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Es urgente organizar el Consejo de Profesores y su Secretaría, asimismo es necesario renovar el Consejo Directivo, uno que trabaje bajo los supuestos de la democracia y la transparencia, y no defendiendo solo sus intereses personales.
Es urgente organizar el Consejo de Profesores y su Secretaría, asimismo es necesario renovar el Consejo Directivo, uno que trabaje bajo los supuestos de la democracia y la transparencia, y no defendiendo solo sus intereses personales.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
En un reportaje hecho al Dr. Fernando Hinestrosa en 2003, al preguntarle por el origen y el futuro de la Universidad Externado, afirmó: “Fiel a su espíritu de nacimiento y de siempre. Independiente, altiva, libertaria, democrática, solidarista, exigente académicamente, éticamente intransigente. Formadora de ciudadanos plenos, autónomos, con fe en una patria civilizada e igualitaria. Prestante y respetada dentro y fuera del país, a la vanguardia en la calidad, en la innovación, en el descubrimiento y el estímulo de la vocación de docentes e investigadores, en la percepción de las necesidades del país en materia de formación profesional y en el hallazgo de respuestas acertadas”.
Quizá pensando en lo dicho por nuestro maestro, dentro de las importantes publicaciones que hace la Universidad, en 2018 se hicieron dos muy relevantes. La primera, “La luz no se extingue”, queriendo significar la permanencia de los valores institucionales; y la segunda, “Corrupción en Colombia”, pretendiendo con ésta estar presente en la lucha contra tal flagelo.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Sin embargo, ante el fallecimiento del Rector Hinestrosa y con la llegada de una dirección desordenada e incoherente y sin claro compromiso institucional, se entró en un proceso de estancamiento, en donde se empezó a diseñar el fortalecimiento de intereses familiares y de la figuración personal en procura de conexiones políticas avanzadas profesionales, dejando a la Universidad sin liderazgo alguno, para lo cual se requiere tener el debido equilibrio en las decisiones, el desprendimiento de intereses personales en bien de la misma, una capacidad de convocatoria, valores éticos bien aplicados y la autoridad científica y académica para el cumplimiento del encargo; y éste a su vez debe estar soportado en la gestión de un Consejo Directivo integrado por profesores y estudiantes que tengan los mismos valores, que gocen de total independencia y que exijan que se les tenga en cuenta para las decisiones más importantes y no únicamente para consolidar indebidas pretensiones, como aconteció con “La ley del silencio” aprobada para no dar a conocer de manera oportuna las cuentas, especialmente en el detalle de cada egreso antes de la discusión de las mismas, y para no publicar el contenido de las actas y todo lo acontecido con la reelección aprobada de Henao. Lo anterior, acompañado de unos controles imperfectos, ya que el Rector participó en la nominación de las firmas candidatas a la Revisoría Fiscal y la designada terminó teniendo intereses profesionales en el Grupo económico del cual hace parte la institución.
Otro tanto sucedió con la firma auditora, cuyo trabajo no se ha dado conocer como tampoco las conclusiones definitivas de la firma contratada para analizar el Gobierno de la Fundación.
Frente a este comportamiento es necesario preguntar ¿Por qué el silencio? ¿Por qué a la comunidad se le cuentan las cosas a medias? ¿Es esa la transparencia, la democracia y el decoro anhelados?
Invito a recoger las citadas publicaciones, porque tales principios que allí se citan están en vía de extinción.
Frente a este panorama tan oscuro e incierto, es claro que la comunidad externadista formada por exalumnos, estudiantes y profesores, debe tomar conciencia e iniciar un proceso de recuperación de su Universidad para no perder lo que le queda de bueno y volver a posicionarla en el buen lugar al que tiene derecho.
Para esto, es indispensable que bajo los supuestos de la democracia y de la transparencia se organice el Consejo de Profesores y su Secretaría, asimismo se renueve el Consejo Directivo con jóvenes valores que reúnan esas condiciones y que, superando anhelos personales, se entreguen a la defensa de la institución y de sus únicos beneficiarios que son los estudiantes que allí ingresan.
De estas decisiones surgirá el futuro Rector de quien esperamos sentirnos orgullosos como en otras épocas. Invito a la comunidad a hacer un gran debate para que públicamente se opine y se hagan propuestas.
Finalmente, son tres los frentes por atender. El administrativo, el académico y el patrimonial, para los cuales de manera breve propongo para los primeros dos puntos lo siguiente: en lo administrativo, conformar un Gobierno democrático y trasparente sin poderes concentrados y que cuente con una verdadera carrera profesoral; y en lo académico, es necesario la modernización de los programas sin abandonar la formación sustancial.
La ausencia de este documento pareciera ser la causa de la “renuncia” de muchos profesores, como la del reconocido Carlos Bernal.
Por: Juan Simón Vásquez.
Ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
No es novedoso para la comunidad universitaria decir adiós a los profesores, de hecho y con la ayuda del tiempo, se ha tornado común ver partir a docentes de excepcionales condiciones. En efecto, la Universidad Externado a lo largo del tiempo y bajo el yugo de sus diferentes rectores, se ha transformado en un jardín de bonsáis a partir del cual, nadie puede crecer más que la cabeza de la institución, el Rector.
De esta manera, puede notarse como su esquema docente, desde antaño, ha consistido en la existencia de un Rector que se torna patriarca de bonsáis y que cuenta con el apoyo de un conjunto o club de aduladores que lo sostienen en el poder y que lo llevan a la cúspide en busca de relevancia nacional bajo una supuesta legitimidad académica. Como respuesta a esta labor, este patriarca procede a distribuir en los diferentes espacios de la burocracia política y judicial a sus alfiles, quienes le deben fidelidad, o eso espera él.
Juan Simón Vásquez, ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Aspectos como el descrito, cobran vital importancia, especialmente cuando un bonsái pretende desafiar u opacar al patriarca del jardín, situación que no tiene mayor grado de complejidad en la actualidad.
Hoy nos convoca una duda visceral, como quiera que uno de los docentes más cercanos al Rector y al claustro universitario, como lo es Carlos Bernal Pulido, ha optado por abandonar las aulas de la institución. No es una renuncia cualquiera, ni mucho menos, aislada. Alguna diferencia tuvo que suscitar en la intolerante clase dirigente de la Universidad, pues no respaldarla es percibido como un acto de desobediencia. Bajo esta línea decenas de profesores han “renunciado” después de fuertes diferencias con el Rector de turno.
Independientemente a las razones que convocan la partida de Carlos Bernal, lo cierto es que la Universidad no es la misma a partir de la posesión de la Secretaria General. Esta destacada metamorfosis que ha sufrido la Casa de Estudios es promotora de intolerancia generalizada para quienes con nostalgia recuerdan una institución con visos de libertad.
Esa metamorfosis debe llevar a un estudio crítico de lo que se está haciendo mal. Esto implica mirar hacia adentro con una premisa de valoración objetiva de circunstancias, de suerte que el sesgo es el arma de autodestrucción más grande que existe. La administración actual no solo es sesgada, tampoco admite contrariedad y cuando pretende parecer objetiva requiere de conceptos de aduladores a sueldo.
La partida de Carlos Bernal no es una simple casualidad, hay que recordar que la administración de la Universidad espera de sus docentes lealtad como académicos, pero también como servidores públicos, pues debemos recordar que la silla del magistrado Bernal tuvo lugar con ocasión de acuerdos privados entre el Presidente Santos y Juan Carlos Henao, quien probablemente esperaba considerar al magistrado y docente como un alfil suyo en la Corte Constitucional.
Carlos Bernal abandona las aulas del Externado ¿Por qué? o ¿Por quién? Son interrogantes que despliegan todo tipo de dudas, pues la cercanía entre él y el Rector fue estrecha. Pero más importante aún es conocer ¿Qué profesores están pensando o han pensado en tomar la misma decisión? Pues como es vox populi hay muchos docentes inconformes con el sistema actual, que silenciosos esperan una oportunidad de abandonar las aulas del claustro.
Situaciones como la actual demandan urgente la implementación de un Estatuto Docente que sustituya el régimen clientelar existente en la Universidad. El Consejo Directivo, incapaz de actuar, continúa escribiendo un capítulo lamentable en los anales del Externado cuyo título será: Época de Penuria, pues su rol en la institución ha consistido en ocupar mesas principales en eventos y asientos preferenciales en entierros.
Para el lector desprevenido, efectivamente el anuncio, de índole comercial, ubica a nuestra Universidad entre la crema innata de la intelectualidad mundial. Pero la realidad no es así. Solo basta con leer en detalle el anuncio y darse cuenta de que en temas de investigación e internacionalización esta casa de estudios tiene un nivel bajísimo.
Para que esta institución se pueda considerar entre la élite de calidad académica debe tener por lo menos 4 estrellas en investigación e internacionalización. En este momento tiene tan solo 2, la cual la ubica entre las universidades de baja calidad académica.
El Externado tiene 4 estrellas en general porque compensa sus deficiencias académicas con su prestigio y fortaleza financiera, entre otros factores. Es una lástima que la Universidad en vez de reflexionar sobre esas debilidades para generar responsabilidades y cambios, trate de mantener un aura de arrogancia y superioridad intelectual.
Miremos en detalle las cifras de la investigación y comparémoslas con otras universidades en Colombia.
Mientras que en el Externado tenemos 367 publicaciones indexadas en SCOPUS, que es lo que cuenta internacionalmente, los Andes tiene 9.943. La diferencia es abrumadora. Pero debemos tener en cuenta que esta última tiene ciencias puras y naturales.
Así que miremos solamente las ciencias sociales donde el Externado tiene la ilusión de ser fuerte. En ese campo tenemos 202 publicaciones, mientras que los Andes 1.512, La Sabana 307 y la Uninorte 395, por tan solo mencionar algunas. Es decir, en ciencias sociales, que es donde se ubica Derecho, el Externado está muy por debajo de muchas otras universidades.
Miremos ahora en detalle esas 367 publicaciones en ciencias sociales. Los docentes e investigadores del Externado no tienen ninguna proyección internacional real. De esas 367 publicaciones, 63 son en la Revista de Economía Institucional, 23 en la Revista de Derecho Privado y 22 en la Revista Derecho del Estado, las cuales son las únicas revistas del Externado que tienen valor a nivel internacional.
Es decir, de 367 publicaciones un centenar son en revistas de nuestra misma casa. Además, tan solo un libro cuenta dentro de las publicaciones vinculadas al Externado, una por el profesor Luis Eslava, que de hecho al mirar con profundidad es realmente docente de la Universidad de Kent, Inglaterra.
Sin ninguna vergüenza El Externado anuncia que “comparado con 2014, la publicación de artículos de nuestros investigadores en revistas de alto impacto ha crecido en 60%”. Efectivamente, en ciencias sociales ese año fueron 29 publicaciones y 44 en 2018. Pero los Andes tuvo 770 publicaciones en 2014 y 1.077 en 2018, La Sabana 126 en 2014 y 225 en 2018, y la Uninorte 175 en 2014 y 343 en 2018.
Si miramos esas cifras, en el Externado el crecimiento de publicaciones de calidad está por debajo que las de su competencia, lo cual en el mediano y largo plazo nos colocará en una posición muy desventajada.
Ahora bien, si es cierto que el Externado tiene cientos de profesores con doctorado, vale la pena preguntarnos a que están dedicados. Seguramente están muy ocupados en cualquier cosa menos en hacer investigación de calidad. Lo que vemos es una cantidad de revistas y de blogs que son de una calidad dudosa y que no tienen ningún valor académico real. Las personas encargadas de internacionalización e investigación parecen novatos improvisando en un mundo que no da espera.
Mientras las directivas tratan de vender la idea que somos de la élite académica, el mundo sigue girando y nosotros dormidos en nuestros laureles.
Mientras los estudiantes de la Facultad de Derecho del Externado se crean mejor que los demás, la comunidad académica se seguirá viendo débil y fracturada.
La necesidad del diálogo y el reconocimiento del otro
Mientras los estudiantes de la Facultad de Derecho del Externado se crean mejor que los demás, la comunidad académica se seguirá viendo débil y fracturada.
Por: Camilo Carmona Castaño.
Estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Inicié en el Externado con la plena seguridad de que sería un lugar de innovación, creatividad y apoyo a la investigación, lo cual evidencié en mis días de estudio en la Facultad de Derecho.
Sin embargo, con el transcurso del tiempo noté la existencia de otras facultades cuyos ánimos giraban en torno, no solo a brindar calidad en sus programas, sino a construirse de manera más sólida. Al compartir con personas pertenecientes a estas unidades académicas pude evidenciar grandes brechas entre los estudiantes de cada Facultad, dando lugar a desmesurados abismos y marcados hálitos de superioridad. Principalmente desde los estudiantes de Derecho, quienes en ocasiones incurrimos en el grave error de creer que somos los únicos en la Universidad y que no necesitamos de otra Facultad.
Tales creencias suscitan mayores diferencias entre el estudiantado y generan división en el mismo, lo que a su vez nos aparta de las vivencias de los demás, dejando una comunidad grande pero débil y fracturada.
Camilo Carmona Castaño, estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Un espacio de libertad debe partir de un ambiente de igualdad y es necesario el trato de igual a igual no solo en la dupla estudiante-docente, tal como lo mencionó otro columnista, sino también entre los mismos estudiantes. Por lo anterior, debemos enfocarnos en la omisión al principio de ver al otro como igual, en su capacidad de pensar y razonar, pues una universidad excelente en ciencias humanas no puede dejar de lado su parte de humanidad, en donde vemos al otro como igual y aprendemos de él, donde nos reconocemos a nosotros mismos por medio del otro.
¿Cómo tener humanidad creyendo en carreras superiores? Se trata entonces de humanizar las humanidades, trabajo que implica una difícil labor, pero cuya necesidad se presenta a la vista para los científicos sociales. La razón de esta “superioridad”, creo yo, son los pocos espacios interdisciplinarios y las investigaciones aisladas que no permiten el crecimiento de los estudiantes y el reconocimiento de los otros como iguales.
En algunas oportunidades he podido escuchar a los estudiantes de Derecho mencionar que quienes no estudian esta carrera no tendrán futuro. Sin embargo, también he escuchado a los alumnos de otras facultades creyendo que los Derecho no tienen la capacidad de comprender los hitos históricos o las complejidades de algunos autores y su aplicación en la realidad. Así que, no es solo una cuestión que deba desarrollarse en la Facultad de Derecho sino que es trabajo de todo el cuerpo universitario, tanto estudiantes como docentes, pues no es posible seguir creyendo en la división ellos-nosotros para crecer como facultades, más bien debemos incentivar espacios de participación, lo cual no significa crear doble programa en Derecho, pero sí implica la reestructuración a espacios de convergencia.
Durante el tiempo que he estado en anticomaniacos, grupo cultural de la Universidad abierto a toda la comunidad, en el que se discuten y comprenden problemas de la actualidad por medio de la historia de la antigüedad, donde además pretendemos reconocer al otro como un igual y nos permitimos construir conocimiento de manera colectiva, creando visiones realmente interdisciplinarias, pues interactuamos no solo estudiantes de Derecho sino también de otros programas, desde ciencias sociales hasta finanzas, he podido apreciar que esa brecha entre los alumnos se puede cerrar por medio de la interacción, creando espacios en el que nuestra mente de juristas entienda que las ciencias humanas dependen entre sí, y que, en su esencia, no somos autónomos sino interdependientes.
Las materias electivas pueden ser una gran apuesta para una Facultad que está a punto de modificar su programa, pues la alta exigencia de la Universidad en Derecho nos han permitido ser punteros en la educación de juristas en el país, lo cual no debe cambiar, por ello reitero que las materias electivas nos permitirían continuar con la rigurosa academia brindando espacios de discusión interdisciplinaria. Soluciones sin afectaciones se pueden realizar, siempre y cuando exista el diálogo planteado por la nueva decana de la Facultad, Adriana Zapata Giraldo.
Post tenebras spero lucem, después de tanta divergencia que llegue la convergencia.
El Rector del Externado se dedicó más a sus asuntos personales y profesionales que a gobernar una Universidad que pareciera estar en el limbo.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Hace siete años, apenas cerrada la tumba del doctor Fernando Hinestrosa, el Consejo Directivo que para entonces ya ajustaba quince años de haber sido nombrado, adoptó una reforma de los estatutos de la Universidad que ha cobrado trascendental importancia.
En efecto, además de limitar el período del Rector a seis años, reelegible por tres más –lo cual dicho sea de paso fue groseramente violado con la última reelección express y casi secreta– la reforma estatutaria previó que la máxima cabeza de la Universidad sea de dedicación exclusiva a sus tareas universitarias, aunque quedó abierta una rendija para permitirle excepcionalmente asumir asuntos profesionales siempre con el visto bueno y previo del Consejo Directivo.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Tan sana reforma estatutaria estuvo encaminada no solo a lograr la dedicación exclusiva del Rector, sino a poner a salvo a la misma institución de los avatares y controversias que suscitan la intervención en pleitos o controversias, tanto más cuando en ellas algunos o varios de sus protagonistas son entidades públicas. El Colegio Mayor del Rosario desde hace mucho tiempo adoptó la sana política de prohibir a su Rector desempeñarse en escenarios ajenos a los académicos.
La experiencia con el actual Rector muestra que esa sana prohibición en la práctica ha tenido tantas excepciones que hoy son la regla general. Henao alterna sus labores académicas con los afugias de los expedientes unas veces como árbitro, otras como asesor y en no pocas como abogado litigante.
No hago referencia, por supuesto, a su protagonismo en el proceso de paz, tanto que en la retina de los intérpretes no quedó claro si a ello se vinculó él personalmente o la Universidad. Por loable que fuese el propósito de sumarse al proceso de paz con las FARC, el cual además también he apoyado pública pero personalmente en todos los escenarios, no parece conveniente que quien tiene sobre sus hombros la responsabilidad de conducir un centro académico que alberga miles de profesores y otro tanto de estudiantes e idéntico número de opiniones y pareceres, se involucre en actividades donde no aparezca claramente delineada si es un empeño personal o una actuación en nombre de la Universidad que orienta.
Lo que está en juego es la necesidad de que la autonomía e independencia de la cima de una Universidad, donde además los espacios de discusión no existen, es la urgencia de que esos baluartes no se vean alterados por virtud de mezclar la dirección universitaria con responsabilidades profesionales relacionadas de una u otra manera con litigios.
En una reciente reunión de directores de departamentos de la Facultad de Derecho, el Rector mostró su resistencia cuando el suscrito hizo alusión a este asunto, y se esforzó en que quedara claro que cuando él se ocupa de menesteres profesionales lo hace con el visto bueno del Consejo Directivo, el mismo que ideó esta edificante reforma que sin embargo no se ha preocupado de hacerla respetable.
Las estadísticas no muestran que esos encargos abogadiles de distinto alcance en los que públicamente se ha visto la mano del Rector, hayan sido ocasionales y esporádicos, como era el propósito inicial, sino que ya tienen una frecuencia mayor.
Es evidente que los profesores también ejercen su profesión como abogados; empero, su situación no es la misma de quien funge como Rector, porque aquellos no comprometen el nombre de su universidad, que sí queda indisolublemente ligado a las acciones y omisiones de su máxima autoridad.
Es explicable que un Consejo Directivo sin aire, como el que hoy secunda a Henao en todo lo que se propone, haya perdido impulso en relación con esta sana restricción de exigir dedicación de tiempo completo a quien goza del inmenso honor de ser Rector de la Universidad, cargo que por lo demás está suficientemente remunerado, pero no por ello la idea debe ser proscrita. Por el contrario, es la hora de volver absoluta esa prohibición de manera que el Rector no se le vea en pleitos, tribunales arbitrales, enconadas disputas litigiosas, ni en nada que se le relacione, sino solamente en el imperturbable paraninfo pulcro y libre de la inteligencia.
Las diferencias y los desacuerdos en el Externado deberían promover nuevas ideas, de progreso y no alimentar más el aislamiento y el autoritarismo.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Es fácil promover el disenso de manera discursiva. Ser grandilocuentes hablando de tolerancia y de respeto por las ideas de los demás. Señalar en público las bondades de tener contradictores legítimos, vanagloriarse de oír y respetar a los críticos, de nutrirse de las ideas ajenas, para luego, en privado, descalificarlos, desacreditarlos y promover su aislamiento.
La sociología política coincide en la importancia que tiene el disenso para el mantenimiento de las democracias robustas y sanas. Las diferencias y los desacuerdos son promotores de nuevas ideas, de progreso y se erigen como límite a los abusos de poder. El unanimismo, por oposición, les hace daño, las hace estancar y legitima los abusos de quienes ejercen el poder.
Juan Pablo Estrada, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Cuando acepté la invitación de varios de mis maestros de la Facultad de Derecho para participar en El Radical, pensé en los postulados del liberalismo radical que fueron el estandarte fundacional de nuestro Externado. También se me vino a la cabeza la célebre definición de liberalismo del médico y humanista español Gregorio Marañón, que sentenció que liberal es “quien está dispuesto no solo a entenderse con el que piensa de otro modo, sino también a dejarse convencer y hacer propios los argumentos del contendor”. Juré que esos postulados formaban parte de la genética externadista y por eso invoqué el que el Dr. Hinestrosa denominaba el “talante externadista” en mi primera columna en esta tribuna. Lamentablemente, me equivoqué.
Hoy, cuando El Radical ya no es una quimera sino una realidad, como lo confirman las visitas a la página de nuestra sexta edición –3.500 lectores en una comunidad estimada de catorce mil estudiantes–, corrobora que los externadistas tienen un “taco en la garganta” pero que no se atreven a sacar. ¿Extravió nuestra comunidad el talante al que tantas veces aludió el Dr. Fernando? Pareciera que muchos están presos de esa relación Externado – estómago, pensando solo en ellos, en su zona de confort y no en la Universidad.
No obstante, nos leen y bastante. Pero nadie que pertenezca a la comunidad profesoral se atreve a dejar un comentario en la página. Lo curioso es que, cuando esta nota esté al aire, recibiré varias llamadas o mensajes de datos para comentarla o hablar del editorial. Los profesores saben que hay síntomas visibles de una democracia enferma en nuestro Externado: Consejo Directivo sin renovarse, un sistema electoral que no garantiza la representación de las minorías, dádivas que compran silencios y muchas otras cosas que se deben corregir. Pero nadie quiere “desafiar” a las directivas del último bastión liberal de la academia, que se han encargado en privado de satanizar el disenso.
Se le está haciendo tarde al Rector Henao para mostrarnos que su liberalismo va mucho más allá de promover la apertura de un baño mixto en el bloque A. Ojalá aproveche el tiempo que le queda, por el bien del Externado.
Los profesores del Consejo Directivo del Externado no representan a la Universidad actual.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Hace pocas semanas se renovó la representación estudiantil en el Consejo Directivo de la Universidad. No es exagerado afirmar que la elección de los representantes estudiantiles forma parte de la rutina universitaria, pues aunque es verdad que no se aplica con rigor el término bienal establecido, sí se celebran elecciones periódicas, libres y competitivas, cuyos resultados le confieren al órgano una traza de legitimidad y le dan alientos para la dirección de la casa de estudios. Las elecciones estudiantiles, por lo demás, nunca han generado traumatismos para la marcha de la institución.
Lamentablemente, la representación profesoral, que es mayoritaria en el Consejo, sigue sin renovarse hace más de quince años, a pesar de la claridad del período de dos años fijado en el reglamento. Son ya demasiadas las excusas y los argumentos peregrinos que se han dado para aplazar indefinidamente esta renovación, que la Universidad reclama al unísono. Es triste en verdad el panorama el de los colegas que permanecen enquistados en ese órgano, en el cual carecen ya de iniciativa, de reconocimiento y de proyección.
En la actualidad no hay ninguna profesora mujer en el Consejo Directivo, aunque buena parte de quienes día a día sacan adelante esta Universidad son mujeres. Tampoco hay, con una excepción, profesores con la titulación académica que hoy es usual para desempeñar la carrera docente, y varios de ellos han dedicado su vida profesional más a la política, al notariado o al ejercicio de la abogacía que a las labores académicas. Ninguno de ellos se ha dedicado con exclusividad a la docencia universitaria.
Néstor Osuna, profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
Ciertamente nada de esto es ilícito, pero también es verdad que esa composición no corresponde casi en nada con la universidad contemporánea, integrada por profesoras y profesores que en buena parte son de tiempo completo, con habilitación para la investigación académica y ganas de llevarla a cabo, que compiten por publicar en editoriales con reconocimiento científico y que se mantienen en contacto permanente con colegas de otras instituciones de educación superior y otros países. En pocas palabras, una comunidad mucho más profesional y madura para la docencia y la investigación, aunque con edades en promedio por debajo de los 50 años.
Los profesores del Consejo Directivo no se han dado cuenta de esta transformación y del impulso que puede tener el Externado si logra combinar exitosamente el esfuerzo de esa comunidad tan robusta y bien preparada. Tal vez, se acostumbraron al liderazgo sobresaliente del Rector Hinestrosa, que siempre tenía ideas y planes atinados para engrandecer y mejorar la Universidad. En esa época, era lógico que el Consejo Directivo fuera más un comité de refrendación (o de aplausos, en términos coloquiales), frente al torrente intelectual del gran Rector. Esa situación cambió de modo notable, pero el Consejo no lo ha asimilado y se mantiene como antaño huérfano de iniciativas, nostálgico de un pasado glorioso cuya inercia se ha ido debilitando, y cada vez más desentendido de las dinámicas de la vida académica.
Los episodios de opacidad en la información de sus sesiones y de reelección secreta del Rector son una penosa muestra de ello.
El Externado debería tomar ejemplo de su par de los Andes. Su nuevo Rector, invitó a la comunidad a decir lo que piensa sin miedo a hostiles represarías. La valía de estas verdades contribuye al necesario debate universitario.
El Externado debería tomar ejemplo de su par de los Andes. Su nuevo Rector, invitó a la comunidad a decir lo que piensa sin miedo a hostiles represarías. La valía de estas verdades contribuye al necesario debate universitario.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Con ocasión de la reciente elección de Rector en la Universidad de los Andes, como conclusión de un ejemplar proceso –en nada parecido al adoptado por el Externado para el mismo propósito–, el elegido optó por agradecer a sus electores por medio de un video difundido en la redes sociales, donde además explicó su visión de la Universidad, cuyo aparte más relevante, a mi juicio, fue el relativo a su interés por inspirar una institución “donde se puedan pronunciar verdades incómodas…”
Con toda seguridad, el nuevo Rector debió referirse por esas verdades a aquellas que deben ser puestas de manifiesto en tanto no resultan compartidas por todos, irritan a algunos, interfieren con los intereses de otros, o simplemente resultan inconvenientes para muchos, pero no para todos.
Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Precisamente, la valía de estas verdades radica en el hecho de que son ellas las que están llamadas a contribuir en el ejercicio abierto del encuentro universitario, a la formación de opinión, a la promoción de la investigación y la exhortación a estudiantes y profesores a tomar el camino de la búsqueda de soluciones a las problemáticas de la sociedad colombiana, pero primeramente de la propia Universidad.
Tomadas estas inspiradoras palabras acerca de las verdades incómodas para traerlas al contexto del Externado, encontramos un sinnúmero de ellas que permanecen sin revelación, y que por ende configuran una fuente de ruptura y desintegración en la comunidad externadista.
En efecto, sin pretender abarcarlas todas, y bajo el riesgo de caer en lugares comunes, son muchas las respuestas que en rigor de la verdad se aguardan hace tiempo –y sobre las cuales El Radical viene pronunciándose desde su primera edición– cuyo conocimiento arrojaría algún destello sobre el porvenir de nuestra institución. No está de más esperar, por ejemplo, que se nos explique el porqué de la burda extensión del periodo de los profesores representantes en el Consejo Directivo, lo cual ha llevado a que este órgano de dirección sea apreciado hoy como un cuerpo atrincherado, que por carecer de iniciativas obra como mero espectador, pero además sometido al capricho del régimen.
Otra revelación de las tantas que se anhelan conocer, es la relativa al motivo por el cual se sigue incumpliendo la obligación de expedir el estatuto docente, exigido por ley para aspirar a la acreditación institucional o programática. La comunidad de profesores no puede continuar ignorando el reglamento de su carrera, los criterios diferenciadores entre docentes propiamente dichos y docentes investigadores, los requisitos de promoción, los concursos para ocupar nuevos cargos, y ante todo las políticas de remuneración, para evitar que éstas se sigan determinando sólo en función de ofrecer canonjías, despertar simpatías y fomentar clientelismos dirigidos a las próximas elecciones.
La ausencia de esta reglamentación, entre otros efectos, está impidiendo actualmente que destacados profesores de la Facultad de Ciencias Sociales puedan aspirar legítimamente y en aplicación de un esquema de ascenso, a ocupar la decanatura, todo lo cual crea, además de muchos desestímulos, innecesarias interinidades que pueden terminar por afectar tan sobresaliente Facultad.
Tampoco puede marginarse del empeño porque se revelen verdades incomodas, aquella relacionada con el real interés por corporativizar el Externado, mediante la inclusión de miembros externos en el Consejo Directivo, los cuales serian designados en aplicación del mecanismo de la cooptación. Esta intención no puede materializarse, pues resquebrajaría de un solo tajo el principio fundante de la independencia, sobre el que se edificó el primer Externado, y merced al cual nuestra querida Casa de Estudios se ha consolidado únicamente como referente académico por antonomasia, alejada de nocivas influencias políticas, empresariales o gremiales.
Encarar estas verdades incómodas, y otras tantas como la que sirve de motivo para que la administración continúe absteniéndose de rendir cuentas detalladas y precisas sobre el resultado de su gestión, podría erigirse en una oportunidad para superar fracturas, mediante un llamado a construir en conjunto una universidad, como aquella que mencionó el recién nombrado Rector Gaviria, donde “quepan todas las ideas y donde exista un diálogo permanente sobre las diferentes visiones con todos los actores”.Adenda: El sistema electoral para la esperada elección de quienes llevarán la vocería de los profesores ante el Consejo Directivo, debe estructurarse por el sistema de listas, única forma de asegurar la adecuada representación de las facultades con menor número de docentes, con quienes, en términos de la directora del Departamento de Derecho Constitucional que comparto plenamente, la Universidad tiene una deuda histórica.
Invito a la comunidad Externadista para que con mística, independencia y carácter nos comprometamos con la defensa del interés general de la Universidad.
Invito a la comunidad Externadista para que con mística, independencia y carácter nos comprometamos con la defensa del interés general de la Universidad.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
En presencia de los tardíos cambios anunciados, aprovechemos la oportunidad para buscar que estos se hagan en interés general y no buscando consolidar poderes personales sin legitimidad alguna.
Se especula con la reforma de estatutos y la elección del nuevo Consejo Directivo, por lo cual teniendo en cuenta mis experiencias de estudiante, profesor y miembro de éste último, me siento obligado a hacer algunas recomendaciones para que todo se haga bajo los parámetros de la democracia y de la transparencia, y no como aconteció con la organización del Consejo de Profesores, que no fue iniciativa de las directivas como se ha dicho, sino de un meritorio grupo de docentes que asumió dicha tarea, pero que en el paso que su reglamento tuvo ante los directivos, se le dejó como única función decisoria la de elegir al Consejo Directivo.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Lo demás son manifestaciones que no obligan a nadie. En lugar de radicalizar la democracia, la estrangulan, como lo afirma Dominique Rousseau, en su libro prolongado por el Rector y publicado por la Universidad. Razón por la cual convoco a toda la comunidad externadista para que con mística, independencia y carácter nos comprometamos con la defensa del interés general a que estamos obligados.
Sugiero que antes de la elección del nuevo Consejo Directivo y de la anunciada reforma total de estatutos, se haga una reforma parcial que se ocupe de los siguientes asuntos:
En razón al conflicto no publicitado que ha generado el hecho de que Decanos y Directores de Departamento sean miembros del Consejo Directivo, quienes a su vez son ordenadores del gasto y a su vez con ellos se haga mayoría para reelegir al Rector y para aprobar las cuentas, no obstante su condición de administradores, quedando latente un conflicto de intereses, es indispensable que los nuevos aspirantes no ostenten ninguno de estos cargos, ni tampoco ellos o sus allegados sean becarios de la Universidad, o tengan contratos con la misma distintos al de profesor, o menos que de manera directa o indirecta ostenten relaciones profesionales o económicas con la institución.
Las mayorías del actual Consejo Directivo, incluido el Rector, aprobaron cosas contrarias al derecho, a la lógica y a la inteligencia más elemental. Decidieron que para que un directivo pueda ver el detalle de las cuentas que va a aprobar, antes debe pedirle permiso a la mayoría del mismo Consejo. Ese adefesio se soluciona estableciendo por estatutos que durante los quince días que preceden a la reunión del Consejo que habrá de aprobar las cuentas, éstas deberán ponerse a su disposición junto con los demás libros y papeles en el lugar que se señale, y para respetar el derecho del Directivo y para que la comunidad externadista pueda enterarse de lo que allí sucede, se les entregue copia completa del acta, salvo aquellos puntos previamente sometidos a reserva por el mismo Consejo.
La Fundación Universidad Externado de Colombia tiene dos frentes muy importantes. De una parte, la labor académica y de otra, su potencial patrimonial no comprometido con el primero. Razón por la cual en los estatutos se debe incluir la participación del Consejo Directivo en todas las decisiones pertinentes a dicho patrimonio y especialmente en la designación de sus gestores o representantes procurando su idoneidad, responsabilidad e independencia. Por lo mismo la facultad de nombrar al Revisor Fiscal de la Fundación que tomó para sí este Consejo, por estatutos, como antes estaba, se le debe regresar al Consejo de profesores y así mismo establecer que éste junto con el de estudiantes deberá designar un veedor sobre la marcha de la Universidad. El gran cambio no se logra concentrado el poder de manera subliminal con dádivas, amenazas, falacias o despotismo en torno a una persona sino alrededor de la institución, pensando con grandeza y no con minúsculos intereses.
Tenemos un selecto grupo de jóvenes profesores de mucha valía. De allí saldrán los futuros rectores y directivos: con carácter seamos independientes y busquemos trascender en grande. Asumamos el compromiso de verdaderos académicos.
Un fantasma deambula por los pasillos del Externado sin que, aparentemente, nadie note su posible injerencia en las cuentas y estados financieros de la Universidad.
Un fantasma deambula por los pasillos del Externado sin que, aparentemente, nadie note su posible injerencia en las cuentas y estados financieros de la Universidad.
Por: Juan Simón Vásquez.
Ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Cualquier persona que se considere realmente cercano a la Universidad Externado, en algún momento tuvo que toparse con un nombre que, tal vez aun hoy, sigue deambulando sus pasillos, o mejor, sus estados financieros y libros contables, se trata de: José Gregorio Pachón, alias: “Pachón”.
Tal vez, se trata del exfuncionario –aparentemente– más popular de la institución cuya cabeza fue solicitada por presuntos manejos controvertidos de recursos, y es que, ¿cómo olvidar al personaje que incursionó a la Universidad en el multimillonario y nefasto sistema SAP? Del cual, por cierto, parecería ser agente comercial pues utilizó a los funcionarios para que, junto a él, promocionaran el producto a la Universidad de La Sabana, seguramente no fue una labor social.
Juan Simón Vásquez, ex representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
Resulta realmente interesante la actitud doble moralista de la administración Henao, pese a su desvinculación laboral, para aparentemente, al parecer, mantenerlo oculto como contratista e intermediario, y además Headhunter de la señora tenebrosa; pues más de un funcionario de rango medio se encuentra allí gracias al beneplácito del señor Pachón.
No es difícil percibir qué funcionarios fueron referidos por este personaje, a partir del método deductivo, hemos creado una fórmula para determinar qué directores de áreas administrativas, y en un caso, académicas, fueron ingresados por la alianza Pachón-Hinestrosa, y la respuesta es básica, todos cumplen con tres requisitos, a saber: (1) Ninguno tiene vínculo precedente con el Externado, (2) cercanía particular a la señora tenebrosa, y (3) ostentar un cargo medio, más o menos de dirección, porque eso sí, si no manejan presupuesto no tiene gracia; no siempre se cumplen las tres, valga recordar; pero, si hay dos condiciones en una misma persona, ya es indicio grave que sirve a intereses que no corresponden a la Universidad sino a la señora tenebrosa.
Esto también puede responder cuestiones como ¿Por qué hay Decanos que no son externadistas, teniendo todas las Facultades profesionales notorios? ¿Por qué hay directores de áreas de apoyo que tampoco son externadistas y contratan más que Colombia Compra Eficiente a un mismo contratista(s)? O también, ¿por qué cada vez es más reservada la información de contratos a terceros?
El tema es interesante, porque su nombre descompone a la administración actual, verbi gratia la señora tenebrosa, con quien aún ni siquiera sabemos, en grado de certeza, hasta dónde llega esa cercanía particular con potentado exfuncionario; en efecto, cada vez que por su nombre se indaga, se observan los nervios de quienes algo conocen; al final siempre evaden lo que tiene que ver con él.
Extraoficialmente, otros funcionarios sostienen que, posiblemente, el potentado señor Pachón continuaría detrás haciendo maniobras de forma esbirro, a favor de la administración actual. Quien se niega categóricamente a dar explicaciones o respuestas sobre la vinculación del señor Pachón, cuyos antecedentes yacen, cuando menos, de haber incursionado a la Universidad en gastos multimillonarios, ausentes de producto o servicio alguno, o productos defectuosos.
El sistema SAP, quizá el más obsoleto de la Universidad y el mercado, del cual, el señor Pachón parece comportarse como agente comercial, es protegido por la señora tenebrosa.
No sabemos si el señor Pachón se marchó de la Universidad, pero tampoco se tiene respuesta alguna sobre su relación económica con la misma, relaciones sentimentales con funcionarios, o tampoco sus parientes, ni siquiera certeza en su intermediación comercial para vincular personal y contratar servicios.
Esto no sería tema de duda si las cuentas de la Universidad fueran transparentes y al menos el Rector las conociera, pues él mismo ha manifestado desconocerlas porque queremos saber que hace el señor Pachón en la Universidad, o si en efecto, su desvinculación fue real.
Adenda. Lamentable la intención de la administración actual tendiente a excluir a los miembros suplentes del Consejo Directivo, es una medida contraria a los estatutos, ergo ilegal.
Pese a que las comparaciones son odiosas, el Externado debería mirar, aunque sea de reojo, cómo se hacen las elecciones a Rector y Decanos en la Universidad de los Andes. Por hora, estamos lejos de alcanzar tal transparencia y pluralidad.
Pese a que las comparaciones son odiosas, el Externado debería mirar, aunque sea de reojo, cómo se hacen las elecciones a Rector y Decanos en la Universidad de los Andes. Por hora, estamos lejos de alcanzar tal transparencia y pluralidad.
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
La escogencia de un Rector de un centro académico o un Decano de una Facultad es un asunto de primordial importancia pues, dependiendo de su perfil y sus capacidades, dicha institución puede triunfar o naufragar en las competitivas y tempestuosas aguas de la escena académica.
En 2017, la Universidad de Harvard anunció que su Rectora, la prestigiosa académica Drew Faust terminaría su mandato al finalizar el año. Ante dicho anuncio la Universidad emprendió una amplia búsqueda para encontrar la persona idónea que pudiera dirigir al gigante académico. Para adelantar esa pesquisa se instituyó un comité, llamado el “Comité de Búsqueda” compuesto por los miembros de la junta directiva -excluyendo a la Rectora saliente- y miembros de la Junta de Supervisores. Este equipo se encargó de enviar comunicaciones a todos los miembros de la comunidad, profesores, estudiantes, egresados y personal administrativo para solicitar nominaciones. Además, cada estamento de la Universidad creó un comité encaminado a nominar potenciales candidatos y revisar a los que se propusieran, de acuerdo a sus áreas de interés. Ese comité de búsqueda además se reunió con entidades externas y diseñó criterios de selección que permitirán aterrizar en el mejor candidato. Finalmente, de cara a la comunidad, la institución nombró a su actual Rector, el académico Lawrence S. Bacow.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Para nombrar un ejemplo más cercano, en la Universidad de Los Andes, los candidatos a Rector son propuestos por un Comité Nominador, quien se encarga de realizar una búsqueda amplia e incluyente de quiénes pueden ocupar el cargo directivo del alma mater. Dicho Comité somete los nombres de los candidatos al Consejo Superior que no es vitalicio. En este, el candidato ganador debe obtener una mayoría absoluta para obtener el nombramiento[1]. Actualmente, esa Universidad se encuentra en proceso de seleccionar su rector, entre tres magníficos candidatos, los economistas Alejandro Gaviria, Mauricio Cárdenas y Ana María Ibáñez. Esta es información pública y el debate entre los tres perfiles se da de cara a la comunidad. Esa Universidad ha conseguido el milagro de migrar de un Rector a otro sin comprometer su futuro, estabilidad y su pluralismo.
Algo similar ocurre en esa misma institución con el nombramiento de Decano de alguna Facultad, que no es fruto de la omnímoda decisión del Rector, sino el resultado de un proceso de deliberación donde se estudian diferentes opciones. Adicionalmente, al menos en lo que tiene que ver con la Facultad de Derecho de los Andes, el Decano es designado por un período de dos años prorrogable por otros dos. Al término del período de cada Decano llega uno nuevo que retoma el rumbo de lo dejado por el antecesor y la Facultad sigue teniendo importante protagonismo en la vida nacional y en medio de la diversidad le sigue rindiendo culto al pluralismo.
¡Estamos lejos!
[1] Estatutos de la Universidad de Los Andes: Artículo 31. El Rector será nombrado por el Consejo Superior para un período inicial de cuatro años, de uno o más candidatos que someta a su consideración el Comité Nominador, que para el efecto designe el Comité Directivo. Su nombramiento podrá prorrogarse por períodos de dos años.
El Comité Nominador estará integrado por el Presidente del Consejo Superior, cinco Consejeros Numerarios, cinco Consejeros Permanentes y dos Consejeros Honorarios, y tendrá la responsabilidad de seleccionar los candidatos al cargo de Rector, previas las consultas necesarias, para recomendarlos al Consejo Superior.
El Comité Nominador se disolverá una vez efectuado el nombramiento de Rector.
Artículo 32. Para el nombramiento del Rector se requiere el voto favorable de la mayoría absoluta de los Miembros Ordinarios que componen el quórum del Consejo Superior. En caso de que ninguno de los nombres presentados por el Comité Nominador obtenga el número de votos necesarios, el Consejo Superior procederá a someter a votación los nombres que estime convenientes.
Atención a los candidatos al Consejo Directivo del Externado, varios posan de buenos, aunque tienen pésima ortografía y no aguantan el escrutinio juicioso de sus ejecutorias.
Atención a los candidatos al Consejo Directivo del Externado, varios posan de buenos, aunque tienen pésima ortografía y no aguantan el escrutinio juicioso de sus ejecutorias.
Por: Juan Pablo Estrada.
Profesor de la Universidad Externado de Colombia.
El caso del hoy ex senador Antanas Mockus nos ha ratificado a muchos esa sentencia de la sabiduría popular que dicta que para algunos es mejor parecer que ser. Nunca fui mockusiano. En esa medida no me siento engañado. Su tema de cultura ciudadana y logros como el de hacernos cruzar por la cebra o convertir en hábito el uso del cinturón de seguridad –que lo hicieron célebre como gobernante–, me parecen bastante básicos; y sus patanerías pedagógicas como la lanzada de agua en la cara a sus contendores, la bajada de los pantalones para protestar y los baños arrepentidos en aguas turbias de las piletas del Parque Nacional para lograr el perdón de sus simpatizantes, nunca dejaron de parecerme calculados recursos para repuntar mediáticamente. Ahora bien, que le hayan funcionado y logrado parecer durante mucho tiempo lo que no era, es otra cosa.
Como Alcalde de Bogotá dejó ver su talante, pero sus “travesuras” ocultaron los actos que nos mostraban el verdadero Mockus. Decidió, por si y ante sí que debía convertir el Palacio de Liévano en su residencia. Si mi memoria no me falla es el único mandatario local que ha decidido tener residencia oficial pagada con nuestros impuestos. Durante esa estancia en Liévano hubo denuncias serías acerca del pago de “mercados” incluidos elementos de aseo para su hija menor con cargo a recursos del Distrito. Tamaña indelicadeza también le fue perdonada. Y, remató esa primera administración, dejando el cargo para aspirar a la Presidencia de la República traicionando a sus electores y sucumbiendo a su desmedida ambición de poder. Luego vinieron su enfermedad, los infames ataques del uribismo que lo hicieron víctima y su cacareado rol de “consultor pedagógico” a través de su fundación Corpovisionarios, con la que se llenó de contratos estatales y, porque no decirlo, se benefició de forma directa.
Juan Pablo Estrada, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Pero tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe. En las últimas elecciones sucumbió a las súplicas de los verdes para encabezar su lista al Senado y evitar que el Partido no lograra el umbral. De nuevo se movió por el borde. Pretendió que ser el representante legal de Corpovisionarios y que los contratos celebrados seis meses antes con entidades del Estado no lo privarían de ser candidato con el frágil argumento de que, a pesar ser su condición y de la expresa prohibición legal, había delegado la facultad de contratar. Una argucia, una pirueta, una trampa de esas que no se puede ocultar. El Consejo de Estado dejó las cosas claras y la pirinola cayó en “no todo vale”. Ahora el profesor es un feroz tutelante que quiere darle tono de persecución política a una decisión judicial que no tiene mácula y borrar sus culpas antes sus quinientos mil electores defraudados.
Engañó a muchos durante mucho tiempo el profesor. Eso suele suceder. Hay personajes que logran subirse en pedestales morales que no les corresponden, ocultando su verdadero talante y condición humana. En todas las comunidades existen. Nuestro Externado no es la excepción.
Por eso ahora que se anuncian elecciones y que habrá candidatos –impuestos y espontáneos– tenemos que abrir el ojo. Hay muchos personajes de dudosa ortografía que posan de buenones pero que no aguantan el escrutinio juicioso de sus ejecutorias. De esos que con un soplido suave puede irse de bruces, pues tienen largo rabo de paja.
“Soles de la calle oscuridad de la casa” diría mi abuela. De esos no queremos en el Consejo Directivo, ni menos en la Rectoría de nuestro Externado.
Ante la inminencia de elecciones profesorales para el Consejo Directivo, es propicio iniciar el debate de propuestas sobre la conducción del Externado.
Ante la inminencia de elecciones profesorales para el Consejo Directivo, es propicio iniciar el debate de propuestas sobre la conducción del Externado.
Por: Néstor Osuna.
Profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
A pesar de la comprobada intención de las autoridades de la Universidad de posponer por y para siempre la convocatoria del cuerpo profesoral a elecciones de sus representantes ante el Consejo Directivo, finalmente tendrán que hacerlo en un plazo breve, ante la presión de las sucesivas reuniones de docentes que reclaman con justicia esta renovación y ante el hecho inocultable del agotamiento del actual Consejo, con su período vencido hace más de quince años, progresivamente deslegitimado y hasta diezmado ya en su integración.
Así que quienes aspiren a dirigir el rumbo del Externado bien harían en manifestar desde ya sus motivos y razones, lo cual no sólo revitalizaría la vida universitaria sino que permitiría abrir varios debates que son inaplazables para el futuro de nuestra institución, sobre asuntos que podemos y debemos decidir entre nosotros. A simple título de ejemplo, van los siguientes:
Néstor Osuna, profesor ordinario de la Universidad Externado de Colombia.
¿Debe la Universidad mantenerse como una institución constreñida a las ciencias sociales, o es preferible ampliar su espectro a otras áreas del conocimiento? En varias ocasiones se ha mencionado la posibilidad de abrir una Facultad de Medicina o de Ingeniería, pero no se aprecian avances en ese sentido. Mantenernos como hemos sido hasta ahora tiene ventajas y desventajas: podríamos concentrarnos en ser pioneros en ciencias sociales y asumir que por ello la Universidad mantendrá más o menos sus dimensiones actuales, pero también sabemos que las tendencias contemporáneas impulsan hacia la interdisciplinariedad y que una institución universitaria sin investigación en ciencias duras siempre será menos robusta, universal y reconocida que una abierta a todas las áreas del conocimiento.
¿Cómo mejoramos la calidad de nuestra oferta académica? El Externado goza de reconocimiento, pero la calidad requiere ser permanentemente mejorada para cumplir satisfactoriamente con nuestro objeto social. ¿Debemos para ello replantear los currículos y las estrategias académicas de los pregrados? ¿Qué tantos recursos se deben destinar a la investigación?
¿Cómo debe ser el estatuto docente? En este punto necesitamos concertar unas reglas transparentes y atractivas para los profesores, que garanticen la estabilidad profesoral e impulsen la calidad del trabajo universitario. ¿La contratación por períodos académicos es compatible con una educación de calidad? ¿Qué factores debe tener en cuenta una escala justa de remuneración?
¿Cómo debe administrarse el patrimonio económico del Externado? La opacidad en este tema ha sido nociva para la Universidad. En ocasiones, el discurso oficial alude a la holgura y a la solidez económica de la institución, y en otras ese mismo discurso impone recortes y restricciones fundadas en razones de estrechez económica. ¿Cómo estamos en realidad y qué hacemos con esos recursos, ya sean ellos muy abundantes o apenas suficientes para sobrevivir como espartanos? No está de más recordar que la Universidad es una fundación, esto es, un patrimonio construido por el trabajo de cientos de profesores y estudiantes a lo largo de muchos años, que no tiene ánimo de lucro y que quienes administran esos fondos no son sus propietarios.
En fin, estos y otros temas deben ser debatidos en el seno de la Universidad. La reciente contratación de una consultoría externa para que le suministre a la administración actual un plan de renovación universitaria no puede suplir la discusión interna. No se oculta que lo que pone en evidencia esa asesoría es la orfandad de iniciativas de esta administración y su desconfianza infundada en la deliberación interna, pero sean cuales sean sus resultados, que por lo demás, no se han hecho públicos, ello no puede suplir la deliberación ni la democracia internas.
Sin negar que una mirada desde la distancia puede tener utilidad, el Externado nació, se consolidó y sobrevivirá a partir de la experiencia vital de quienes día tras día lo hemos construido y que sabemos como nadie más cómo somos y qué fortalezas y debilidades tenemos, sin complejos de inferioridad ni sensación de incapacidad para gobernarnos.
Así pues, al agua patos y que se abra el debate: sin tabúes, sin miedo, sin prejuicios y ojalá, sin tantas falacias ad hominem como se ha visto en tiempos recientes.
Coda. Estoy condolido ante la muerte de Lucero Zamudio, a quien conocí en el Externado y a quien aprecié y admiré como académica e investigadora sin par. Son muy conocidos sus aportes sociológicos sobre la interrupción del embarazo y las formas de familia en nuestro país. Yo quisiera resaltar su apuesta por introducir al Externado la discusión sobre la validez de los conocimientos de los pueblos ancestrales de Colombia y su apertura permanente a la diversidad epistémica. Tuve ocasión de manifestarle en varias ocasiones mis desacuerdos con algunos asuntos de gestión universitaria en los que ella tuvo protagonismo, pero eso nunca nubló mi reconocimiento ni mi aprecio hacia ella. Hasta siempre, querida profesora.
De su independencia y exigencia dependerá que el Externado empiece a recuperar, por lo menos en parte, la institucionalidad que le pertenece.
Por: Hernando Parra.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Conocidos los resultados de las elecciones de representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo de la Universidad, resulta importante analizar brevemente el significado de dicho proceso electoral, para destacar, no solamente el hecho histórico de registrar por primera vez una representación plenamente femenina en el reglón principal, sino además por su singular procedencia en relación con las facultades a las cuales pertenecen, FIGRI para el caso de quien obtuvo la mayor votación, y Comunicación Social para quien la siguió en número de sufragios.
Con nuestras congratulaciones para la nueva representación, ha de mencionarse que ella quedo integrada por estudiantes con reconocimiento por su sobresaliente desempeño académico y firme carácter, condiciones estas que les permitirán – seguramente – obrar responsablemente, sin sumisiones, ni temores reverenciales, con objetividad, y ante todo con el pensamiento orientado hacia el bien supremo del Externado como patrimonio de la comunidad que lo conforma, todo lo cual les permitirá trabajar sin subordinarse a los caprichosos intereses de quienes no se resignan a aceptar la transitoriedad de su función directiva. El ideario de esta representación, tiene que tener como preámbulo el de promover la imperativa renovación del Consejo Directivo en cuanto a profesores se refiere, y el de exigir la ejecutoria de muchas tareas pendientes, empezando por la necesaria rendición detallada de cuentas sobre el estado financiero de la Universidad, aspecto este que no puede seguir siendo objeto de una alegada reserva, carente tanto de sustento jurídico, como ético, actuación que en todo caso compromete a quienes respaldan tal proceder.
Hernando Parra, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Los frentes de los cuales tendrá que ocuparse la nueva representación estudiantil, son de muy variada índole, y por ende, se habrán de establecer prelaciones para su atención, en especial respecto a labores inconclusas iniciadas años atrás, entre otras, el escalafón docente, cuya presentación se ha anunciado desde hace varios meses, sin que hasta hoy se tenga noticia concreta sobre el tema; la reglamentación del programas de becas para formación de profesores, de manera que no continúen siendo elegidos quienes carezcan de méritos académicos para ello, por ejemplo, por haber reprobado cursos en la etapa de pregrado; la definición de un plan estratégico a mediano plazo que le permita a la Universidad sortear con acierto los desafíos que impone la tecnología como medio de difusión del conocimiento, y el decrecimiento del indice demográfico, de cara al volumen de cupos ofrecidos actualmente. Pero también estos nuevos representantes se encontrarán con ciertas sorpresas, sucesos que difícilmente les podrán ser explicados, como los relativos, primero, a los casi siete (7) meses que lleva el Consejo Directivo analizando el proyecto de Reglamento del Consejo de Profesores, u otro referido a la contratación de una cuantiosa asesoría externa para reformar los estatutos de la Universidad, cuyo resultado aún desconoce la comunidad.
Tampoco le será fácil comprender a la nueva representación estudiantil el aparente o probable intento por excluir de voz – y por tanto de presencia – en las reuniones del Consejo Directivo a su reglón suplente, práctica esta que sería contraria a toda la tradición democrática de ese órgano de funcionamiento de la Universidad, y que de imponerse, lo único que demostraría es que la vanidad, la arrogancia y la prepotencia, en situaciones como esta, no conocen límites.
En síntesis, de la independencia y de la exigencia de esta nueva representación de estudiantes, dependerá que el Externado empiece a recuperar algo de la institucionalidad que le pertenece, donde la tolerancia y la pluralismo se ejerzan como principios, y donde disentir no se torne en causal de censura, ni de exclusión.
Los externadistas merecen una Universidad que se menaje de forma trasparente y democrática, pensando no en intereses personales sino institucionales.
Por: Saúl Sotomonte.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
El paradigma de un centro educativo no puede quedar en el mejoramiento de la planta física y de sus sistemas, sino debe ubicarse de manera fundamental en la búsqueda de la excelencia en la formación impartida, de manera que a la comunidad se le entreguen profesionales fortalecidos, no sólo en el saber intelectual de cada quien, sino ciudadanos con sentido de la solidaridad y del respeto por los valores democráticos y de la transparencia, verdaderos pilares de la lucha contra la corrupción, los que más que enseñarlos se transmiten es con el ejemplo.
El Externado, como caso particular, llegó a tener un gran reconocimiento por la formación impartida a sus profesionales y por el comportamiento de los mismos en la vida social. En un comienzo, se destacó la jurídica dada su antigüedad y excelencia; luego, con las nuevas Facultades, de manera paulatina fue buscando su lugar en las demás áreas. Proceso que se dio dentro de una gran mística institucional.
Con el paso al siglo XXI, la sociedad del mercado irrumpió con nuevos paradigmas y con un mayor sometimiento a sus leyes, lo que ha apartado a la institución de los propios, ya que se piensa más en la figuración personal, en la consolidación del poder de hecho y en la competencia externa que en mejorar con relación a nosotros mismos y menos en el compromiso con la sociedad.
Saúl Sotomonte, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Perdimos no solamente la emblemática conducción del Magno Rector desaparecido, sino también siete años transcurridos sin avanzar para nada en la institucionalización, modernización y demás cambios requeridos. A los pedidos de democratización y transparencia, se respondió con una reelección sin debate alguno y con una cortada al deber de información como es el de no dejar ver el detalle de las cuentas de manera previa a su aprobación, y en su lugar se decidió que esto fuera a posteriori previa aprobación del mismo Consejo. Igual sucedió con la entrega de las actas a cada uno de los directivos, burlando el derecho a tenerlas completas por una simple mención de sus intervenciones, lo que hace que la comunidad externadista nunca se entere de lo que allí sucede, y en su lugar reciba versiones de manera verbal que no siempre habrán de coincidir con la verdad.
Después de varios años de estar planteando la necesidad de definir asuntos importantes dentro de los cuales se encuentra la reforma de estatutos, el del régimen profesoral y la elección del Nuevo Consejo Directivo, se menciona pero no se avanza. En lo que tiene que ver con el Gobierno de la Universidad el Consejo Directivo no siempre participa o está informado de las grandes decisiones que se toman para la institución. Olvidando que los Decanos son dependientes que cumplen funciones en el orden académico, las reuniones con ellos las toman como el desarrollo de un Gobierno federado, y ni siquiera en lo académico existe una permanente socialización de lo que se proyecta y de lo que se hace, lo que aumenta el desconocimiento del sucesivo acontecer por parte de la comunidad externadista.
Se percibe, entonces, una actitud dilatoria. No se puede seguir desinformando o afirmando que todo está hecho a la perfección o que ya se va a hacer porque ahora sí llegó el momento de los grandes cambios. Si ello es así procedamos de conformidad y avancemos en los mismos sin segundos intereses. Hagámoslo en forma trasparente y democrática, pensando no en intereses personales o de grupo sino en los de la Universidad y de la comunidad en general.
No es posible que lo construído por tantos años se desquebraje ante ilegales y desmerecidos intereses. En donde queda la tan alardeada tradición radical. Si gran parte de nuestra sociedad naufraga en el laberinto del abuso del poder, nuestra institución debe ser el modelo de todo lo contrario. Debemos buscar que ésta se convierta en la líder de un gran movimiento en pro de la pulcritud, la trasparencia y el decoro en la sociedad contemporánea. Acción que se debe iniciar buscando la aplicación de los valores democráticos y de transparencia en la organización del Consejo de Profesores que se inicia y en la anunciada elección del nuevo Consejo Directivo, de manera que para el primero se abra la participación de todo el cuerpo profesoral sin exclusión o condicionamiento alguno y para el segundo, se logre la elección de representantes con el interés y la capacidad de ser independientes, razón por la cual desde ya a los interesados los invitamos a deponer lo individual y particular en procura de lo general en institucional.
No olvidemos que la Fundación Externado de Colombia no tiene propietarios sino beneficiarios y que nuestro entendimiento la llevará a feliz término.
Al mejor estilo de una serie épica, así se vive hoy la realidad de la Universidad Externado que se mueve entre la tiranía de su Rector y el poder oculto de Martha Hinestrosa.
Al mejor estilo de una serie épica, así se vive hoy la realidad de la Universidad Externado que se mueve entre la tiranía de su Rector y el poder oculto de Martha Hinestrosa.
Por: Juan Simón Vásquez.
Representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
El proceso electoral que ha tenido lugar en la Universidad de los Andes como quiera que se busca el reemplazo del actual Rector, nos recuerda la lamentable historia del Externado. Pese a que en la actualidad se ha limitado la discusión a la última elección, se ha dejado un lado la oscura elección que tuvo lugar en 2012.
Ciertamente, no hubo mucha diferencia entre la elección pasada y la que se realizó en 2012, de hecho, las fuerzas oscuras utilizaron la misma estrategia electoral en las dos ocasiones. Como todos podrán observar, la estrategia siempre es la misma, inventarse un monstruo que viene a destruir la Universidad y a su lado, crear un mesías, supuestamente enviado por Dios, es decir, Fernando Hinestrosa.
Ese año, el monstruo creado con el propósito de ocultar a los demás candidatos de excelentes condiciones fue el Dr. Bernal Cuéllar, de quien la señora tenebrosa creó la teoría del enviado del Grupo Aval para “destruir” la Universidad, luego de ello, la Familia Hinestrosa reveló su carta, el Dr. Henao como mesías del desaparecido doctor Fernando, en un momento donde se lamentaba su sentida partida. El hoy Rector, quien goza de excesiva popularidad derivada de su actitud zascandil. Esta técnica, aunada a llevar los nombres de estas personas a las urnas por los estudiantes (ocasión en que la democracia fue determinante y necesaria), quienes promovieron en conjunto a la señora tenebrosa, el nombre de su aspirante y después de la elección fueron estratégicamente contratados por la Universidad.
Juan Simón Vásquez, representante de Estudiantes ante el Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.
En 2018, un nuevo monstruo reviviría el nombre del Rector mesías, y esta ocasión, el monstruo fue el exfiscal Eduardo Montealegre, quien en esta ocasión vendría a destruir la Universidad a través de un derecho de petición letal. Entonces, una nueva organización de fuerzas tuvo lugar y los enemigos del pasado se volvieron los nuevos mejores amigos. Ahora el Dr. Bernal Cuéllar quien en ocasión precedente fue el supuesto contrincante monstruo enviado por Grupo Aval para destruir la institución, se tornó la voz de la razón, el nuevo mejor amigo del Rector en campaña y de la señora tenebrosa; y la democracia ahora era una feria indeseable para lograr el trono del monarca.
Una pregunta importante para determinar el futuro del Externado: ¿Quién será el monstruo y el mesías de la señora tenebrosa en 2021? Este interrogante es importante porque mientras no cambie la estrategia y los recursos del Grupo Bolívar sigan marcando la agenda del Externado, esta señora tenebrosa permanecerá en la oscuridad custodiando su creciente legado.
Mucho le queda al Externado por aprender de los menores, como puede ser, la Universidad de los Andes, y de los mayores, como la Universidad del Rosario, cuyos procesos de selección del Rector, están siendo y fueron, respectivamente, una feria democrática impecable. Comités nominadores y de búsqueda (en Harvard).
Importante resulta ser, como el discurso democrático es utilizado a conveniencia de las circunstancias, incluso por todos esos prohombres que se precian de demócratas, pero la democracia solo les sirve para democratizar la mermelada y no para someterse a sí mismos al sistema democrático. La democracia no es un valor al que pueda acudirse solo cuando se sabe que está a nuestro favor, la democracia es una forma de vida, un modelo de conducta de grandes seres humanos, y aunque tenga sus falencias, no ha sido inventado nada mejor.
Construir democracia es construir instituciones fuertes que perduren y se alejen de los personalismos propios de los sistemas monárquicos.
Adenda: Grandes cosas se vienen en materia de transparencia para la Universidad.
La Facultad de Derecho, como caso particular, se ha dedicado a contratar a más abogados, no profesores, que desconocen en lo más mínimo cómo dictar una clase.
La Facultad de Derecho, como caso particular, se ha dedicado a contratar a más abogados, no profesores, que desconocen en lo más mínimo cómo dictar una clase.
Por: Javier Andrés Pérez.
Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
Desde su nacimiento, una universidad educa con su personal docente y administrativo. Pero bajo esta tesis, ¿qué viene siendo el Externado?
Los profesores son la cara visible de una Universidad si los asumimos como el primer factor a tener en cuenta a la hora de elegir dónde se invertirán al menos cinco años de nuestras vidas.
Ellos son los responsables, no solo de educar en la materia que instruyen, sino también de permearnos de ética profesional y, claro, de preparar indirectamente a aquellos que los reemplazarán en el futuro.
Mencionaba en otro artículo un apreciado amigo que no podíamos asumir un Externado sin que la relación estudiante-docente se basara en la igualdad y el respeto. Pero más allá de eso, habría que decir que nuestra Universidad –al menos mi Facultad de Derecho, aunque ello no obste para extenderlo–, con el debido agradecimiento que le debo, se ha dedicado a contratar en una proporción considerable abogados, no profesores, y poco ha sido, quizá nulo, el esfuerzo por prepararlos en la docencia universitaria.
Por ello, en los cursos que nuestra Universidad ofrece nos hemos enfrentado a profesores que, tal vez por error, reducen sus clases al adoctrinamiento dentro de sus convicciones, reaccionando de tajo renuentemente a los planteamientos del estudiante, sin detenerse a examinar si existe o no razón en la contradicción. Adicionalmente, estudiantes que al manifestar sus dudas, solo reciben de ellos pésima interpretación y contestaciones inatinentes; y en el peor de los casos humillaciones. En suma, una parte para nada despreciable de nuestro profesorado carece de empatía, adolece del síndrome de la insensibilidad y, si lo que se pretende es educar, ello es inadmisible.
Javier Andrés Pérez, Estudiante de la Universidad Externado de Colombia.
El personal administrativo, por su parte, comunica la institución con el público y, en este sentido, de alguna manera podría argüirse que sus virtudes y defectos, desde la respuesta de un oficio hasta la organización de un evento, representan las calidades propias de la Universidad. En este ámbito también se educa: nos muestra cómo piensa, cómo se debe actuar y el debido trato al agente ajeno.
En una ocasión, llegué a sostener la desfachatez administrativa de uno de los departamentos de la Facultad de Derecho por la cuestionable organización de un evento. Envié un derecho de petición para manifestar algunas quejas, una carta que compañeros y amigos juzgamos inofensiva, pacífica y que únicamente representaba las inquietudes de un estudiante que busca la grandeza de su Externado. Sin embargo, la respuesta fue no solo fue desproporcionada sino que además podría tildarse de grosera y descontextualizada: este abogado no era consciente de su posición. Estos funcionarios también educan y representan el sentir del Externado, luego responder de esta manera solo deja entrever indiferencia de esta casa de estudios con respecto de sus alumnos. Y, nuevamente, si lo que se pretende es educar, esto es inadmisible.
En un artículo pasado, uno de nuestros docentes anotaba que la deserción estudiantil se debía a la carencia de elementos académicos que cautivasen a los estudiantes y, desde luego, cuestiones como las verdaderas electivas son neurálgicas a la hora de determinar si una universidad universaliza el conocimiento. Empero, esta posición es a mi juicio ingenua y solo demuestra un análisis notablemente superficial del ambiente universitario. Aquello que sostenía más arriba son puntos mucho más decisivos pues exhiben abismal injerencia en la permanencia estudiantil.
Así las cosas, si lo que se busca es naturalmente educar y representar la universalización del conocimiento, es menester volatizar estos elementos: cerciorarse de que sus docentes estén capacitados para enseñar, que su personal administrativo sea respetuoso al menos de su comunidad y mejorar los programas encaminándose a una Universidad moderna.
Con esto pretendo resonar en aquellos que tienen la autoridad para cambiar las cosas ya que, como auténtico externa dista, quiero ver crecer mi casa de estudios y hacer lo que esté a mi alcance para lograrlo.
La Universidad celebra su posición en algunos escalafones sin mayor conocimiento y desconoce que actualmente mantiene una bajísima producción intelectual.
El Externado y las ilusiones de los Rankings Internacionales
La Universidad celebra su posición en algunos escalafones sin mayor conocimiento y desconoce que actualmente mantiene una bajísima producción intelectual.
Por: Amparo Salazar.
Graduada de la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Hace unos días la empresa inglesa QS publicó su famoso reporte anual que califica a las facultades de Derecho de diversos países. Para este año, se evaluó a 792 facultades e incluyó universidades latinoamericanas de Colombia, Chile, Brasil, México, Perú y Argentina (lo que corresponde a las economías más importantes de la región). Sin sorpresa encontramos que el Externado está en este listado.
La verdad es que en el 2017 el Externado se ubicó entre el rango 150-200, sin embargo en el 2018 descendió a los puestos 200-250 y ahora se está entre el 100 y 150, así que esa ubicación no obedece realmente a mejoras internas de la Universidad, que quede claro.
Entonces ¿Hay razones para celebrar?
Lo primero que se debe advertir es que el Externado es una Universidad con una producción intelectual bajísima y de muy poco impacto en la comunidad académica internacional. De las 300 universidades que aparecen en el listado, nuestra alma mater ocupa el lugar 296 de menor impacto (citas) y el puesto 289 en producción intelectual (H-index).
Surgen aquí varios interrogantes: ¿Acaso la editorial del Externado no publica cientos de títulos jurídicos al año?, ¿La institución no tiene por lo menos una decena de revistas jurídicas? ¿Acaso la Facultad de Derecho no cuenta en Colombia con el mayor número de docentes con doctorado?
Pero la realidad, gústenos o no, es que la producción de la Universidad es deficiente, y la razón es simple, no existe una política de investigación ni inversión suficiente en esta materia. Además, sus publicaciones ya no son el signo de prestigio que solían ser, mucho menos de referencia.
Esto nos lleva al segundo punto: el prestigio.
La Universidad gana puntos en el ranking y aparece en la posición 100-150, gracias a su reputación. No nos digamos mentiras. Como solía decir el Doctor Hinestrosa: “El Externado es una marca de fábrica que inspira respeto, prestigio, confianza”.
Esa reputación se ha construido por generaciones de externadistas que, formados en los principios liberales y humanistas que inspiraron su fundación, se han destacado en la cultura jurídica colombiana, especialmente en el servicio público (magistrados, fiscales, procuradores, congresistas, etc.), creando un sello y una identidad externadista.
Pero desafortunadamente la reputación de la Universidad se ha afectado en los últimos años y seguirá deteriorándose si no se toman medidas adecuadas que estén inspiradas en las bases fundacionales de la institución.
El primer periodo del actual Rector, por ejemplo, fue el del continuismo ascendente, solo se anhela que no estemos ante el continuismo descendente.
Ahora, si el Externado tiene ilusiones de contar con una de las mejores facultades de Derecho del mundo, es conveniente que invierta en investigación de calidad y que cuide su reputación con esmero y que todas sus reformas estén unidas a su esencia e identidad.
De lo contrario, seguiremos celebrando dormidos en nuestros laureles.
¿Cómo se dio la línea de cambio en la rectoría, después del dominio político de la institución por parte de la familia Hinestrosa, aún reinante en cuerpo ajeno?
¿Cómo se dio la línea de cambio en la rectoría, después del dominio político de la institución por parte de la familia Hinestrosa, aún reinante en cuerpo ajeno?
Por: Jhon Jairo Armesto.
Colaborador de EL RADICAL.
En mi columna anterior, y también en las colaboraciones de grandes caricaturistas como Matador y Rubens, se muestra el nivel de degradación moral y decadencia del liberalismo colombiano y la desaparición física o de la actividad política de los grandes referentes intelectuales del liberalismo y el conservatismo. El ego millenial, sumado a la prostitución y pugna de los dieciséis partidos existentes –incluyendo las FARC que ahora lo hace de frente como lo habían hecho antes–.
No es que las sociedades pierdan la memoria histórica, es que simplemente esta cambia y lo que no se encuentre en su acervo de herencia –es decir, la educación, tradición oral y de costumbres– no pasa a las pasadas generaciones.
Jhon Jairo Armesto, colaborador de EL RADICAL.
Períodos de la historia del Externado (Etapas monárquicas)
Al estilo de la serie Game of Thrones, la línea de Rectores y Rectores-patos vampiros es la siguiente:
1886-1895 Nicolás Pinzón Walorsten
1895-1933 Diego Mendoza Pérez
1933-1963 Roberto Hinestrosa Daza
1963-2012 Fernando Hinestrosa
2012-2020 (¿?) Juan Carlos Henao
Destrucción paulatina y premeditada de la memoria del fundador del Externado, Nicolás Pinzón Walorsten, y sus sucesores
Cuando Mao Tse Tung, asumió de forma violenta el gobierno comunista de China en 1949 esto trajo hambre, muerte y miseria. El propio partido lo expulsó a él y su camarilla. En 1966, con el experimento de la Revolución Cultural, en ese mismo año asume una carnicería diabólica donde no solo la mortandad fue lo grave, sino el casi logro de la desaparición de más de seis mil años de historia china, sobre todo la de su período imperial, tradiciones religiosas y diversidad étnica.
Algo parecido, han logrado casi totalmente los áulicos de la familia reinante Hinestrosa.
En el libro: “Historia, crítica y sociología”, se hablaba de cuando el ex coronel de las fuerzas insurgentes liberales de la Guerra de los Mil Días (1899-1903), Roberto Hinestrosa Daza asumió desde 1933 hasta su muerte en 1963 la rectoría del Externado, después de que Diego Mendoza la dejara vacía, en un discurso de anuncio a la rectoría debía recordar al poeta, político y fundador de la Universidad Nicolás Pinzón Walostern, fallecido en 1895, debía rendírsele un sentido homenaje y permanente recuerdo como primer Rector. Tal reconocimiento nunca se hizo y hoy en día, las esculturas de la familia Hinestrosa adornan el campus alto de La Candelaria, mientras el olvido, las polillas y la arrogancia millenial.
El Externado tiene la tradición positiva y negativa de los conflictos de Colombia. Un ex insurgente –ex combatiente o desmovilizado como se diría hoy en día– crea, construye, prefabrica una institución a su acomodo ideológico, experiencia y transforma su destino y sello. Por eso es vital conocer para recuperar la verdadera identidad de esta amada y Alma Mater.
El Externado está en deuda con su Facultad más representativa. Aún no se diseña la semestralización de la carrera, ni tampoco permite hacer doble programa a sus estudiantes.
El Externado está en deuda con su Facultad más representativa. Aún no se diseña la semestralización de la carrera, ni tampoco permite hacer doble programa a sus estudiantes
Por: Ramiro Bejarano.
Profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Mientras la Facultad de Derecho vive como la ciudad de Popayán de las viejas glorias, en otras universidad
des han emprendido reformas significativas que cautivan a los estudiantes, como la relacionada con la semestralización de la carrera y el ofrecimiento de doble programa.
El Externado está en mora de migrar a otros esquemas de enseñanza, que superen el inveterado modelo de la clase magistral, la evaluación esporádica y la necesidad de revocar como causal de revisión de un examen el que se hubiere preguntado sobre materia no vista en clase. Todos estos esfuerzos en su tiempo sirvieron para educar a los abogados que pisaron los otrora salones libertarios del Externado.
Ramiro Bejarano, profesor emérito de la Universidad Externado de Colombia.
Hoy soplan vientos diferentes, propósitos más ambiciosos, y sobre todo hay unos estudiantes ingeniosos que saben que el mundo del saber no se agota en una clase.
El Externado se ufana de que sigue siendo alto el porcentaje de personas que tocan nuestras puertas buscando hacerse abogados, y comparan con otras universidades. Sin duda, hay allí alguna perspectiva de que se va por buen camino; empero, el planteamiento no puede reducirse a esa fría estadística, pues es necesario tener en cuenta que si bien el Externado sigue teniendo importantes solicitudes de admisión, ello hay que mirarlo a través de dos sucesos: el primero, el costo de las matrículas no se incrementa hace algunos años, salvo para actualizar los valores con el IPC; y el segundo, en el primer año, según dato informado por el ex Rector de la Universidad de los Andes, Carlos Angulo, la deserción estudiantil es del 70%.
He allí una ecuación bastante alarmante. De un lado muchos estudiantes llegan buscando hacerse abogados al Externado, un buen número de ellos atraídos por los costos de matrículas en comparación con otras universidades de idéntico prestigio, pero por el otro lado, es grande la deserción de quienes se inician. La Universidad es consciente de esa situación y por eso ha llegado la hora de pensar en soluciones que combatan la masiva deserción y que garanticen preparación óptima a quienes persistan.
En los tiempos de nuestro ingreso al Externado tenía papel preponderante la enseñanza de la metodología, instrumento poderoso con el que los externadistas de la época ganamos preponderancia en los círculos académicos. Ese ensayo se abandonó por cuenta de una crisis que ya muchos han olvidado, pero que dejó honda huella, pues la metodología dejó de ser preocupación en la formación de los alumnos.
El resultado de esto es el no muy grato de que nuestros estudiantes de Derecho no son adiestrados en el arte de elaborar trabajos escritos, ensayos o similares, no solo porque la metodología perdió su norte, sino porque el volumen estudiantil no ha encontrado un mecanismo que permita controlar y evaluar los trabajos de cientos de alumnos.
La verdad hoy difícilmente un externadista en el recorrido de su vida en la Facultad, ha tenido oportunidad o necesidad de preparar monografías o ensayos, y esa falta de experiencia en un tema cardinal en la formación de cualquier profesional suele advertirse tardíamente, cuando el egresado enfrenta el reto de preparar una monografía o tesis de grado, sin contar con los elementos científicos para ello.
En una reciente reunión del Rector Henao con su Decana de Derecho, Doctora Adriana Zapata, y los directores de departamento, se ventiló el propósito de revisar los programas que están siendo seguidos por nuestros estudiantes. Es probable que ello contribuya a que los alumnos puedan recibir una mejor información, pero de allí a que la Facultad alcance los niveles de modernización que el mundo actual requiere, estamos muy lejos.
Hay que agotar esfuerzos en diseñar la semestralización de la carrera de Derecho, como también permitir a los estudiantes que accedan a un doble programa, de manera que cuando salgan a ejercer se encuentren en condiciones de competir en un mercado cada vez más competido