En El Radical hemos invitado a las cuatro listas que participarán, el próximo martes 29 de octubre, en la elección de las y los representantes de profesoras al Consejo Directivo de …
En El Radical hemos invitado a las cuatro listas que participarán, el próximo martes 29 de octubre, en la elección de las y los representantes de profesoras al Consejo Directivo de …
En El Radical hemos invitado a las cuatro listas que participarán, el próximo martes 29 de octubre, en la elección de las y los representantes de profesoras al Consejo Directivo de …
El Externado tiene un gobierno universitario enclaustrado, arbitrario, a la defensiva incluso de su propio Consejo Directivo. Es un ejemplo de anaquel sobre el imperio de la opacidad.
El Externado tiene un gobierno universitario enclaustrado, arbitrario, a la defensiva incluso de su propio Consejo Directivo. Es un ejemplo de anaquel sobre el imperio de la opacidad.
Es posible que muchos externadistas no lo sepan, pero es imposible conocer las actas de las sesiones del Consejo Directivo de la Universidad. Con una leguleyada de mala factura, la actual administración decidió que esos documentos son reservados, no sólo frente a la comunidad universitaria sino incluso, y esto es increíble, frente los propios miembros del Consejo Directivo. La administración desconoce así el derecho que tenemos los externadistas a saber cómo se dirige la Universidad, que, valga recordarlo, no tiene dueños ni accionistas, sino que es una fundación sin ánimo de lucro gobernada, según sus estatutos, por sus estudiantes y profesores.
Probablemente tampoco sepan, esos mismos externadistas, que la situación patrimonial y de liquidez de la Universidad se guarda bajo reserva, como si fuera el más delicado secreto de Estado, incluso para los miembros del Consejo Directivo, a quienes se presentan para su aprobación, año tras año, unos balances sin soportes, cuya veracidad desconocen. Es cierto que algunos consejeros han manifestado su desacuerdo con ese modo de proceder y se han abstenido de votar a ciegas sobre esos balances, pero pese a ello, han sido aprobados por mayoría. En varias ocasiones algunos consejeros han solicitado una rendición de cuentas cierta, documentada, con información desglosada sobre ingresos y gastos, estados financieros veraces e informes de auditoría externa contrastada, pero sus solicitudes siempre se han despachado en sentido negativo con arrogancia y autoritarismo.
Menos aún sabrán, esos mismos externadistas que conservan todo el cariño por la vieja alma mater, que hace unos meses la administración contrató a un ilustre académico ajeno al Externado, el Dr. Carlos Angulo Galvis, para que hiciera un diagnóstico de la Universidad y presentara unas propuestas de reformas para su modernización. Ese solo hecho, de contratar un asesor externo y desoír las voces de los profesores, estudiantes y exalumnos de la casa, es ilustrativo del talante excluyente y de la orfandad intelectual de la administración. Pero la guinda de la asesoría es que sus resultados, tal como viene ocurriendo casi con todo en esta administración, también hayan sido apresuradamente metidos a la caja fuerte de los secretos y por tanto no se hayan divulgado ni debatido y, de nuevo, que ni siquiera los miembros del Consejo Directivo de la Universidad los hayan podido conocer.
Tampoco se conocen los resultados de una frustrada auditoría que el año pasado tuvo que contratar la administración de la Universidad ante la insistencia de algunos miembros de su Consejo Directivo. Esa auditoría se contrató, pero a la firma elegida sólo se le entregó para su revisión una información parcial e inocua sobre la situación y los manejos financieros de la Universidad. Pese a ello, sus resultados se mantienen en reserva. Ante esto se hace necesaria una genuina auditoría externa, independiente, contratada sin la participación de la Rectoría ni de la Secretaría General de la Universidad.
Recientemente esa misma administración se ha empeñando en negarle a un miembro de ese Consejo, el Prof. Andrés González Díaz, el derecho a ejercer su representación, de la cual se ausentó por el ejercicio de algunas funciones públicas que ya concluyó. Para ello han acudido la muy hipócrita tesis de que su elección caducó en favor de su suplente. Curiosamente, esa tesis no se le aplica a los demás elegidos, que concurrieron todos hace 22 años a una elección para un período de dos años. ¡Sí, de dos años! Para unos no hay caducidad, para otros sí. Para unos hay llamado al suplente, para otros no. ¡Qué hermenéutica más elástica!
Como si lo anterior no fuera suficientemente anómalo, los miembros del Consejo Directivo se comprometen, vaya uno a saber con qué fundamento normativo o ético, a guardar reserva de todo lo que se discuta y decida en ese órgano de dirección universitaria. En conclusión: estamos ante la ley del silencio, ante un gobierno universitario enclaustrado, arbitrario, a la defensiva incluso de su propio Consejo Directivo. Es un ejemplo de anaquel sobre el imperio de la opacidad. ¿Qué puede explicar todo esto? ¿Cómo pretenden no generar suspicacias?
En varias ocasiones desde las páginas de EL RADICAL hemos recordado que, más allá de una obligación legal, la transparencia es un presupuesto para el gobierno democrático de la institución, una buena práctica de gestión que la fortalecería, generaría confianza y compromiso entre los miembros de la comunidad académica y ubicaría a la Universidad, en el contexto de la sociedad colombiana, como una institución privada ejemplar, seria, cristalina, sin dogmas ni secretos, dedicada al fomento de las ciencias sociales y a la formación de los mejores profesionales. Las directivas, por supuesto, no han escuchado esta voz, y se comportan ante estos reclamos con menosprecio y con una lógica alcabalera que destruye la esencia de la Universidad como institución para el cultivo del pensamiento crítico y como entidad sin ánimo de lucro.
Desde la representación estudiantil han surgido también reclamos en ese mismo sentido. En esta edición puede leerse la carta abierta de uno de los estudiantes que integran el Consejo Directivo, en el que hace oir su voz razonada sobre la necesidad de un gobierno republicano para el Externado. EL RADICAL apoya esa propuesta.
Del bache de estos años, el Externado saldrá adelante por la pujanza de sus estudiantes y profesores. Pero para diseñar la Universidad del futuro necesitamos conocer su situación académica, administrativa, laboral y financiera, y ante ese clamor creciente no puede sostenerse por más tiempo la ley del silencio con la que han llevado a la institución a una situación de crisis que ya no se puede ocultar más.
Quienes afirman que EL RADICAL pretende “tomarse el poder”, simplemente se escudan en esa falacia ad hominem para descalificar las críticas sin responderlas y para evadir la rendición de cuentas que toda la Universidad está esperando.
Quienes afirman que EL RADICAL pretende “tomarse el poder”, simplemente se escudan en esa falacia ad hominem para descalificar las críticas sin responderlas y para evadir la rendición de cuentas que toda la Universidad está esperando.
Si algo ha identificado el estilo desleal de las actuales directivas del Externado son las mentiras y campañas de desinformación que a la manera de Goebbels, el ministro de propaganda nazi, se ha instrumentado y propalado.
En cuanto EL RADICAL empezó a dar cuenta de las irregularidades que vive la Universidad y que aun persisten, porque siguen sin rendirse cuentas comprobadas de la gestión y aun no se permite una auditoria externa autónoma e independiente, desde la rectoría se soltó un primer mensaje de desinformación que muy pronto se desbarató. En efecto, el primer paso fue difundir la especie de que EL RADICAL era una excusa para llevar a la rectoría a Eduardo Montealegre, ex fiscal General de la Nación, con quien el Rector Henao creó un problema insoluble.
En ese momento los amigos del Rector y beneficiarios de sus favores, entre otros los destinatarios de una que otra beca estando en uso de buen retiro, salieron a sostener en diferentes escenarios que toda esta propuesta de un grupo de profesores era simplemente una estrategia para cambiar a Henao por Montealegre. Vino la reelección expresa y fraudulenta de Juan Carlos Henao como Rector, y como era de esperarse el nombre del doctor Montrealegre no apareció ni siquiera mencionado, con lo cual quedaron despejados los falsos rumores de que se buscaba convertirlo en Rector.
Ahora, ante la insistencia de EL RADICAL para que se rindan cuentas comprobadas de la gestión, que despejen la mortal duda de que hablaba Racine de si las actuales directivas están haciendo uso indebido de los recursos que les pertenecen o no, o para que se permita la realización de una auditoria externa, o para que se expliquen las relaciones confusas del Externado con el Grupo Bolívar, de nuevo las directivas de la Universidad han difundido otra especie igual de mentirosa que la primera. Ahora pretenden convencer a los incautos de que en realidad lo que busca EL RADICAL es apoderarse de la Universidad y tomar el control de la misma, lo cual haría ilegítima cualquier crítica que se haga desde estas páginas.
Una vez más hay que recordarlo: quienes dirigen la Universidad no son sus dueños, ni rige el principio monárquico en esta ilustre casa de estudios, ni existe algo así como un derecho a perpetuidad para gobernar al Externado. Es un insulto al cuerpo profesoral, en general, descalificar las críticas con la evasiva de que se trata de remplazar a las actuales directivas. Así pues, si algunos de los profesores que colaboran en esta noble publicación tuvieran aspiraciones de presentarse como candidatos a las próximas elecciones, están en su legítimo derecho a hacerlo. Las columnas que han escrito y las posturas que han asumido, le permiten a la comunidad universitaria conocer su talante y sus ideas. Que eso quede claro.
Pero dicho eso, es menester afirmar, con igual énfasis, que quienes propalan la versión de que EL RADICAL pretende “tomarse el poder”, simplemente se escudan en esa falacia ad hominem para descalificar las críticas sin responderlas y para evadir la rendición de cuentas que toda la Universidad está esperando. El Externado no traga entero, el cuerpo profesoral está consciente de esa artificiosa campaña de desinformación.
Lo que reclama EL RADICAL es transparencia, no el control del poder corrupto de la Universidad. Lo que busca la comundiad externadista es la garantía de que no haya habido un saqueo o un manejo irresponsable los haberes de la Universidad. Eso es lo que no quieren entender Juan Carlos Henao y Marta Hinestrosa, ni su guardia pretoriana de aduladores y por eso acuden a desinformar a la comunidad externadista.
Es propio de los dictadores mentir, porque es de la única forma como pueden asegurar su permanencia y sus abusos. Maduro y Chávez son buenos ejemplos recientes de como hicieron de la mentira un programa de gobierno. Lo que nunca creímos es que esas despreciables tácticas de mentir iban a convertirse en el sello de la administración actual del Externado.
EL RADICAL y sus organizadores, como el pasodoble famoso, ni nos compran ni nos vendemos. Post Tenebras Spero Lucem.
El tiempo transcurrido desde que la doctora Adriana Zapata asumió como Decana de la Facultad de Derecho al día de hoy, ha desnudado gran parte de la crisis que atraviesa la Universidad Externado.
El tiempo transcurrido desde que la doctora Adriana Zapata asumió como Decana de la Facultad de Derecho al día de hoy, ha desnudado gran parte de la crisis que atraviesa la Universidad Externado.Esta afirmación simplista solo confirma el grotesco intento de las directivas de la Universidad de silenciar la crítica. También, ratifica el gesto totalitario de que por fuera del Externado nadie se entere de lo que está pasando.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Con razón el maestro uruguayo Eduardo J. Couture, en sus imprescindibles mandamientos del abogado, sentenció que “el tiempo venga las cosas que se hacen sin su concurso”. Tuvo razón no solamente como reglas éticas para profesionales del derecho, sino para toda actividad.
Digo esto porque el tiempo transcurrido desde que la doctora Adriana Zapata asumió como Decana de la Facultad de Derecho al día de hoy, ha desnudado gran parte de la crisis que atraviesa la Universidad, y en particular la oficina y tareas que a dedo le fueron encomendadas.
Todo lo que está ocurriendo es hijo de la desorganización creada con la llegada a la rectoría del doctor Juan Carlos Henao, en cuyas manos la Universidad ha perdido liderazgo en el concierto nacional y, lo que es también evidente y preocupante, aún entre la propia comunidad externadista.
Lo primero en lo que se extravió Henao fue en no haber entendido que su rectoría tenía que haberse preocupado por servir de puente entre el pasado y el futuro. Henao continuó anclado al esquema administrativo unipersonal que sin duda fue importante y útil para la Universidad a pesar de sus propias fallas inevitables, en las que también incurrió esa otra persona quien, no obstante gobernar con su sola voz, sin embargo, oía, consultaba, ponderaba distintas opiniones y tomaba decisiones que no lastimaban ni irritaban porque nunca parecieron impuestas a la fuerza.
Fruto de esa imperdonable equivocación, Henao depositó en cabeza de la Secretaria heredada de la pasada administración -no en la Secretaría General-, el control patrimonial, administrativo y académico de la institución, hasta el punto de encomendarle funciones rectorales, con el deterioro inocultable al que hoy asistimos. Los resultados están a la vista: una administración que se niega a rendir cuentas comprobadas de su gestión, que no permite el desarrollo de una auditoria externa transparente y objetiva, que maneja como bien propio la principal inversión del Externado en el Grupo Bolívar, cuyas acciones son representadas oficialmente en las asambleas por un subalterno que hace parte del poderoso engranaje administrativo de las actuales directivas.
Si bien los estatutos de la Universidad desde antes de su llegada establecían la obligación de nombrar un Decano para la Facultad de Derecho, el Rector no lo quiso hacer y dejó esa función en cabeza de la Secretaria, quizá pretendiendo con base en su falta de tradición académica, proporcionarle algo de lustre para escalar los peldaños del ansiado acervo hereditario.
Siete años después de iniciada su rectoría, Henao decidió nombrar una Decana, para lo cual se ufanó de supuestamente haber roto la tradición externadista al nombrar por primera vez a alguien para ese cargo. Olvidó referir que llevaba 7 años incumpliendo los estatutos. Ese desacato estatutario habría sido perdonable si se hubiese acertado en la persona designada para esa importante responsabilidad, pero el desacierto fue, y ha seguido siendo, mayúsculo.
En efecto, la doctora Zapata no fue elegida en el marco de un proceso de selección pluralista y objetivo, como debió haber ocurrido en un Externado libre y democrático, sino con base en la exclusiva agenda personal de Henao. Como consecuencia de esta maniobra clientelista, en la Decanatura se sentó a una amiga del Rector que nunca había sido profesora en pregrado, la base de la Universidad. El resultado no se ha hecho esperar: ni ella conoce el universo del que se erige como la más antigua o Decana, ni tampoco los estudiantes sienten respeto y credibilidad por quien improvisa en cada movimiento. Es probable que esa designación de la doctora Zapata obedezca a una jugada a tres bandas, cuya estocada final estaría por darse en la próxima elección del sucesor de Henao, cuyo proceso electoral para elegir representantes de profesores al Consejo Directivo por fin está andando, aunque sea a medias.
A propósito, todos a una, como en Fuenteovejuna, varios candidatos en la sombra a esos cargos que ya están protegidos y auspiciados por las directivas, saltaron nerviosos a oponerse a la propuesta que lancé en la pasada reunión del Comité de Impulso Profesoral, para que se revise el antidemocrático y excluyente Reglamento Electoral diseñado para conculcar el derecho a elegir y ser elegido, y para que sigan los mismos con las mismas.
Mi idea sonó a herejía a esos postulantes inseguros y a varios de sus pregoneros y áulicos, a quienes solo les importa ganar las elecciones, así sea con artificios y marrullas o excluyendo a quienes tengan iguales derechos.
Y traigo a cuento todo este resumen, porque la última actuación de la Decana, obviamente en asocio con la rectoría, la Secretaria y los escribidores panfletarios que deambulan en los pasillos rectorales, ha consistido en un ataque visceral, no solo a este profesor, sino además al otrora sagrado derecho de la libertad de cátedra, como de ello puede enterarse la comunidad externadista en los documentos mostrados en estos enlaces, que recogen correspondencia con la doctora Zapata y mis escritos de recusación a ella y la queja formal que, por acoso laboral en su contra, he elevado ante el Comité de Convivencia, así:
¿Es posible desarrollar un proyecto académico humanista por medios electrónicos? Lo interesante sería poner las nuevas tecnologías al servicio del Externado, y no al Externado al servicio de ellas.
¿Es posible desarrollar un proyecto académico humanista por medios electrónicos? Lo interesante sería poner las nuevas tecnologías al servicio del Externado, y no al Externado al servicio de ellas.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
El confinamiento obligatorio que se decretó en medio mundo para disminuir los contagios de Covid-19 trajo como consecuencia que, de un día para otro, la educación universitaria tuviera que trasladarse a las clases a distancia, a los seminarios en línea, a las prácticas y exámenes en aplicaciones de software y, en general, a la vida académica sin contacto entre sus protagonistas y sin el entorno maravilloso del campus universitario.
El Externado no ha sido ajeno a todo eso, y como medida de emergencia tuvo que migrar a las volandas a “Zoom”, plataforma a la que hay que agradecerle que hayamos podido culminar el semestre académico en medio de estas circunstancias tan adversas. Tengo la percepción de que los estudiantes y profesores hemos hecho nuestro mejor esfuerzo para superar este reto inédito y así seguir adelante con nuestros planes universitarios.
Pero de ahí a proponer, sin más, que dado que la pandemia nos obligó a familiarizarnos con unas plataformas de internet y que el resultado no ha sido desastroso, entonces ha llegado la hora de implantar la educación virtual como modelo permanente de enseñanza, y además, que esa decisión le corresponde a la administración universitaria sin previa deliberación y acuerdos con la comunidad académica, hay un largo trecho erizado de riesgos que no se debe recorrer sin suficiente reflexión y sin el consentimiento informado de esa misma comunidad. Lo que está en juego no es la capacidad de los profesores para familiarizarse con unos programas de computador –como lo creen los propagandistas de la virtualidad–, sino la posibilidad de lastimar lo que define al Externado: una educación humanista en ciencias sociales con rigor científico, comprometida con la libertad, crítica, sin dogmas y volcada hacia los problemas de la sociedad colombiana.
En ese orden de ideas, antes de lanzarse a ofrecer programas virtuales, la primera tarea sería determinar si la educación a distancia por mecanismos electrónicos es un medio idóneo para la realización de esos principios del Externado, porque a primera vista pareciera que una educación sin contacto físico entre los estudiantes, es decir, sin la vida efervescente de las aulas, los pasillos y los cafés universitarios, y sin las discusiones que surgen de modo espontáneo en ese hábitat natural que es el campus, se asemeja más bien a un proceso solitario y acrítico de acopio de información que a una educación universitaria humanista.
Es importante recordar que en las Universidades que gozan de prestigio, los conocimientos, más que adquirirse, se crean. Ni qué decir de la formación ciudadana de unos estudiantes que apenas se verían con otros y a cambio pasarían aún mas horas de soledad ante sus pantallas conectados a internet. También habría que servirse de los datos ya existentes sobre la deficitaria calidad académica de buena parte de los programas de educación virtual que se ofrecen en varios países del mundo, entre ellos Colombia.
Si después de esas reflexiones se sigue adelante con el plan de virtualización, entonces cabría elegir cuáles de las herramientas informáticas que se ofrecen en el mercado son las adecuadas para que la Universidad se sirva de ellas, no vaya a ser que terminemos sacrificando lo que hemos sido por adaptarnos a una máquina, es decir, reduciendo la Universidad a lo que esos programas de internet permitan hacer.
Es obvio que esos programas son novedosos, pero no nos engañemos: tienen limitaciones importantes y no son ninguna panacea. En buena parte, mediante ellos se puede hacer lo mismo que se logra, sin tantas pretensiones, con una combinación de correo electrónico y mensajes de sonido o de imagen como los que ya se han vuelto comunes en las redes sociales. Se suele ofrecer como ventaja de las aplicaciones tipo Moodle o Zoom que ofrecen la posibilidad de un control casi total de la actividad que en ellas se despliega, lo cual más bien entraña un peligro cierto y grave para la libertad de cátedra y para otros derechos y libertades de estudiantes y profesores. Todo ello hay que advertirlo antes de zarpar.
Así que mejor vayamos sin prisas por ese camino de la virtualidad. El discurso autocomplaciente del Centro de Educación Virtual de la Universidad, con sus documentos de bonitos colores pero mal redactados y con sus trámites burocráticos casi kafkianos, no va a convencer a la masa crítica del Externado de aceptar, así porque sí, que ya está decidido que el futuro de la Universidad es virtual, que unas personas sin mayor experiencia en docencia saben más del oficio de formar profesionales que los profesores que se han dedicado a ello por años, y que el manejo de la jerga enrevesada de los pedagogos y los técnicos en informática le agrega valor a la vida universitaria, vida que muchos no concebimos sin la existencia de una comunidad humana viva, presente, deliberante, crítica y soñadora.
Las cosas que ocurren en los centenarios salones de la Universidad Externado, que fuera referente entre las Instituciones de Educación Superior del país por su liberalismo y talante democrático, son increíbles e impensables.
Las cosas que ocurren en los centenarios salones de la Universidad Externado, que fuera referente entre las Instituciones de Educación Superior del país por su liberalismo y talante democrático, son increíbles e impensables.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Nuestro premio nobel de literatura, indagado por su Macondo, sentenció que en Colombia lo verdadero no siempre es verosímil. La sentencia le cae como anillo al dedo al Externado de Juan Carlos Henao. Las cosas que ocurren en los centenarios salones de la que fuera referente entre las universidades por su liberalismo y talante democrático, son de no te lo puedo creer.
El Consejo Directivo, elegido en 1998, lleva más de 22 años en funciones, cuando su periodo es de 2 años. Solo ha habido renovación para excluir las voces de Representantes de los Estudiantes que no le resultan cómodas al régimen. ¿Con qué autoridad nuestros maestros enseñan constitucional colombiano? Ni las juntas militares duraron tanto y solo los Castro y el chavismo han tenido el poder por periodos superiores.
El Consejo tiene miembros principales y suplentes. Los últimos están llamados a reemplazar los primeros en sus ausencias temporales y absolutas. Andrés González, externadista con una hoja de vida ejemplar que le ha dado brillo a nuestra Universidad, fue elegido principal en 1998 y no ha renunciado. Durante su desempeño en distintos cargos públicos, algunos de elección popular, ha ejercido su suplente en el Consejo. Regresó al país y el Rector, de la mano de la Dra. Martha Hinestrosa, decidió no citarlo a las reuniones y aplicarle un “abandono del cargo” para dejar a su dócil suplente ejerciendo. Y, para respaldar tamaño abuso, se amparan en un concepto de un profesor del Externado rendido a posteriori. ¿Cómo hacen nuestros docentes para enseñar a sus estudiantes las normas aplicables a las fundaciones? ¿Quién enseña acerca de conflictos de interés?
Las sesiones del Consejo Directivo no se graban como se hace hoy, desde luego con el consentimiento de los asistentes, en todas las reuniones de cuerpos colegiados de manera que, i) se haga el acta con fidelidad de lo debatido y ii) ante las dudas acerca de los consignado en el acta y la realidad haya dónde consultar y ajustarla. Así, en las actas, que por lo demás son reservadas incluso para los miembros, se escribe solo y únicamente lo que la Secretaria General considera y punto. Ella escribe su verdad. Ni Stalin se atrevió a tanto.
El año pasado, luego de 7 años, el Rector nombró Decana de la Facultad de Derecho. Un paso importante, aunque tardío. No era la miembro más antigua de la tribu, ni mucho menos las más experimentada. El compás de espera se le dio. Hoy su labor deja mucho que desear. ¿Cuántas reuniones de docentes se han convocado durante la pandemia? ¿Qué decisiones relevantes ha tomado?
Por lo pronto su gestión pasará a la historia por ser una juiciosa subalterna, que mal asesorada y estando recusada, decidió perseguir a un profesor sin tacha como Ramiro Bejarano, por liderar las justificadas críticas a su gestión y defender el inviolable derecho a la libertad de cátedra. ¿Cómo hacen nuestros docentes para hablar de méritos, de imparcialidad y de los efectos de una recusación?
Podría seguir. Porque también es de no te lo puede creer que haya lagartos y mediocres que tienen cátedras que no merecen, becarios por amiguismo, gastos no justificados, eternos directores de departamento que le han quitado espacio legítimo a varias generaciones y de tantas otras cosas que no parecen verosímiles, pero que para tristeza de nuestra comunidad son verdaderas gracias al esfuerzo del Dr. Henao y la Dra. Martha.
Posdata. Me imagino que los más de 300 docentes de tiempo completo que paga la Universidad han venido trabajando en la definición de los programas de clases virtuales de pregrado y posgrado para el segundo semestre. Preparando material, talleres y presentaciones vanguardistas. Los que no somos profesores sino meros contratistas por horas, que nos toca andar en el rebusque del litigio, y sobre todo los estudiantes, lo vamos a agradecer.
Los únicos ideales de quienes impulsamos este espacio periodístico, es que el poder sea tomado por la democracia, la transparencia, la participación y la tolerancia, causas que identifican además el ser propio del Externado.
Los únicos ideales de quienes impulsamos este espacio periodístico, es que el poder sea tomado por la democracia, la transparencia, la participación y la tolerancia, causas que identifican además el ser propio del Externado.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
De un tiempo para acá el régimen que administra el Externado ha divulgado la tesis según la cual, quienes creamos este espacio de EL RADICAL, con el propósito de expresar nuestras opiniones acerca del rumbo que ha tomado la Universidad en los últimos ocho años, lo único que pretendemos es “apoderarnos” del Externado. Nada más alejado de la realidad, de manera que lo único que refleja tal afirmación es el temor a que se conozca abiertamente la realidad académica, administrativa y financiera de la institución.
Las leyes de Newton nos enseñaron desde la etapa escolar, que toda acción genera una reacción, de suerte que en nuestro caso las infundadas descalificaciones promovidas por el régimen, camufladas bajo el oprobioso sistema de rumores – propio de quienes eluden la confrontación de ideas y propuestas– unido ello a una administración del todo excluyente, obraron como el detonante de este movimiento de expresiones libres, con el ánimo de informar de manera objetiva sobre la verdad del Externado.
El ideario y el patrimonio de nuestra Casa de Estudios pertenecen a su comunidad, conformada por sus profesores, estudiantes, funcionarios y antiguos alumnos, y en consecuencia a todos nos es exigible la obligación de fungir como veedores de su preservación y mejora continua, de manera que nos asiste también la carga de censurar todo aquello que se aleje de los postulados que inspiran las buenas prácticas de la administración académica, sin cuyo concurso el futuro de cualquier institución educativa aparece sombrío. Atender con carácter tal deber no configura sinónimo de apropiación alguna.
Los ideales de quienes impulsamos este espacio periodístico –único en su género dentro de la comunidad externadista y cuyo número de lectores aumenta en cada edición– se orientan simplemente a que ese llamado poder sea tomado por la democracia, la transparencia, la participación y la tolerancia, causas que identifican además el ser propio del Externado.
De lo anterior dan cuenta muchas luchas del EL RADICAL, como la relativa a que se reconociera la voz de los estudiantes, principales y suplentes en el Consejo Directivo, habida cuenta que todos en conjunto representan la esencia universitaria. En el mismo sentido abogamos hoy porque se reconozca el derecho de un miembro principal del Consejo Directivo a reincorporarse al mismo, luego de cumplir funciones meritorias en el servicio público, tanto más cuando lo único que persigue dicho directivo es el aporte de nuevas ideas ante los inmensos desafíos que enfrenta la Universidad.
La verdadera toma del poder les corresponde, primeramente, a órganos como el Consejo de Profesores, que encarna la auténtica expresión de la autonomía universitaria, y cuya tarea prioritaria es lograr la tan esquiva pero anhelada renovación del Consejo Directivo. Así pues, esa llamada lucha de poderes sólo la conciben aquellos que pretenden eternizarse en la dirección de la Universidad, prevalidos de sus facultades de gasto y nominación, refractarios por ello a toda manifestación libre y desinteresada.
Nuestro carácter e independencia no los desvanecerán ni las descalificaciones, ni tampoco los rumores.
La recuperación de la década pérdida en la Universidad Externado de Colombia no se obtiene con ligereza e improvisación, se logra con mística, carácter, independencia y responsabilidad.
La recuperación de la década pérdida en la Universidad Externado de Colombia no se obtiene con ligereza e improvisación, se logra con mística, carácter, independencia y responsabilidad.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Bajo los principios de la tolerancia, la libertad y la transparencia, el profesor Nicolás Pinzón creó la Universidad Externado de Colombia como un centro educativo, ideario que mantuvieron sus sucesores, con la particularidad de que, no obstante que se trataba de una valiosa institución, durante un largo período no se hablaba de manejo democrático, pues se trataba de un ente sin peculio material alguno, hasta el punto de que sus profesores no cobraban por sus clases.
Fue a partir de 1963, con el ingreso del Dr. Fernando Hinestrosa, quien no obstante el ejercicio personal del poder, superado por su valía como intelectual como jurista y por su sobriedad y buen comportamiento, que se inició un proceso de crecimiento en lo académico y en lo material, hasta el punto de lograr un gran reconocimiento en el orden nacional e internacional, habiendo establecido como norma la absoluta independencia institucional y como paradigma la excelencia y el mérito propio. Sin embargo, no se preocupó por dejarla institucionalizada, situación que se hizo más evidente cuando debido a su enfermedad fue perdiendo el control y se dio paso a un notorio desarreglo administrativo, iniciando con ello la década pérdida que en este escrito denominamos “El Tiempo Perdido” y que se acrecentó con la administración que se inició en mayo de 2012 con el ingreso como Rector del Dr. Juan Carlos Henao, quien denominó su estrategia “continuismo ascendente”, pero todo indica que era sobre el desorden ya reinante.
El actual Rector en lo material continúo con los planes establecidos de tiempo atrás por el Dr. Hinestrosa, como son los concernientes al nuevo edificio y a la sistematización llena de altibajos, habiendo cambiado al contratista que él había señalado para la construcción; y para lo segundo, se fueron dando una serie de contratos y subcontratos que requieren ser revisados al igual que los de la construcción, y así mismo se siguió con la habitual alimentación de la biblioteca.
Es decir, se dio continuidad a lo visible que ya estaba programado y que se puede hacer mientras exista liquidez. Pero el gran vacío es notorio en la parte institucional y en lo académico.
Tan pronto tomó posesión del cargo Henao, en lugar de buscar el paradigma de la excelencia, se dedicó a buscar protagonismo en los medios, comprometiendo de paso la independencia institucional que siempre habíamos invocando y a su vez, como si se tratara de un designio testamentario, depositó de hecho todo el manejo administrativo, patrimonial y académico en una persona sin legitimidad y capacidad alguna, profundizando así el desorden que se inició al final de los días del anterior Rector y para consolidar lo buscado, con argumentos sin peso alguno distrajo la necesaria reforma estatutaria propuesta en el Consejo Directivo desde antes de su nombramiento, entorpeciendo de esta manera la institucionalización de la Universidad, quizá para mantener acaparado el ejercicio del poder sin control alguno, por lo que tampoco se conoce un manual de funciones ni los debidos controles y menos un Estatuto Profesoral, ya que en esta materia impera el amiguismo o el distanciamiento provocado y no siempre se tienen en cuenta los méritos de los docentes.
La ausencia de liderazgo y la carencia de paradigma o propósito común llevan a que la presencia de un brillante cuerpo profesoral y su importante producción pasen desapercibidos, y que las desarticuladas apariciones en los medios hayan hecho perder el reconocimiento y respeto por la institución, afectando seriamente el compromiso académico de la misma. Situación que se complica aún más de acuerdo con las cifras que se anuncian, las que dejan ver que la suerte económica de la Universidad depende de su participación en un grupo económico, pues su operación como institución es ampliamente deficitaria sin posibilidad de una recuperación inmediata.
Esperábamos que el Rector no fuera consciente de todo, como si con su designación se hubiera aplicado el nivel de incompetencia del “Principio de Peter” Sin embargo, cómo se explica que para blindar el desgobierno sus asesores le hayan preparado la desvergonzada llamada por muchos “ley del silencio”, aprobada después por las mayorías numéricas del Consejo Directivo sin un verdadero debate, con base en la cual la comunidad –ni siquiera los miembros del Consejo Directivo–pueden conocer el detalle de las cuentas, ni tampoco tener copia de las actas de las reuniones del mismo, las que no pueden ser grabadas porque al Rector no le gusta.
Para rematar, en estos días se ha propuesto, sin mayor explicación válida, impedir al Dr. Andres Gonzalez su ingreso al Consejo Directivo como miembro principal. ¿Por qué será?
Son todas razones de más que exigen que se haga una verdadera auditoría externa e independiente que revise, entre otras cosas, la racionalidad del gasto, las compras y la contratación de la década. Lo que también hace necesaria la elección de un nuevo Consejo Directivo respetable e independiente que, bajo los postulados de la democracia y la transparencia, quiera luchar por la recuperación del tiempo perdido y que no dependa de intereses ajenos a los de la institución.
Pese al silencio y apatía de las directivas del Externado, EL RADICAL sigue indagando por los temas que más le interesa conocer a la comunidad universitaria.
Pese al silencio y apatía de las directivas del Externado, EL RADICAL sigue indagando por los temas que más le interesa conocer a la comunidad universitaria.
Desde hace más de un año, EL RADICAL le viene haciendo preguntas al Doctor Juan Carlos Henao sobre aspectos de interés para el Externado, sin que él, la Secretaria General, el decadente Consejo Directivo ni ninguna otra autoridad hayan respondido un solo de los cerca de 200 interrogantes que en total le han sido formulados.
Como tales preguntas, en vez de haber perdido vigencia, siguen cobrando más importancia, este medio insiste en que se respondan ahora los siguientes interrogantes:
La Fundación Bolívar Davivienda que, según el Rector, está ofreciendo becas para los nuevos alumnos, ¿es parte del Grupo Bolívar?
¿Con qué criterio la Fundación Bolívar Davivienda atribuye tales becas?
¿Quién o quiénes del Externado intervienen o participan de la decisión de otorgar las becas de la Fundación Bolívar Davivienda?
¿Algún directivo o funcionario del Externado hace parte de las directivas de la Fundación Bolívar Davivienda?
¿Existe un convenio o protocolo suscrito con la Fundación Bolívar Davivienda para otorgar estas becas? Si los hubiere, ¿por qué no se ha hecho público?
¿Desde cuándo la Fundación Bolívar Davivienda viene haciendo presencia en este programa de becas?
¿Quién o quiénes entre los alumnos han gozado de estas becas o las están usufructuando en la actualidad?
¿A cambio de qué el Grupo Bolívar, a través de la Fundación Bolívar Davivienda, se ha sumado a un programa de becas para los alumnos del Externado?
¿Es cierto que la despedida ofrecida por directivos de la Universidad al anterior Director de Recursos Humanos, quien tuvo que abandonar su cargo por acusaciones de acoso sexual, fue una graciosa fiesta de disfraces?
¿Es cierto que en aquella memorable ocasión, una alta funcionaria del Externado compareció vistiendo el disfraz de Blanca Nieves, mientras el homenajeado asistió caracterizado como Rey?
¿Hubo finalmente una investigación interna por la denuncia de acoso sexual a una funcionaria pasante del SENA?
¿Fue sancionado o exonerado el ex funcionario comprometido en tan graves hechos?
¿El Externado denunció formalmente estos hechos ante la Fiscalía General de la Nación o lo está pensando?
¿Existe un Comité organizado y convocado por la Secretaria General y/o la Decana de Derecho encargado de redactar a varias manos cartas panfletarias, insultantes y amenazantes contra profesores que no se arrodillan, del que hacen parte aplaudidores de la actual administración, algunos miembros del Consejo Directivo y uno que otro candidato a esa dignidad y alfiles de sus equipos de campaña?
¿Cuántos conductores y, al servicio de quién o quiénes, han sido contratados durante el período de la actual rectoría?
Nuestra Universidad está enferma de autoritarismo. Las formas antidemocráticas del actual gobierno no resisten más y atravesamos una crisis muy profunda. Por fortuna parece que las cosas empiezan a cambiar.
Nuestra Universidad está enferma de autoritarismo. Las formas antidemocráticas del actual gobierno no resisten más y atravesamos una crisis muy profunda. Por fortuna parece que las cosas empiezan a cambiar.
Por: Felipe Castrillón.
Representante estudiantil ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Este escrito incluye algunas de mis palabras de bienvenida a los estudiantes de primer semestre de este año (20 de enero) y algunas ideas posteriores, que quizá no eran oportunas en esa ocasión.
Mucho ha cambiado en estos meses, principalmente por cuenta de la pandemia que padecemos y sus crisis aparejadas. Adicionalmente, siguen los problemas de antes, ahora intensificados y las soluciones parecen más difíciles. El confinamiento, única medida que ha resultado eficaz para combatir la pandemia, ha hecho más difícil la acción colectiva. Somos seres gregarios, necesitamos de los demás. La virtualidad es asfixiante y antinatural.
Dudé mucho si era acertado poner por escrito estas reflexiones. Pensaba que era limitado hablar de los problemas de nuestra universidad, habida cuenta de lo que pasa a escala planetaria. Hace apenas unos meses hubo masivas protestas en muchos países, no solo en nuestro continente, en las que tuvo una gran participación el movimiento feminista. Y las protestas contra el racismo sacuden a Estados Unidos. El asesinato de George Floyd fue la gota que derramó el vaso.
En todo ese malestar hay distintas motivaciones, pero tienen un denominador común: la gente excluida quiere ser escuchada y atendida. Por ello se enfrenta a las barreras que inactivan la ciudadanía: la desigualdad, el clasismo, el machismo, el racismo… Puesto que esas barreras también se manifiestan en nuestra universidad, decidí redactar algunas reflexiones que pueden ser un pequeño aporte a los justos reclamos para cambiar las cosas, a pequeña y gran escala.
Mis palabras de bienvenida van en cursiva.
Buenos días.
Me gustaría iniciar por felicitarlos, la mayoría inicia hoy su carrera universitaria. Se trata de un momento importante de la vida; escoger carrera y universidad es un asunto muy difícil, o al menos para mí lo fue. Ustedes ya lo hicieron, han elegido al Externado: una universidad reconocida nacional e internacionalmente y exigente académicamente.
El Externado no se reduce a su reconocimiento. Es también una ideología, un talante, una forma de ser. Los principios de nuestros fundadores, que los estudiantes nos esforzamos por mantener, son el respeto al otro, la tolerancia, el amor a la libertad y al principio de igualdad, el espíritu republicano, la honradez, etc.[1]
Los principios que mencioné no son simples palabras, no son un eslogan ni una estrategia de ventas. Es necesario un esfuerzo constante para que esos valores se vivan realmente. El rector ha dicho que el Externado es el faro democrático del país, y que es la universidad más pública de las privadas, pero una cosa son las palabras y otra las acciones, lo que hacemos realmente. Las instituciones no perduran y se mantienen sin el esfuerzo constante de las personas que forman parte de ellas. Los personajes radicales que fundaron esta universidad hace años que no están, pero estamos nosotros para mantener en alto sus banderas.
No se debe acudir a eufemismos, la verdad se debe decir tal como es, por incómoda que sea, pues solo si sabemos lo que sucede realmente, las buenas ideas y el trabajo abnegado de todos, podrán remediar y enderezar la situación.
Nuestra universidad sufre una crisis muy profunda, una realidad evidente para cualquier observador honesto intelectualmente. Hay gran malestar entre estudiantes, profesores, funcionarios, exalumnos y familias. Por ello es noticia casi permanente, por hechos lamentables y vergonzosos. Un día nos enteramos que un profesor adopta reglas irracionales para presentar exámenes, en el entorno virtual que se ha vuelto obligatorio para todos (los estudiantes y especialmente los profesores, que han hecho grandes esfuerzos para superar las dificultades) y otro día se difunde el escándalo de un director de recursos humanos que renunció de forma oculta por acoso sexual, en abuso de su cargo, en vez de obrar conforme a la ley como se enseña en toda escuela de derecho respetable.
Pero no solo a través de los medios de comunicación se ventilan nuestras vergüenzas, también en las redes sociales: #ExternadoCensura, #ExternadoDignoEs, #PasaenelExternado, etc. Medios que han encontrado los externadistas, principalmente estudiantes, para mostrar su inconformismo.
La comunidad externadista también ha presentado sus reclamos en cartas abiertas, como la del grupo de profesores llamado Externadistas Libertarios[2], o en columnas de opinión en medios no institucionales, como El Radical[3].
La crisis también es clara para los profesores que, pese a no tener un estatuto docente, y a que sus contratos se renuevan año a año, sin garantía de continuidad, se han manifestado y protestado. Gracias a ellos, los nuevos estudiantes Llegan en un momento importante en la historia de la universidad, este semestre, gracias al esfuerzo constante de nuestros profesores, apoyados por nosotros los estudiantes, se realizará la primera renovación en 23 años de los representantes profesorales al Consejo Directivo. Los profesores, con su impulso y organización, nos enseñan democracia y hacen gala de los valores externadistas.
Hasta ahora solo he mencionado los signos de una crisis profunda, pero poco se ha dicho de cómo llegamos a ella. Las razones de la crisis no se han discutido de manera abierta. Esbozo algunas ideas acerca de esas razones.
Una crisis tan grave no es culpa de una sola persona, ni de unas cuantas. Sería torpe e injusto atribuir la responsabilidad total al actual rector. Para usar una metáfora: Henao toca mal una mala partitura. Eso no niega que a veces atina con alguna nota, pero así la tocara totalmente bien, la partitura seguiría siendo mala.
En efecto, el rector ha avanzado en el área de internacionalización e informática, pero su gestión se ha limitado a administrar la crisis y ocultarla con eufemismos. Cuando no la niega inescrupulosamente, como cuando dijo que los críticos solo eran diez gatos, pero que tenían libertad para hacer críticas porque no los iba a despedir[4] (un argumento impensable en una universidad que nació en defensa de la libertad de expresión); o cuando pagó pauta en la revista Semana[5] para vender la transición a las clases virtuales como un éxito.
En mi opinión, la crisis del Externado es una crisis de su régimen, es decir del sistema jerárquico que rige a la universidad. La manera de gobernar la universidad desde hace décadas es sumamente autoritaria, y contraría gravemente sus valores fundacionales.
El autoritarismo consiste en la interferencia arbitraria de una persona en la vida de otras. En un régimen no autoritario puede existir interferencia, pero no puede ser arbitraria. El conflicto existe en cualquier comunidad, como la universidad; y la interferencia justificada (conforme a la razón y la ley) no es autoritarismo. En cambio, el autoritarismo rompe el principio de igualdad, uno de los principios que llevó a fundar el Externado, porque es una imposición caprichosa del que puede, que obliga a pedir permiso a los que no pueden.
Para probar que el régimen del Externado es autoritario y que no concuerda con la ley (con sus normas estatutarias) basta mencionar algunos de los numerosos ejemplos:
Según los estatutos, los miembros del Consejo Directivo tienen un periodo de dos años. Pero solo se renuevan los representantes estudiantiles, pues los representantes de los profesores fueron elegidos en 1998 (!ya hace más de 20 años!), y no rinden cuentas de sus decisiones. Siguen en el cargo porque el estatuto prevé que si no se celebran elecciones continúan ejerciéndolo. Esa situación, nada razonable, es una interferencia arbitraria en la expresión comunitaria y política de los profesores, que les niega su derecho de representación. Henao ha dicho varias veces que hay razones históricas para no celebrar elecciones durante 21 años, incluidos sus ya casi 9 años de rectoría. Es evidente que son razones de conveniencia y, por tanto, autoritarias e inaceptables en una comunidad democrática.
Así como la composición del Consejo no es democrática, su funcionamiento tampoco lo es. No es democrático que el rector niegue la entrada a un representante de los profesores por razones de conveniencia[6]. Ni que rompa la tradición de que los representantes estudiantiles suplentes asistan con derecho a voz, que se ha respetado en rectorías anteriores, para evitar la presencia de los dos suplentes actuales, elegidos conforme a los estatutos. Esta es otra muestra de autoritarismo, porque no da razones para cambiar esa tradición, e interfiere en forma arbitraria en los derechos políticos de los estudiantes, que no tendrían cuatro voces en el Consejo sino dos.
Las actas y demás documentos del Consejo Directivo tienen carácter privado; solo se expide copia integral por requerimiento judicial, lo que obliga a sus miembros a exigir judicialmente el acceso a las actas. Esto también es autoritario, porque el secreto de las deliberaciones niega a los representados el derecho a conocer cómo se gobierna la universidad, y es una interferencia arbitraria porque no está sujeta a más razones que la conveniencia del rector.
Los estatutos de la universidad conservan ciertas formas republicanas del Externado original, principalmente que la composición del Consejo Directivo -máximo y único órgano de decisión de la universidad- consiste de profesores y estudiantes elegidos por sus pares. Sin embargo, como ya es sólo una pequeña caparazón para la camarilla que gobierna, han consultado a unos expertos en gobierno corporativo para modificar su composición añadiendo miembros externos, y tomar otras medidas desconocidas. Las conclusiones del informe se mantienen en reserva, y así la comunidad universitaria no conoce ni puede discutir el futuro que se planea. Esto es medida es autoritaria pues interfiere en la acción colectiva de la comunidad.
La falta de un estatuto docente lleva a que no se garantice la estabilidad de los profesores, de modo que es posible no renovar sus contratos cada año de manera arbitraria, es decir, sin causa justa.
El nombramiento de decanos es potestad exclusiva del rector. Los profesores y estudiantes de la facultad respectiva no participan en su designación. En una universidad supuestamente federal, este procedimiento es una interferencia arbitraria en la vida académica y administrativa de las unidades académicas, pues los decanos no son responsables ni siquiera ante los consejos de facultad, cuyo carácter es exclusivamente consultivo. No es una expresión de federalismo, sino de feudalismo, porque el decano es rey y señor de su facultad. Aunque no todos los decanos actúan de esa manera, pero puede actuar como señores porque las normas lo permiten.
Ni los decanos ni los directores de departamento tienen un periodo de mandato establecido, y es usual que duren varias décadas en su cargo, impidiendo de hecho la posibilidad de que sus profesores y estudiantes influyan en la orientación de cada facultad.
No hay planes de gobierno universitario, es decir, no hay una hoja de ruta que se pueda conocer, discutir, mejorar, aprobar o rechazar. El rector dice que estos procedimientos son innecesarios porque considera que son inventos marxistas, desconociendo falazmente que son la base de toda democracia.
Para que se revise un examen en la Facultad de Derecho es necesario enviar una solicitud a un comité, cuya composición no es conocida, y que nunca expresa las razones para admitir o negar el trámite de una revisión.
El acoso sexual de un jefe de recursos humanos a las empleadas de la universidad es, como otras formas de machismo, un acto autoritario porque interfiere de manera arbitraria en la vida de las víctimas, además de ser sancionado por el código penal colombiano.
La lista de ejemplos es muy larga y basta mencionar los anteriores para demostrar que el régimen monárquico y absoluto de gobierno ha impuesto un orden antidemocrático y ha llevado a la apatía por la discusión pública entre estudiantes y profesores, que encuentran una gran discordancia entre los principios que llevaron a fundar el Externado y lo que hoy se hace realmente en la universidad. Después de una rectoría de casi 50 años, muchos han interiorizado unos valores contrarios, y otros han adoptado un doble estándar: la democracia política en el país y la antidemocracia en la universidad.
Hasta ahora he descrito el régimen interno del Externado, pero no he mencionado porqué entró en crisis. Quizá el cambio de rector hizo patentes las contradicciones entre el ideario original y la práctica política. El cambio de una monarquía absoluta pero ilustrada a un delfinato pone en cuestión algunos intereses y despierta algunas mentes.
La llegada de nuevas generaciones de profesores, más comprometidos, la decadencia de la universidad o la simple desaparición de los ideales republicanos y democráticos de los fundadores han resquebrajado el orden interno del Externado. Hoy, sus gobernantes no tienen atado y bien atado el poder. Es de justicia poética que nuestro lema –Post tenebras spero lucem– recobre su sentido original.
En mi campaña como aspirante a la representación estudiantil pasaba por los salones exponiendo mis ideas. La principal era que debemos volver a los valores fundacionales de la universidad, que debemos recuperar la República que nos arrebataron. En un salón, un profesor interrumpió mi exposición y la calificó de falacia, porque según él, una universidad no es una república.
Una universidad es una comunidad de personas pensantes, comprometida en un proyecto común, el de formar a los nuevos ciudadanos, que debe hacer aportes al conocimiento y al progreso de la población. El contraste de ideas y de opciones alternativas amplía las fronteras del conocimiento y solo es posible en un ambiente de igualdad. De lo contrario, la disparidad de las ideas y las opciones no se resolvería en beneficio de la verdad sino del poder.
Una universidad imparte conocimientos, pero no solo instruye para ejercer una profesión. También es un medio para ampliar y ejercer la libertad; de modo que debe inculcar valor civil, enseñar ética y fomentar la solidaridad[7]. En ese sentido, es la institución más republicana que existe. La universidad es república porque es cosa (res) de todos (publica).
Aun si se piensa que la universidad no es intrínsecamente republicana, el Externado sí lo es por sus orígenes históricos[8]. Se fundó en 1886, en oposición a la dictadura conservadora conocida de la Regeneración. Fue creada por un grupo de radicales, expulsados de otras universidades por los conservadores triunfantes en la guerra civil de 1884-1885. Los fundadores, los abuelos radicales aún se los recuerda, se empeñaron en brindar una educación moderna, librepensadora, al servicio del país, comprometida con el federalismo derrotado en la guerra, y democrática; como lo demuestra el hecho de que a comienzos del siglo pasado fue la primera universidad del país en vincular a los estudiantes al gobierno universitario, muchos años antes de que la ley lo ordenara. Incluso su nombre fue una expresión revolucionaria: Externado, en oposición a internado. Es indudable que la intención de los abuelos radicales era crear una República.
Si queremos, y muchos sí queremos, recuperar la República que se nos ha arrebatado, debemos saber qué es el republicanismo, esa tradición milenaria de la filosofía política que defendían los abuelos radicales. Por ello esbozaré algunas ideas tentativas, que me ha suscitado la lectura de varios escritos, entre ellos los del filósofo catalán, fallecido hace poco, Antoni Domènech, uno de los principales estudiosos del republicanismo en lenguas romances[9]. A quien invito a leer.
Puesto que somos seres corpóreos y gregarios, debemos interactuar entre nosotros para existir biológicamente. Y debido al desarrollo específico de nuestro cerebro, debemos interactuar entre nosotros para existir intelectualmente. Solo compartiendo con nuestros semejantes podemos reconocernos a nosotros mismos y existir individualmente.
Las relaciones con otros y con nosotros mismos, en la familia y fuera de ella, son políticas, es decir atravesadas por relaciones de poder. De ahí que para ser libres no debemos ser esclavizados por nuestros vicios, sino gobernarnos a nosotros mismos con base en la razón; y no ser interferidos arbitrariamente por otros, es decir, ser sujetos de derecho propio. Puesto que somos materialmente independientes, no tenemos que pedir permiso a otros para existir. Esa es la libertad republicana, una libertad material porque tiene los medios para hacer real la posibilidad de elegir.
A la hora de elegir, no nos comportamos considerando únicamente el beneficio propio, sino que, gracias a la razón, y a la existencia de otros motivos, podemos preferir el bien ajeno o colectivo. Por ello es posible la existencia de la República, porque no somos siempre egoístas. Para participar en la discusión pública, dentro de una república, es necesario ser libre.
Para el republicanismo democrático, esa libertad debe extenderse a toda la especie humana, pues siendo naturalmente iguales, capaces de razón, solo diferimos en los medios materiales. Propone, entonces, redistribuir los medios materiales para conseguir libertad externa, e instrucción gratuita para cultivar la razón y tener libertad interna.
El republicanismo también implica que no puede haber gran desigualdad, pues, cuando provoca enormes diferencias graves entre lo que los ciudadanos pueden hacer, niega la libertad de los que tienen menos, y ponen en riesgo a la República, al disputarle la capacidad de definir el bien público[10]. Por esa razón, los Estados de Bienestar dejaron algunas cosas por fuera del mercado, como la sanidad, la educación y la justicia.
El Externado tuvo un origen republicano democrático. Nació en la pobreza y fue refugio de profesores purgados, que no cobraban. Ofrecía una educación abierta y sin discriminaciones. Se cobraba una matrícula porque no había otro medio para financiar los gastos del colegio, no para limitar el acceso al estudio. Desde su fundación, en su ideario figuraba el sentimiento patrio y la confianza en la perfectibilidad de las instituciones humanas. Buscaba contribuir al país en su totalidad, incluidos los desposeídos, que antes y ahora son tan numerosos. Y confiar en la perfectibilidad de la sociedad, que como sabemos pasa por extender la libertad republicana a los que no la tienen.
Una vez constatado que el Externado fue en su origen una especie de república democrática, porque así lo quisieron los abuelos radicales, cabe preguntar qué podemos hacer hoy para recuperar esa república. El régimen está en crisis y no podemos cejar en el empeño. Solo la organización y la movilización de la comunidad nos permitirán recuperar nuestros derechos conculcados. Además, es necesario tener generosidad y altura de miras. En el Externado caben todos los que aman la república. No se debe excluir a nadie, porque en la república democrática que queremos se debe extender la libertad y, por tanto, la ciudadanía a todos lo que quieran. Y debemos ser cuidadosos. La república, cuando se restaure, deberá dotarse de los medios institucionales para que no vuelva a ser sometida y arrebatada, para que se preserve. Muchas generaciones de externadistas pasarán, y la República se mantendrá si luchan por ella.
Quizá una de las razones por la que perdimos la República fue la de ser dueña de un inmenso patrimonio. El Externado es la universidad más acaudalada del país[11], es la principal accionista de uno de los mayores grupos empresariales del país– el grupo Bolívar– con intereses en las finanzas, los seguros y la construcción. Debido a ello, el orden lógico según el cual el dinero es un medio y no un fin en sí mismo se invirtió indebidamente. Debemos superar la confusión entre fines y medios, y entender que algunos medios pervierten los fines. Si el dinero es un medio para cumplir nuestros fines misionales, y se retorna al principio republicano de que es la comunidad exernadista la que determina el bien común, podremos usar responsablemente, con el verdadero significado de la palabra austeridad –el de sobriedad– tanta riqueza. Y hacer realidad la concepción de la educación como un derecho.
Incluso el artículo 1 de nuestra Constitución Política dice: Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general.
El Externado es una república, esto es una cosa pública, es el proyecto común de profesores, estudiantes y administrativos. Por eso, a diferencia de otras universidades no tiene dueño, y así haya gente que la pretenda, no lograran dominarla porque el sentimiento republicano hace parte de la esencia externadista. Ustedes que hoy llegan se convierten en ciudadanos de la República externadista, como tales tendrán derechos y obligaciones, no se pueden desentender, porque lo que es de todos a todos nos debe importar.
Al igual que el Externado, Colombia es una república, que no porque se encuentre secuestrada por un pequeño grupo de poderosos, en contubernio con poderes extranjeros, debe ser abandonada por sus ciudadanos. La ciudadanía activa generalizada, en otras palabras, la participación de todos, sin importar nuestras condiciones económicas y de otra índole, en la discusión pública de los asuntos de nuestro país, es la verdadera democracia, que es mucho más que votar cada cuatro años.
También en ese aspecto llegan en un momento importante para la historia de nuestro país, como todos saben el semestre pasado, millones de colombianos protestamos en el marco del Paro Nacional, con reivindicaciones como la defensa de las pensiones y el empleo, el cumplimiento de los acuerdos, el rescate del sector agropecuario, la protección del medioambiente, entre otros. Como es evidente, se tratan de reclamaciones justas, que son necesarias para que haya democracia real en Colombia, pues esta solo es posible cuando se extiende cierto nivel de bienestar material a todos, con hambre no hay tiempo para pensar en política.
Protestamos porque estamos indignados, y es que hay muchas razones para estarlo, les doy algunos ejemplos, según cifras del observatorio fiscal de la Universidad Javeriana, el 30% de los hogares en Colombia tiene ingresos combinados de menos de un salario mínimo, el siguiente 60% de los hogares gana entre un salario mínimo y 4 millones de pesos, para que un hogar esté en el 2% de más altos ingresos basta con ganar 10 millones y para estar en el 1% basta con 14.
Esta triste realidad no la digo por deprimirlos, menos hoy que es un día especial, la digo para que la sepamos, pero también para que no nos conformemos, no se trata del país y la universidad que nos tocó vivir, se trata del país y la universidad que vamos a cambiar. Queremos estudiar para cambiar la sociedad, ese es nuestro deber como exernadistas.
Muchas gracias por habernos elegido. ¡Bienvenidos al Externado!
[1] Palabras del doctor Fernando Hinestrosa por Honoris Causa. Disponible en: https://n9.cl/qfih
[6] Cfr. Las duras críticas de profesores del Externado a gestión del rector Henao. Disponible en: https://bit.ly/2Y4ojki
[7] Solo los buenos profesores pueden cambiar la vida de un estudiante. Nuccio Ordine. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=e9ijRqnU_7Q
[8] Cfr. Misión e historia de la Universidad. Disponible en: https://www.uexternado.edu.co/la-universidad/historia/
[9] Por ejemplo, Individuo, comunidad y ciudadanía. En Retos pendientes en ética y política. ed. José Rubio-Carracedo, José M Rosales y Manuel Toscano. Suplemento 5 (2000) de Contrastes. Revista interdisciplinar de Filosofía. [ISSN: 1136-9922], pp. 27-42. Disponible en: https://n9.cl/l5vu
[10] La concepción histórica de la libertad republicana para entender el mundo actual. Y una propuesta inmediata. Daniel Raventós. Sin Permiso. Disponible en: shorturl.at/uBINR
[11] Las universidades más ricas de Colombia. El Espectador. Disponible en: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/las-universidades-mas-ricas-de-colombia-articulo-889785
Ante el silencio que la Rectoría y la Secretaría General han adoptado frente a varios reclamos e inquietudes que se han enviado desde EL RADICAL, sobre aspectos de interés de la Universidad, este equipo de columnistas publican el derecho de petición que en la fecha fue enviado al Doctor Juan Carlos Henao Pérez.
Ante el silencio que la Rectoría y la Secretaría General han adoptado frente a varios reclamos e inquietudes que se han enviado desde EL RADICAL, sobre aspectos de interés de la Universidad, y teniendo en cuenta que han pasado cerca de dos años y ningún directivo del Externado se ha ocupado de responder o pronunciarse de una manera que alivie los temores que hoy hacen parte de la crisis que atraviesa la institución, este equipo de columnistas publican el derecho de petición que en la fecha fue enviado al Doctor Juan Carlos Henao Pérez.