En defensa de EL RADICAL
Celebro la existencia y supervivencia de ese necesario e interesante medio de difusión con miras a la reafirmación del pensamiento crítico y de libertad que debe perdurar en el Externado.
En defensa de EL RADICAL
Celebro la existencia y supervivencia de ese necesario e interesante medio de difusión con miras a la reafirmación del pensamiento crítico y de libertad que debe perdurar en el Externado.
Por: Luis Eduardo Botero.
Exprofesor y graduado de la Universidad Externado de Colombia.
A mis manos ha llegado un ejemplar de este órgano de difusión con el cual destacan la celebración del primer año de su publicación a través de internet con el propósito de ser “…baluarte del espíritu liberal, democrático, laico y de entrega a la sociedad que inspiró a los fundadores” a finales del siglo XIX, en la estructuración de una idea académica nueva en ambiente de libertad frente al pensamiento e ideología vigente para aquella época, caracterizada por el oscurantismo social y político representado en el ideario reformista de los vencedores de la Humareda y plasmado en la Constitución de 1886.
La nueva casa de estudios que se inició en el extremo norte de las Galerías de la Plaza de Bolívar, bajo el nombre del “Externado”, conforme a la idea del joven patricio Nicolás Pinzón W., significaba de una parte la antítesis de un internado académico y de pensamiento obtuso y cerrado a las ideas liberales que brillaron y descollaron con la Constitución Política de 1863 y, de la otra a mantener vivo ese ideario que era utópica por ser una “Constitución para ángeles” (expresión que le atribuyen al literato Víctor Hugo) seriamente amenazado por el oscurantismo político y religioso imperante en aquella época de la historia de nuestra nacionalidad.
La noble idea llegó a verse truncada por la tempranera muerte de su fundador; empero el ideario se negaba a desaparecer y es así como un genuino representante del ideario liberal, don Diego Mendoza Pérez, la revitaliza y la conduce con éxito hasta su muerte en los principios de la década de los treinta del siglo XX, cuando asume la tarea con vigor el Maestro Ricardo Hinestrosa Daza, humanista de gran formación y conocimiento en las artes del espíritu, de la cultura y de la ciencia del Derecho que le ameritó un puesto en la inolvidable Corte Suprema de Justicia de esa época.
Durante tres décadas se acrecentó el ideario de libertad y de formación jurídica bajo la guía de este Maestro, quien al desaparecer es sucedido en la idea, por su hijo, el inolvidable Rector y Maestro Fernando Hinestrosa, quien con enjundia y tesón reafirma la excelencia académica y su desarrollo universal, hacia otras áreas del conocimiento distintas de nuestra tradicional Escuela de Derecho.
Conforme lo podemos apreciar, la dirección y rectoría del Externado se caracterizaron por conllevar una dirección hegemónica. Impronta que a la Casa le dieron las calidades superiores de sus Rectores, quienes ejercieron la dirección como en una monarquía sin más limitación en el tiempo que el fijado por su propia existencia, y que algún día dio lugar a una singular respuesta del inolvidable profesor Gregorio Becerra (+), ante las críticas que le hacían sus colegas del Congreso que le endilgaban la contradicción entre su ideario político y la dirección absolutista de su casa de estudios a lo que respondió con singular ingenio: “¡monarquía SÍ, pero CONSTITUCIONAL!”
Con la desaparición del último de los grandes Rectores, se imponían necesariamente las ideas de cambio y democratización. Es un hecho irrefutable que ya NO habrán Rectores ad vitam. Se imponen en consecuencia la renovación, el pluralismo, la transparencia y la oportunidad para todos, por igual.
Así como es urgente el llamado a la conformación de un nuevo Consejo Directivo, pues el actual se encuentra ya obsoleto, abyecto por el paso del tiempo, y en su lugar que surja un renovado cuerpo consultivo y de dirección con amplias posibilidades, lo cual redundaría en el beneficio y crecimiento de la Universidad, lejos de privilegios que resultan improcedentes en el mundo actual donde no tienen ya lugar los heredados por lazos de consanguinidad o de sumisa abyección. Todo lo anterior, dentro de un ambiente de pleno respeto, libre examen, estableciendo controles eficaces del manejo financiero en defensa del ideario laico trazado por sus fundadores, sin los atropellos y conductas denunciadas por la publicación.
Reciban mi respetuoso saludo y mis votos por la supervivencia de ese necesario e interesante medio de difusión con miras a la reafirmación del pensamiento crítico y de libertad que debe perdurar en el Externado.