Desde la llegada del rector Parra Nieto se han venido dando cambios en muchos aspectos de la vida universitaria externadista; aunque no se han dado con la celeridad que algunos deseábamos, estos han creado un ambiente de renovación, como se dice coloquialmente, un nuevo aire muy positivo para nuestra casa de estudios.

En los últimos días hubo un evento homenaje en la casa externadista que muchos han interpretado como una despedida para el director del Departamento de Derecho Penal y Criminología de nuestra Universidad. Fue un almuerzo formal, cargado de emotividad y donde se habló de la vida y obra del maestro Jaime Bernal Cuellar y de su larga trayectoria profesional y académica, con la presencia del rector Parra Nieto, profesores, amigos y familiares.

Los que nos dedicamos al Derecho Penal desde la época estudiantil, tuvimos que ver siempre con Jaime Bernal Cuellar, un gran referente. Yo recuerdo aún la entrevista que me hizo para ser considerado monitor del Departamento, un sueño que al final cumplí y que terminó marcando el camino de mi posterior carrera profesional y académica, de lo que siempre estaré agradecido. Luego, desde mis inicios como docente de Derecho Penal y hasta hoy, pude ser testigo de su recia personalidad, su energía inagotable y su dedicación al trabajo académico juicioso, que hicieron mucho de lo que es el Derecho Penal en la Universidad y, hay que decirlo, en el país. Porque además de todo Jaime Bernal Cuellar siempre ha tenido la capacidad de analizar el país, la política, la justicia y desde su función como director, no solo ha discutido al respecto con colegas y alumnos en tertulias informales en esa pequeña sala del departamento, sino que también ha influido, esto sin ninguna duda, en la construcción de la política criminal en Colombia. En momentos en los que el país logró consolidar un acuerdo de paz con las FARC, merece la pena recordar los esfuerzos visionarios de Bernal Cuéllar en las negociaciones con el ELN, pero sobre todo su aporte en la liberación de muchos secuestrados. El país también tiene motivos para homenajear a Berna Cuellar.

Pero como la vida pasa y la academia reclama cambios, muy seguramente estos se avecinan en el Departamento de Penal del Externado. Desde este periódico y varios espacios académicos he venido sentando mi posición crítica frente a muchos aspectos del manejo administrativo, académico y científico del Departamento de Derecho Penal. Esta crítica nunca ha sido destructiva; quizás así la han querido ver quienes se sienten cómodos con lo que tienen y no ven más allá de sus intereses. Mi deseo, y estoy seguro que el de muchos, es que se construya sobre lo construido, que se hagan los cambios que el Derecho Penal del Externado merece, más ahora que se está rediseñando el programa de estudios de la Facultad.

En todo caso es muy deseable que el proceso de institucionalización de la Universidad, el cual a punta de derechos de petición iniciamos “cuatro gatos” hace unos años, culmine con verdaderas estructuras universitarias democráticas y que, por ejemplo, el honor de ser director de Departamento en cualquier Facultad no se convierta en posesión de un cargo vitalicio. Todos los profesores de la Universidad merecen ser considerados para una tarea tan loable y tienen con seguridad mucho que aportar; así es que se construye ciencia, academia y realidad.

El legado de Jaime Bernal Cuellar siempre estará presente, así como desde 1992, cuando asumió como director, ha estado el de muchos otros grandes y egregios profesores penalistas de nuestra casa de estudios.