta a la pregunta introductoria de estas líneas, tenemos que en el marco de las restringidas capacidades de un estudiante en el Consejo Directivo –que no negocia por debajo de la mesa–, esto se trató de Control Político como un ejercicio de transparencia. ¿Acertado? ¿Errado? La historia responderá…
Adenda: Importante la elección de nuevos estudiantes al Consejo Directivo, ya no son los que se sentaban al final de la mesa y aprobaban como borregos lo que se ponía al frente. Difícilmente los vuelven a subestimar.
Igualdad y respeto son los valores que deberían primar en la relación entre estudiantes y profesores.
Por: Emmanuel Márquez.
Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
La educación que caracteriza a nuestra alma mater está basada en relaciones de igualdad y respeto, donde el aprendizaje es un trabajo en equipo, más no un sometimiento.
Me refiero a los casos cuando el profesor menosprecia las opiniones de un alumno, pretendiéndose sabio; al que insulta el estudiante por no cumplir sus caprichos; o el que apenas en su primera clase, muestra posición dominante y prepotente, separando desde el primer día la relación docente-alumno; y finalmente, al que no recibe críticas sobre la metodología de su clase, ese mismo que examina con hostilidad y sin garantías. En fin, casos hay muchos, e inclusive pude traer apenas ejemplos blandos.
Debo admitir que, en mi recorrido como estudiante del Externado, nunca he recibido tratos denigrantes por ningún profesor y jamás me han hecho sentir sometido a sus órdenes o menospreciado. Pero esto no significa que este tipo de situaciones no se presenten en la Universidad, pues no pertenecemos a en una institución exenta de errores. Existen muchas cosas por corregir. Si denuncio este tipo de circunstancias, es porque sé de testimonios de quienes han vivido tales episodios, los cuales no son pocos y si, al contrario, muy preocupantes.
La educación basada en la igualdad y el respeto tiene todas las ventajas. Permite al estudiante abrir sus opiniones, ser crítico, motivarse por las materias correspondientes y relacionarse con la academia. Más allá de las ventajas de esta formación, también se aprende, junto con los conocimientos científicos, de los valores. Esos mismos que son claves en una sociedad que, al no tenerlos claros, evidencia cada día más casos de corrupción, egoísmo, irrespeto e individualismo.
Esta enseñanza en valores no es algo secundario en nuestra universidad, pues fueron nuestros padres fundadores quienes lucharon contra la intolerancia, en pro de la educación, y además el preámbulo de nuestro reglamento tiene como base la libertad y los valores.
En cuanto al deber de los profesores con la igualdad y el respeto, estas dos cualidades parecen no calar del todo en algunos de los docentes actuales, que desconocen en medio de su arrogancia que también pueden aprender de sus estudiantes. Pareciera que olvidarán que para la calidad de la clase, es elemental el estudiantado.
Añado, el maestro siempre estará sujeto al reglamento y la permanente evaluación y crítica de la comunidad académica a la que pertenece, la cual se caracteriza en esencia por la tolerancia y la libertad. Tampoco podemos olvidar que la Universidad tiene un compromiso social, una meta de transformación, que sólo se cumplirá difundiendo conocimiento y valores, como dos elementos complementarios que forman una unidad.
En conclusión, la educación se construye en equipo, con aportes del alumno y del profesor. No es posible alcanzar la meta sin entender que estos dos sujetos están comprometidos, el uno con el otro, para obtener el máximo provecho del saber y del conocimiento.
No pretendo en esta columna hacer una reflexión al aire, sin eco; ni mucho menos lanzar simples quejas. Anhelo que quien lea este texto entienda que es más ventajosa la educación igualitaria y respetuosa. Pero si no, al menos estaré tranquilo si dejo claro que el espíritu de la enseñanza de la Universidad Externado tiene estos principios y quien no los acepte o no esté de acuerdo con ellos simplemente no está en el lugar correcto. Quizá podrá ser un gran académico o profesional, pero nunca un externadista.
Seis nuevos docentes entrarán a reemplazar a quienes se marchan. Su renovación parece responder a un continuismo ascendente, es decir, más de lo mismo.
Seis nuevos docentes entrarán a reemplazar a quienes se marchan. Su renovación parece responder a un continuismo ascendente, es decir, más de lo mismo.
Por: Juan Simón Vásquez.
Representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Este año parece enmarcarse por un acontecimiento sin precedentes en la Universidad: la renovación del Consejo Directivo. Vergonzoso decirlo, pero sí, es un acontecimiento. Tal vez, tres veces en la historia haya ocurrido este evento, en cuanto a docentes corresponde.
Ciertamente, la regularidad de las elecciones de estudiantes que inició en 2010 tuvo como fundamento la presencia de un profesor como representante de estudiantes. Hoy, el motivo responde a lo incomoda que se tornó la voz de algún alumno en el Consejo Directivo para un Rector acostumbrado a los aplausos de sus “empleados-jefes”, figura exótica creada por el Externado desde antaño.
La comunidad, sigilosa espera semejante momento. Pero, ¿Está preparado el “continuismo ascendente” para ver partir a su consejo de modernos áulicos?
En primera medida, hablemos de los que se van, para saber si rendirán cuentas a su estamento sobre el sinnúmero de resultados que han tenido como directivos, y si, es sarcasmo, porque lo único que podemos contar son las tazas de café que han departido en ese escenario. Basta con mirar a sus ojos para percibir las pocas o nulas intensiones de marcharse del Consejo Directivo aunado a las nulas intenciones del Rector de querer sustituir a sus “empleados-jefes”. No ocurre lo mismo con la urgencia de ver partir al suscrito directivo, por lo obvio, es incómodo para su estabilidad inactiva en mentado órgano, porque lo cierto es que la inactividad del Consejo Directivo es absurda, por ejemplo: cuarenta y cinco minutos duramos leyendo el acta de la reunión anterior a fin de aprobarla, todo porque la Secretaria del Consejo (Martha Hinestrosa) cree que las actas son de ella y nadie más puede verlas, pues ni siquiera le permite al Rector disponer de estas, como bien lo ha reconocido este. Las reuniones suceden sin mayor contenido.
Ahora hablemos de los que vienen. Todo cambio genera incertidumbre, lejos de esta que produce la sustitución de la Junta Directiva, máxime con un Rector que no sabe dónde está parado, genera cierta preocupación necesaria en quienes desde el exilio veremos nuestra alma mater. Empero la preocupación más importante no nos asiste a los simples espectadores, sino a quienes ostentan el poder en la Universidad, así es, la familia Hinestrosa. Seis nuevos docentes entrarán a reemplazar a quienes se marchan.
En efecto, las elecciones de profesores no han tenido lugar por la potísima razón que no han logrado cuadrar los resultados; el Rector (mandatario de Martha) se encuentra diseñando una lista de áulicos con el objetivo de imponerla. A manera de información, el Consejo Directivo ni siquiera se ha puesto de acuerdo en quiénes pueden votar. Bajo esa lógica, el Rector y sus secuaces en el Consejo Directivo ha implementado un plan tortuga a la aprobación del reglamento del Consejo de Profesores, no sin antes “meterle los dedos a la boca” a estos. Quienes habitan una realidad paralela, pensando que el Rector está de su lado y que en diciembre aprobaría su reglamento, el cual volvió a ser aplazado en febrero, por cierto.
A esta primavera, ni elecciones de profesores, ni reglamento de Consejo Profesoral, ni reformas de estatutos, ni investigación científica. Hace siete años no pasa algo, por lo menos algo bueno, en el Externado.
Adenda. Ya se preguntaron: ¿Por qué no subieron salarios este año como de costumbre? Dirían las abuelas: “El palo no está pa’ cucharas”, porque la plática se está perdiendo, ojalá en la Universidad.
Adenda 2. ¿Qué pasó con los cien mil millones de pesos en reservas que evaporó el “continuismo ascendente”? El Rector solo responde: “Ahí están”, como si lo perdido fueran las llaves. Ahí. ¿Dónde?
Poco interés y el escalamiento de las faltas de ortografía ponen en jaque a los abogados externadistas.
Por: Daniel Felipe Mateus.
Estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Hace poco leía con interés un artículo publicado por varios medios digitales de cómo las faltas ortográficas, una suerte de síndrome, había escalado hasta la universidad. Este es el fiel reflejo de lo que significa la educación superior, un afán por hacer sin entender, un afán por escribir sin caer en cuenta de las reglas más básicas. (Repita conmigo, la «m» va antes de «p» y «b»).
Este hecho, que causa sorpresa solo a unos pocos, se agrava cuando se generaliza y se refuerza por causa de los maestros. Del Externado se dicen varios mitos: uno, es un exterminio; dos, el título (sea cual sea) pesa mucho y; tres, si ve un texto mal escrito por parte de su abogado de confianza, no se pregunte de qué paquete sacó el título, de seguro estudió derecho en la Universidad Externado de Colombia.
Tal vez sea una exageración, pero en cuanto a escritura se trata, somos el hazmerreír de la Facultad de Comunicación Social – Periodismo. Este «síndrome» no es único. La asimetría en las formas de enseñanza (pedagogía) de los docentes universitarios, la falta de preparación de clases y el poco interés del alumno, colocan al cuerpo externadista en una penosa situación.
Hace algún tiempo el profesor Néstor Osuna, ponía sobre la mesa el debate de si era necesario o no pasar bajo un modelo semestral la carrera de Derecho. Yo creo que es necesario primero incluir una materia para la formación en géneros, escritura e investigación. Pese a que pregonan la excelencia educativa, no somos los mejores, estamos lejos de serlo, así insista el rector Henao en sus clases, que más que clase, parece pronunciarse frente a las cámaras. ¿Por qué no? Ha de saber que graban sus discursos, a los cuales, por cierto, se evidencia el síndrome expuesto.
Ha llegado la hora, de quienes optamos por recibir una educación de calidad, de exigirla. Que no se nos olvide que el ejercicio de un derecho individual genera la exigencia de un deber colectivo.
A los docentes: que ni el miedo ni la orden de no «rajar» sea impedimento en su labor de enseñar. No más estudiantes mediocres que al finalizar su carrera profesional, no han podido redactar por su cuenta un ensayo. No más alumnos que al dirigirse a ustedes, les hablan como si fuesen compadres: «marica o huevón ¿Cómo va? ¿Me puede recomendar bibliografía?»
A los estudiantes: no más docentes de fachada, no más figuras públicas que se ufanan de conocer el tema como nadie y asisten al 10% de sus clases, el resto del tiempo viene un remplazo. Pareciese que hoy el cuerpo docente se encuentra en el extremo sobrevalorado, donde ni exige escribir (no cuenta un examen de opción múltiple) ni se esfuerza en corregirle.
Adenda: no existe la «v» de vaca ni la «b» de burro, se pronuncia el fonema /b/ y fonema [β] respectivamente.