Richard Tovar Cárdenas
In memoriam.
No nos recuperamos aún de la devastadora noticia de la muerte del profesor Richard Tovar, por todos admirado y querido en el Externado, Universidad a la que dedicó su vida entera y en donde dejó una huella que habrá de perdurar mientras sus numerosos discípulos sigan transmitiendo, de generación en generación, su talante de humanista erudito y culto, sus acendrados conocimientos en filosofía y sociología del derecho, su espíritu rebelde y crítico, su laicismo, sus posturas siempre progresistas y también, por supuesto, ese fino y mordaz sentido del humor que caracterizaba su discurso inteligente.
Richard fue un externadista integral desde sus épocas estudiantiles. Estuvo presente en las tempestuosas jornadas del movimiento estudiantil 27 de mayo, creado en 1969 al interior de la Universidad para protestar por la visita del vicepresidente americano Rockefeller. Entonces era un joven contestario y rebelde que se perfilaba como el gran dialéctico que llegó a ser. Esa condición debió aproximarlo a voces semejantes como la de los profesores Luis Fernando Gómez Duque y José María Torres, otros dos intelectuales también ausentes hoy, que hicieron historia en el examen de la filosofía del derecho y la sociología. De allí bebió Tovar y esa fuente perdura aun después de su muerte, gracias a sus esfuerzos científicos.
Ingresado como profesor al Externado tomó la antorcha libertaria y fue pionero de los estudios interdisciplinarios bajo cuya égida se educaron muchos externadistas. Allí sembró Richard una semilla de diálogo, pero también de permanente crítica y análisis independiente y multidisciplinario del acontecer en todos los frentes.
No era casual que en las reuniones profesorales cuando Richard pedía la palabra el auditorio no era indiferente, porque siempre en su tono prudente pero firme movía ideas, promovía el cambio y le reconocía valor supremo a la disidencia constructiva e ilustrada sobre lo que en su opinión reñía con los principios y valores externadistas, a los que rindió culto hasta el último de sus días, cuando murió vestido del traje que mejor le lucía y con el que deambuló por los pasillos y salones de su Externado: profesor.
Se fue intempestivamente Richard Tovar dejando sí un gran legado. Su pensamiento, sus juiciosos alumnos y seguidores, y su ejemplo de una vida pausada puesta al servicio del talento, lo mantendrán vivo entre sus colegas y discípulos. Su sombra seguirá viva en las aulas que iluminó con su verbo original.
El Instituto de Estudios Interdisciplinarios que dirigió durante muchos años, y que ahora llevará su nombre, habrá de ser la principal sede para el cultivo de su legado académico, que irradia a todas las facultades del Externado.
Desde EL RADICAL resaltamos su figura y con todos sus familiares y seres queridos, nos condolemos por su partida.
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