Un primer gran paso
Con el resultado de las elecciones ganó el Externado. Los nuevos miembros del consejo directivo recibieron un mandato inequívoco dirigido a recuperar la confianza de los externadistas en el destino de nuestra Universidad.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
La jornada del pasado 30 de septiembre quedará registrada en los anales de la historia de la Universidad. Ese día, luego de 22 años, los profesores pudimos pronunciarnos de manera abierta por la lista de nuestra preferencia, con la visión puesta en lo que consideramos de mayor conveniencia para nuestra Casa de Estudios.
La manifestación decidida hacia un cambio en la orientación administrativa de la institución fue evidente, y ello despertó entusiasmo y generó esperanza. Calmada la euforia, los nuevos directivos habrán de asumir tareas difíciles, en un entorno en el cual encontrarán no pocas rémoras y una y que otra resistencia. Sin embargo, ese será el momento para no desfallecer en el intento y recordar que recibieron un mandato inequívoco dirigido a recuperar la confianza de los externadistas en el destino de nuestra Universidad.
Las labores inmediatas del nuevo consejo son múltiples y urgentes, pero no por ello deberán abandonarse los criterios de ponderación y debida moderación que seguramente le permitirán guiar su actuar de manera acertada. Cada uno de los directivos tiene un compromiso con sus electores y con el programa que enarboló, pero prioritariamente todos están llamados a obrar con espíritu de cuerpo, con la mira en los intereses supremos de la institución.
Lo primero que les aparecerá por desarrollar será lo relativo a la autoregulación de este órgano directivo, y para atender este imperativo, ojalá se empiece por abandonar del todo la práctica según la cual el consejo directivo era convocado solamente dos veces al año, con la agenda mayoritariamente dedicada a refrendar actos ya consumados. Dentro de esta misma labor, el nuevo consejo deberá definir además cuáles serán los temas específicos que habrán de ser materia de su consideración y aprobación antes de su ejecución por parte de la administración.
También será necesario como tarea inmediata, el conocimiento detallado del estado de ingresos y egresos de la Universidad, específicamente en lo relacionado con el origen del déficit que registra su operación, de manera que resulte posible adoptar con prontitud los correctivos apropiados, sobretodo antes de aprobar el presupuesto financiero del año venidero, con lo cual además podrá darse inicio a la aplicación de sanos métodos de disciplina financiera, que tanta falta han hecho en los últimos tiempos.
Ahora, si bien lo anterior resulta importante en la bitácora del nuevo consejo, esperamos que su trabajo esté acompañado de un notorio cambio de estilo, donde la inclusión, el respeto, la tolerancia y la transparencia se conviertan en los ejes de su funcionamiento, de manera tal que ello se irradie tambien hacia los demás estamentos académicos y administrativos de la Universidad, pues sin duda estarán llamados a seguir aquello que la cúpula profese.
La tarea de preservar el legado del Externado no quedó atribuida exclusivamente a los nuevos directivos, sino que, por contrario, continúa siendo una misión de todos nosotros, tanto de profesores, como de estudiantes, funcionarios y egresados. Sin embargo, requerimos el liderazgo de este nuevo consejo, para que definitivamente la luz no se extinga.
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