Rodrigo Lara habla con El Radical
Rodrigo Lara Habla con EL RADICAL Rodrigo Lara lanzó su candidatura a la alcaldía de Bogotá en marzo. “Lo haré como independiente”, dijo entonces. A sus 48 años y después de …
Rodrigo Lara
Habla con EL RADICAL
Rodrigo Lara lanzó su candidatura a la alcaldía de Bogotá en marzo. “Lo haré como independiente”, dijo entonces. A sus 48 años y después de pasar 4 periodos en el congreso de la república, Lara, abogado de la universidad Externado, quiere presentarse como una alternativa a la derecha del expresidente Uribe y la izquierda del Pacto histórico, el movimiento del presidente Gustavo Petro. “Bogotá es una ciudad con crisis de identidad”, dice en esta entrevista, en la que recuerda, también, sus años en el Externado, sus profesores, y un consejo del rector Hinestrosa que le cambiaría la vida.
El Radical: doctor Lara, muchas gracias por venir a El Radical. ¿Qué sabe usted hoy del externado? ¿Cómo lo ve en relación con el pasado?
Rodrigo Lara: Muchas gracias por la invitación. Fui profesor del Externado hasta el año 2005 o 2006, aproximadamente. Estuve después de regresar de Europa dedicado 3 años a la cátedra y en ese momento ejercía como docente investigador después de llegar de Europa. Pero cuando empecé en la actividad política, pues la verdad me desvinculé del Externado. De manera que no tengo los elementos con los que quisiera contar para poder hacer ese contraste, esa comparación entre el hoy y el ayer, y tengo maravillosos recuerdos. Tengo una gratitud inmensa por mi universidad, no solamente por los valores liberales que nos inculcó desde el primer día, por su historia y por lo que representa, sino también por la formación que recibí, que hoy valoro inmensamente.
ER: ¿Usted de qué promoción es, Rodrigo?
RL: Yo soy de 2001. Iba a ser del año 2000, pero suspendí en el año 97/98 y me fui para el Instituto de estudios políticos de París. Hice una pausa muy gratificante y terminé finalmente en el 2001.
ER: ¿Y por qué esa pausa en la mitad de la carrera? ¿No quería seguir derecho?
RL: De pronto por alguna crisis de identidad, o alguna crisis, de golpe, con respecto a la carrera. La verdad es que yo llegué con una vocación hacia el derecho constitucional, de alguna manera heredada, y también por interés intelectual. Siempre he tenido un gran interés por la historia, y naturalmente por el derecho constitucional, por las formas y las estructuras y los sistemas del Estado. Sin embargo, en ese momento la Universidad o el departamento de Derecho Constitucional vivió una crisis muy profunda, tal vez por la misma modalidad que se empleó en la enseñanza de la materia: porque en lugar de contar con un profesor de Derecho constitucional, se experimentó básicamente con unos módulos de derecho Constitucional.
ER: O sea, se dividió la materia en temas, ¿quién representaba el departamento en esa época?
RL: En ese momento estaba la doctora Sandra Morelli. Y la verdad, yo creo que ese experimento salió muy mal porque era una clase básicamente deshilvanada. Que no tenía ni un principio, ni un final, ni una lógica constante, sino que llegaban unos profesores, daban un módulo, y se iban. Y creo que cualquier materia tiene que tener por lo menos una visión holística y una enseñanza sistémica. Esa compartimentación por módulos, creo, fue un absoluto fracaso y a mí me frustró inmensamente, porque yo estaba esperando la llegada de esa materia en el segundo año y cuando vi en lo que se había convertido esa enseñanza, me puse muy triste y de alguna manera eso creó una crisis en ese momento.
ER: ¿Y que hicieron ustedes en ese momento?
RL: Recuerdo que organizamos unas protestas, le enviamos cartas y escritos a la rectoría del doctor Fernando Hinestrosa, y eso desembocó en la salida de la doctora Sandra Morelli de la dirección del departamento de Derecho Constitucional. Sin embargo, pues ya llegó el tercer año, ya me había ido de la enseñanza de derecho constitucional general, luego entramos en la enseñanza del derecho constitucionalcolombiano, que era más preciso, más puntual, que como recordarán ustedes consiste en el estudio comparado de las diferentes constituciones que ha tenido este país, pero esa esa cátedra de Derecho Constitucional general, que es esa forma de combinar la historia del pensamiento político y el pensamiento constitucional, la que yo estaba esperando. Lamentablemente no fue lo que yo esperana. Y en ese momento me oriente hacia el derecho penal.
ER: Su venganza fue irse de penalista.
RL: De penalista sí, (se ríe), y me dediqué a estudiar con mucho interés en el derecho penal, materia que a mí hoy me sigue fascinando.
ER: Pero a nivel de estudio.
RL: A nivel de estudio, porque yo disfrutaba muchísimo en las clases de Derecho Penal general.
ER: ¿Quiénes fueron sus profesores de General y monitoria?
RL: Dos profesores de derecho penal: el doctor Miguel Córdoba y el Doctor Barbosa, de los dos tengo extraordinarios recuerdos porque eran clases fantásticas; en Derecho Penal Especial tuve al doctor Alfonso Gómez Méndez, que también disfruté inmensamente. En Procesal Penal, el doctor Bernal Cuéllar. Gozaba muchísimo el derecho penal general y profundizaba con la lectura de filosofía del derecho penal, que es una fuente inagotable de conocimientos. Es un viaje fantástico, interminable.
ER: ¿Y por qué no siguió en Penal?… porque con la facilidad que tiene para expresarse hubiera sido un éxito en audiencias verbales.
RL: Tenía vocación para el derecho penal, pero me presenté al departamento de Derecho Penal con muchos penalistas hoy connotados, por ejemplo con un buen amigo mío, Iván Cancino, con Carlos Andrés Gómez, que era compañero mío y pasé el concurso de monitoria y estaba feliz, saltando en una pata, porque además me iba a ganar un salario mínimo.
ER: Eso le cuadraba mucho la fiesta.
RL: Exactamente, no lo iba a decir, pero cuadraba la fiesta. Y bueno, entonces yo vi que mis compañeros, Iván Cancino, Carlos Andrés, iban al departamento y pues efectivamente reciben la autorización del doctor Hinestrosa y a mí me demoraba la firma. Yo iba cada 8 días donde el doctor Bernal Cuéllar, para preguntar por la firma, ansioso de empezar y nada que llegaba esa firma, y en un momento me dijo vaya y hable con el rector a ver qué pasa, y fui y le dije: yo pasé, hice mi concurso, estoy muy feliz, quiero ser monitor de Derecho Penal, me encanta, siento una verdadera vocación por esa ciencia. Y me respondió que no me iba a firmar. Le pregunto: ¿por qué doctor Hinestrosa, qué pasó? Dedíquese a otra, por la simple y llana razón de que los políticos ya no son penalistas, como hace 50 años, entonces salí muy triste, muy decepcionado de que no pudiera entrar a mi departamento de Derecho Penal. Y entré en una crisis respecto a la carrera y decidí suspender. Me voy al Instituto político que estaba ofreciendo un programa muy interesante, prácticamente de postgrado, y fue muy gratificante.
ER: ¿Y cómo hizo para que lo recibieran sin tener diploma aquí?
RL: La carrera inicial en el Instituto de estudios políticos de Paris es de 2 años y el Externado tiene un convenio con Sciences Po a través de finanzas y relaciones internacionales. Generalmente iban estudiantes de finanzas que recibían durante 3 años una formación en áreas de historia de la ciencia política, esa es una áreas en las que yo siempre he tenido un interés intelectual y no tenía problemas, y pues tenía el idioma, el francés, entonces me recibieron inmediatamente. Me fui un año. De estudios políticos, no es ciencia política, como se le conoce acá o en las facultades norteamericanas, sino de estudios políticos. Cuando regreso, ya empiezo a coger cada día más gusto por el Derecho Privado, empecé a valorar muchísimo la formación inicial del Derecho Romano, el negocio jurídico, las obligaciones y luego las clases de contratos. Me gustaban muchísimo, pero no me veía nunca ejerciendo la profesión. Miren, yo recuerdo las clases de Ramiro y yo no me veía nunca ejerciendo la profesión. Le tenía miedo al derecho procesal; yo leí el código y me perdía, pensaba: no entiendo nada, pero sus clases, doctor Ramiro, eran extremadamente claras y me permitían prescindir de la lectura del Código de procedimiento civil. Entonces me acuerdo que yo me concentraba inmensamente, sacaba unos apuntes muy precisos y hacía como 50 carteleras para aprender los procedimientos y poder pasar sus exámenes.
ER: ¿Hizo tesis de grado?
RL: Hice tesis de grado, Dios Santo… sobre un tema, hice una tesis demasiado ambiciosa por falta de orientación. La hice con Juan Carlos Henao, que fue pupilo de mi papá; la materia que él enseñaba, daño y responsabilidad. Me gustaba muchísimo. Y yo me puse de genio a hacer una tesis sobre sobre el daño en el derecho inglés, entonces usted entenderá que casi me saco un ojo y yo me decía, pero todo el mundo hace una tesis sobre temas humanos y terrenales, y yo me pongo a estudiar sobre temas que en Colombia tienen prácticamente nulo desarrollo y a entender conceptos completamente distintos. Common Law es otro sistema. Creo que me demoré 3 meses para entender que Tort Law no obedecía a una definición abstracta como la que tenemos en El Código civil de daño, lo cual era básicamente entrar y entender la esencia misma del derecho.
ER: ¿Pero terminó la tesis?
RL: Terminé la tesis. No me acuerdo cuánto me demoré, pero muchos meses. Me tocó acelerarla porque ahí me devolví para Europa, a la Escuela Nacional de Administración. Finalmente no me acuerdo si fueron 7 u 8 meses, pero yo me acuerdo ahí sentado, investigando temas, que eran bastante complejos.
ER: ¿Cómo te vinculas al Externado como profesor?
RL: Me voy para la Escuela Nacional de administración pública. Es una escuela que tiene el monopolio de acceso a la administración pública para poder entrar a los altos cargos de la administración pública francesa. En un orden de clasificación de esa escuela, a los extranjeros, que éramos 20 de 130, más o menos, pues lógicamente no nos clasifican al salir, pero sí nos hacen una tesis al final de grado para obtener el título de maestría, además del título de Estado que da haber pertenecido a la escuela. Uno logra entender todas las deficiencias y las falencias de su formación. Cuando regreso, pues yo llego, digamos con esa combinación entre jurídica y en estos temas de Estado, empecé a enseñar en gobierno, finanzas y relaciones internacionales, y luego a una cátedra en segundo año donde explicaba una combinación de derecho administrativo con estructura del estado. Y enseñaba en la maestría de gobierno municipal del doctor Villar Borda, porque mi tesis la hice comparando el modelo de descentralización colombiano.
ER: Pero entonces terminó recayendo en su vocacion de constitucionalista más que en la de penalista. ¿Cómo se sintió de academico?
RL: Me gustó. Yo recuerdo que cuando estaba la universidad, yo iba a trabajar con un congresista del Huila. Me ofreció un salario y el rector no me dejó, me dijo no haga eso, no se deje coger por eso. Entre los 20 y los 31, estudie, trate de estudiar todo lo que pueda y después se deja meter en estos temas de política. Y el otro punto que él me dijo: dedique unos años a escribir 2 o 3 cositas y después se va a hacer su política tranquilo, pero trate de estar acá, y estuve 3 años en una vida muy agradable, fantástica, porque uno efectivamente decanta muchas cosas. Alcancé a publicar 2 o 3 cosas, pero era un poco contemplativo para mi forma de ser.
ER: ¿Usted siente hoy que el rector Hinestrosa tenía razón cuando no le quiso firmar su entrada a penal y le djjo que los políticos no son penalistas?
RL: Y tenía razón, sí, sin duda fue un buen consejo. Si hubiera orientado mi vida al derecho penal, yo creo que hubiera sido un buen penalista porque me gustaba, pero no hubiera sido político.
ER: Rodrigo, cómo fue su vida de estudiante no academica, cómo era la fiesta, los amigos, la tarde libre… cómo recuerda esa época?
RL: Yo era fiestero, una combinación extraña, entre semana era juicioso, me iba a estudiar, y solamente como en tercero y cuarto año me desordenó un poquito porque tenía una novia mayor, de otra universidad. Entonces salía los jueves. Yo era juicioso entre semana, pero el fin de semana sí me me enfiestaba y me encantaba.
ER: ¿Y de qué vivías?
RL: Mi mamá me mandaba ahí unos pesitos, yo vivía con un primo, ella vivía en París. Cuando llegué, me di cuenta de que todo el mundo tenía carro. No tener carro era un problema. A ella no le importó. Usted verá si se lo compra más adelante, me dijo.
ER: Que siente un Externalista con presidente y alcaldesa externadiastas, Rodrigo.
RL: De alguna manera inédito, por lo menos en los últimos 30 años, porque generalmente el Externado ha formado extraordinarios abogados, pero no los ve uno tanto en altos puestos de gobierno, sino en los cortes. Pero en los últimos 10 años, hemos visto una irrupción de estadistas en la alcaldía, en la presidencia, y eso me parece muy bueno. Me parece muy gratificante porque yo a pesar de que voy por un proceso independiente en este tema alcaldía, sigo siendo un liberal.
ER: ¿Y eso que significa?
RL: Soy una persona que cree en el individuo desde un punto de vista metodológico y filosófico. Creo en sus libertades individuales, creo en su capacidad de desarrollarse y de perfeccionarse moralmente, y creo al mismo tiempo que ese individuo a través del Estyado es capaz de mejorar su situacion material.
ER: ¿Qué le niega Bogota a los jovenes hoy?
RL: Les está negando el derecho a ser, a ejercer realmente su potencial y su libertad. Nosotros tenemos 200.000 muchachos entre los 18 y los 25 que no estudian ni trabajam. Son muchachos que a los 18 años son un volcán de ilusiones, de sueños y a los 25 están en lo que yo llamo la muerte económica. Ese es un muchacho que ya no cree en sí mismo. Que ya no cree en la sociedad, es un muchacho marginado, excluido, con un sentimiento de humillación. pero. Es un muchacho que cae en las drogas, porque la vida en las drogas es más fácil de llevar que su cotidianidad, o cae en los grupos delincuenciales porque esos grupos le dan identidad a ese muchacho. Y eso necesita medidas de choque, porque no a todos les puedo dar universidad. Se pueden pensar en programas públicos de empleo, que reparen vías, arreglen parques, de tal manera que ese muchacho entre 18 y 25 pues no termine o no caiga o no esté a la deriva.
ER: Su papá era alucinantemente simpático. Y recuerdo una cosa por la que le quiero preguntar. ¿Usted utiliza corbatines, como su papá?
RL: Nunca. Era muy formal, a pesar de su simpatía. Era una expresión muy pura del departamento del Huila, lo vivía, lo llevaba permanentemente en la sangre, en su vida, nos lo inculcó desde muy pequeños. Pero en un tiempo no era muy formal en su vestimenta, en su estilo, sí tenía esas cosas.
ER: Su papá hubiera sido presidente de la república.
RL: Él tenía una capacidad Intelectual, laboratoria y un gran sentimiento de política de base, de política popular que él combinaba magistralmente. Era un político de base liberal popular, pero al mismo tiempo pues era un hombre de formación sofisticada, era profesor, era un gran lector, muy culto, y tenía una tremenda facilidad de expresión.
ER: Cómo ha sido esa vida de victima, usted ha sido una victima de la violencia en este pais, exiliado, cargando siempre ese fardo pesado… ¿qué le ha significado esto en su vida?
RL: Ese es un tema que obviamente me marca. Marca un punto de separación de las aguas en la vida de una persona. Es un antes y un después. Yo tenía 8 años, mi hermano 6, mi hermano menor 3 cuando matan a mi papá, que era muy joven, tenía 37 años, mi mamá tenía 27. Y obviamente para nosotros pues fue una ruptura de vida muy profunda, nosotros nos fuimos del país, crecimos en Suiza. Allí renacimos. En ese país, que es un país tan tranquilo, estabamos en Berna, una ciudad muy pequeña, muy tranquila, pero al mismo tiempo nos dio un sentimiento de libertad que no teníamos en este país. Poder salir a la calle prácticamente solos, con el transporte público, desde los 8 años. El Colegio fue algo fascinante, es un país extraordinario, es un país estricto, que inculca un gran sentido de la responsabilidad individual, del esfuerzo individual, del respeto al otro. Y al mismo tiempo con un profundo sentido democrático.
ER: O sea, usted es un bachiller Suizo.
RL: Yo terminé en Francia. Nosotros estamos en Suiza, mi mamá un poco sobrecargada con sus muchachos, nos mandan a un internado en Inglaterra. Y estuvimos en un internado en Inglaterra durante 2 años. Un internado de monjes benedictinos. Los profesores le podían pegar a los niños y el sistema era el de la jerarquía de un sistema inglés. Pero terminé en el Liceo Español de París. Eso me permitió, al mismo tiempo, tener formación en español, porque toda la formación que había tenido previamente había sido en francés.
ER: ¿Y tiene o tuvo problemas con el español para escribir?
RL: Tenía confusiones un poco al principio, metía mucho galicismo, yo me acuerdo una vez que usted me corrigió en clase. Porque yo dije, en lugar expresar, exprimí, y usted dijo ¿acaso usted es un limón? A veces me confundía, pero yo leía mucho en español.
ER: Tengo que decirle que nosotros vemos con simpatía su candidatura a la alcaldía, no solo porque fue alumno, sino por su padre. Si un muchacho externadista lee esta entrevista, ¿por qué debería votar por usted?
RL: Me cuesta mucho hablar de mí mismo. Yo creo que en los cargos que he tenido, lo he hecho bien: como congresista, como presidente de la Cámara, por los proyectos de ley que yo mismo construí y logra aprobar. De temas en libertad testamentaria, las causales de indignidad sucesoria adicionales, pero también en materia de tierras, donde establecimos la libertad testamentaria total como una medida muy liberal. Pero también sacamos las leyes de alivios, de Icetex, que son las únicas que se han proferido. La invitación de los procesos de paz como ponente. Bogotá es una gran ciudad, es una ciudad extraordinaria. Esta es una ciudad que me recuerda a Madrid hace 40 a 30 años, pero ha sido pordebajeada, como le pasaba a Madrid con Barcelona. Pero hoy Madrid es un destino turístico más importante que Barcelona porque es una ciudad donde siempre hay algo que hacer. Y eso es Bogotá. El problema es que Bogotá tiene una crisis de identidad y tiene una crisis de amor propio. Bogotá ha sido gobernada por políticos que piensan que Colombia es un país pequeño, que piensan Soacha y termina en Tunja, y por ende piensan que Bogotá es la capital de un país pequeño, en lugar de hacer sistemas de metro, ofrecen poco a la ciudad, en lugar de tener autopistas de acceso, de salida, hacen trochas. Son expertos en decir que nada se puede hacer, y que todo es muy caro. Esta es una gran ciudad con un potencial maravilloso. Es una ciudad presa de sí misma.
ER: ¿Cómo se ve un joven en una eventual alcaldía suya?
RL: Yo voy a darle mucha importancia a la juventud. No solamente retóricamente, con programas de pipiripao, yo tengo miles de jóvenes, muchachos de edad de colegio, que no tienen jornada completa. Ese muchacho, ¿qué hace qentre las 2 de la tarde, y las 9 de la noche, cuando llega la mamá? Les voy a ofrecer actividades deportivas por la tarde, obligatorias de lunes a viernes y sábado por la mañana. Tenemos que generar oportunidades de empleo público para que pase de llos 18 a los 25, a la juventud marginada, que es la que más lo necesita.