¿Un Externado desuniversitarizado?
La Facultad de Derecho, como caso particular, se ha dedicado a contratar a más abogados, no profesores, que desconocen en lo más mínimo cómo dictar una clase.
Por: Javier Andrés Pérez.
Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
Desde su nacimiento, una universidad educa con su personal docente y administrativo. Pero bajo esta tesis, ¿qué viene siendo el Externado?
Los profesores son la cara visible de una Universidad si los asumimos como el primer factor a tener en cuenta a la hora de elegir dónde se invertirán al menos cinco años de nuestras vidas.
Ellos son los responsables, no solo de educar en la materia que instruyen, sino también de permearnos de ética profesional y, claro, de preparar indirectamente a aquellos que los reemplazarán en el futuro.
Mencionaba en otro artículo un apreciado amigo que no podíamos asumir un Externado sin que la relación estudiante-docente se basara en la igualdad y el respeto. Pero más allá de eso, habría que decir que nuestra Universidad –al menos mi Facultad de Derecho, aunque ello no obste para extenderlo–, con el debido agradecimiento que le debo, se ha dedicado a contratar en una proporción considerable abogados, no profesores, y poco ha sido, quizá nulo, el esfuerzo por prepararlos en la docencia universitaria.
Por ello, en los cursos que nuestra Universidad ofrece nos hemos enfrentado a profesores que, tal vez por error, reducen sus clases al adoctrinamiento dentro de sus convicciones, reaccionando de tajo renuentemente a los planteamientos del estudiante, sin detenerse a examinar si existe o no razón en la contradicción. Adicionalmente, estudiantes que al manifestar sus dudas, solo reciben de ellos pésima interpretación y contestaciones inatinentes; y en el peor de los casos humillaciones. En suma, una parte para nada despreciable de nuestro profesorado carece de empatía, adolece del síndrome de la insensibilidad y, si lo que se pretende es educar, ello es inadmisible.
El personal administrativo, por su parte, comunica la institución con el público y, en este sentido, de alguna manera podría argüirse que sus virtudes y defectos, desde la respuesta de un oficio hasta la organización de un evento, representan las calidades propias de la Universidad. En este ámbito también se educa: nos muestra cómo piensa, cómo se debe actuar y el debido trato al agente ajeno.
En una ocasión, llegué a sostener la desfachatez administrativa de uno de los departamentos de la Facultad de Derecho por la cuestionable organización de un evento. Envié un derecho de petición para manifestar algunas quejas, una carta que compañeros y amigos juzgamos inofensiva, pacífica y que únicamente representaba las inquietudes de un estudiante que busca la grandeza de su Externado. Sin embargo, la respuesta fue no solo fue desproporcionada sino que además podría tildarse de grosera y descontextualizada: este abogado no era consciente de su posición. Estos funcionarios también educan y representan el sentir del Externado, luego responder de esta manera solo deja entrever indiferencia de esta casa de estudios con respecto de sus alumnos. Y, nuevamente, si lo que se pretende es educar, esto es inadmisible.
En un artículo pasado, uno de nuestros docentes anotaba que la deserción estudiantil se debía a la carencia de elementos académicos que cautivasen a los estudiantes y, desde luego, cuestiones como las verdaderas electivas son neurálgicas a la hora de determinar si una universidad universaliza el conocimiento. Empero, esta posición es a mi juicio ingenua y solo demuestra un análisis notablemente superficial del ambiente universitario. Aquello que sostenía más arriba son puntos mucho más decisivos pues exhiben abismal injerencia en la permanencia estudiantil.
Así las cosas, si lo que se busca es naturalmente educar y representar la universalización del conocimiento, es menester volatizar estos elementos: cerciorarse de que sus docentes estén capacitados para enseñar, que su personal administrativo sea respetuoso al menos de su comunidad y mejorar los programas encaminándose a una Universidad moderna.
Con esto pretendo resonar en aquellos que tienen la autoridad para cambiar las cosas ya que, como auténtico externa dista, quiero ver crecer mi casa de estudios y hacer lo que esté a mi alcance para lograrlo.
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