La importancia del voto joven
En la medida en que los jóvenes son los portadores de las nuevas ideas que hacen evolucionar a una sociedad, su voto será siempre un eficientísimo canal para la alcanzar la transformación que todos anhelamos.
La importancia del voto joven
En la medida en que los jóvenes son los portadores de las nuevas ideas que hacen evolucionar a una sociedad, su voto será siempre un eficientísimo canal para la alcanzar la transformación que todos anhelamos.
Por: Germán Vallejo.
Egresado y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
En Colombia los niveles de abstencionismo electoral son cercanos al 50%, esto incluye de manera importante a potenciales votantes jóvenes. A propósito de la inminencia de las elecciones parlamentarias y de las consultas internas del mes de marzo y de las justas presidenciales de mayo y junio de este año, quisiera compartir con la juventud externadista una historia personal con la intención de animar a los jóvenes que aún no se deciden, a que ejerzan de manera activa e informada el derecho-deber del voto.
En 1990 me estrené como votante y de qué manera. En medio de un ambiente de violencia y zozobra generalizada voté en un mismo año por mis candidatos a la Alcaldía, al Concejo, a la Cámara de Representantes, al Senado, a presidente de la Republica y, de manera especialmente. entusiasta por el SÏ a una asamblea constituyente y posteriormente por el partido que me representaría en dicha Asamblea. Mientras que en las calles de Colombia sonaban estruendosas las bombas y las balas que cobraron la vida de tres candidatos presidenciales, en los salones del Externado mis profesores levantaban la voz para poder ser escuchados por sus estudiantes. Gracias a lo que aprendí en ese lejano 1990, me gradué verdaderamente como ciudadano. Esos aprendizajes aún hoy viven en mí, me han llevado a participar de manera comprometida en todas y cada una de las justas electorales que han transcurrido desde entonces y quiero compartirlos contigo, estudiante externadista.
Aprendí en el Externado que el voto es un deber y que el ciudadano que no cumple con sus deberes, al menos moralmente pierde en la exigibilidad sus derechos. Aprendí que el voto es un derecho, y que el ciudadano que pudiendo hacerlo no ejerce sus derechos, es medio ciudadano.
Aprendí que el voto no es la única forma de participación democrática, pero sí la principal, pues es la más sencilla, la más igualitaria, la que todos los ciudadanos pueden ejercer en igualdad de condiciones y con el mismo valor sin importar la condición de quien lo ejerza, sin necesidad de intermediarios y en aras de intereses netamente generales. El voto es la mayor apuesta de visión colectiva entre iguales que nos ofrece la democracia.
Aprendí que el hecho de que hoy podamos ejercer el voto directo y universal es un privilegio que no siempre existió. Para que tú y yo, para que hombres y mujeres, para que todos podamos elegir directamente a nuestros representantes, fueron necesarios siglos de luchas y sacrificios. Ejercer tu derecho al voto es una forma de honrar a quienes lucharon para que tú hoy puedas hacerlo.
Aprendí que el voto es la forma de lucha no violenta más poderosa que tenemos en una sociedad democrática. El voto popular desempodera a los violentos y les manda un mensaje que pone en evidencia su sin razón.
Aprendí que el voto es una vía de expresión de mi visión del mundo. Cuando votamos por los candidatos que representan nuestros valores, dichos valores son puestos en práctica y nuestras voces son escuchadas. También aprendí que votar es una noble forma de ejercer la solidaridad. Mi voto puede ser solidario con quienes no pueden ejercerlo por acción de los violentos. Del mismo modo, mi voto puede estar dirigido a apoyar causas que, aunque no coincidan con mis intereses, merecen el respaldo común. El voto no es algo que hagas solo por ti; es por nuestro futuro colectivo.
Finalmente aprendí, que la mera inconformidad no basta. Qué hay que ir más allá de la queja y pasar a la acción. El voto es acción pura; es herramienta de transformación. Cuando voto estoy ayudando a decidir el modelo de sociedad en el que quiero vivir, el énfasis en la inversión de los recursos públicos, la definición de las políticas públicas y las soluciones a los problemas de los que me quejo. Si no lo defino yo, otros lo definirán por mí.
Aprendí que en la medida en que los jóvenes son los portadores de las nuevas ideas que hacen evolucionar a una sociedad, el voto joven es un eficientísimo canal para la transformación.
Querido estudiante: El voto sí transforma. Gracias al voto un negro llegó a ser presidente en el país de Apartheid; A través del voto los congresos de mundo abolieron la esclavitud; Mediante el voto consciente los derechos de las mujeres cada día se van igualando a los de los hombres; a punta de voto los estudiantes de 1990 lograron que se creara una constitución llena de derechos, de garantías y de ilusiones de cambio; que esos cambios se hagan realidad depende en gran parte del voto de los estudiantes de hoy.